Mas allá de la muerte

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Hola mis hermosas creaturitas, se que eso de desaparecer dos años pues no esta bien pero jajaja entiendanme la uni me consume, en fin, hoy vengo a dejar mi aporte del mes muraaka espero les guste y sin mas son bienvenidas las criticas o comentarios :3

Kaori aun los sigue amando

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"Si tan solo pudiera volver el tiempo atrás y armarme de valor...te hubiera dicho lo importante que eras para mis dos mundos..."

Miedo, angustia, desesperación...y todos aquellos adjetivos que pudiera imaginarse en esos momentos, se quedaban cortos en comparación con lo que realmente sentía. Tenía días en los que no sabía si realmente se encontraba en la realidad, o en una ridícula pesadilla.

Su cabeza punzaba y daba vueltas haciendo necesario cerrar sus ojos, mientras su espalda se deslizaba en la mohosa pared hasta quedar sentado en lo que alguna vez había sido madera pulida de aquella antigua casa. Su respiración estaba agitada, sus ojos empezaban a aguarse mientras escuchaba en la lejanía de las oscuras calles los quejidos de aquellos seres que le había arrebatado la vida como la conocía. Los sonidos llegaban claros hasta sus oídos, los quejidos de aquellas cosas, inundaban sus tímpanos con claridad, haciendo que detrás de sus parpados las imágenes y los sonidos se repitieran una y otra vez como una cinta grabada a fuego dentro de su cabeza. Aun escuchaba los gritos de desesperación de aquellas personas sofocados entre el tumulto de las masas. Trato de acallarlos con sus propios gritos de frustración mientras con desespero tiraba de sus rojos mechones hasta reemplazar sus recuerdos con el dolor de su cuero cabelludo.

Últimamente era lo mismo cada noche, desde hace casi un mes, aunque de eso no estaba muy seguro, pues había perdido toda noción del tiempo después de quedarse solo...

Miro su arma a un lado suyo, y sonrió amargamente...tal vez si no fuera por su otro yo, ya se habría incrustado una de sus escasas balas justo en el centro de su frente. No estaba seguro como había sucedido el cambio en esa ocasión, pero cuando tuvo la oportunidad de ver su reflejo, descubrió de nuevo que su heterocromia había regresado.

Pero esta vez ni siquiera el emperador sabía que debía hacer. Estaba acostumbrado a hacerse a un lado cuando este aparecía, pues sabía que tenía el poder y el control para poder tener su cuerpo a salvo, pero esta vez no era así. Si bien debía aceptar que "el" prácticamente era la fina línea entre la cordura y la desesperación total, había sentido como muchas veces su otra personalidad rogaba porque todo eso se detuviera, perdía el control, sentía el miedo multiplicado por 10 inundar todo su cuerpo y lo único que atinaba a hacer era salir corriendo dejando a todos y todo atrás como un mecanismo de protección. Pero él no podía culparlo, porque de no haber despertado, el posiblemente hubiera muerto a los cuantos días de la desgracia. De algo estaba seguro...del emperador controlador, fuerte y seguro de sí mismo, no quedaba ni la sombra.

Cuantas veces había llorado junto a él, cuantas veces se había preguntado a si mismo que era lo que ocurría...cuantas veces se habían preguntado juntos por que seguir adelante...y después, después de que el sentimiento saliera de su sistema podía ver el reflejo de su anillo de oro blanco justo en su dedo anular...claro todo lo hacían por Atsushi.

Había pasado como mucho un mes y medio desde que una extraña epidemia se desatara en el estado haciendo que las personas literalmente perdieran el control y su raciocinio y empezaran a comerse a otras. El jamás creería que esas personas murieran y regresaran a la vida, porque simplemente eso era imposible, pero durante sus últimos días recorriendo las calles oscuras, viendo a lo lejos como unos cuantos desdichados sobrevivientes eran tragados vivos por grupos de "caminantes" como decidió llamarlos a falta de otro nombre para hacerlo, hacía dudar hasta de sus propios conocimientos básicos sobre la vida. No sabía con exactitud que lo había originado, pues la pandemia había iniciado de un momento a otro, pero de lo que si estaba seguro, era que se transmitía por la sangre, y lo hacía a una velocidad ridículamente rápida, para ser exactos 30 segundos.

Mas allá de la muerteWhere stories live. Discover now