Rayita, la huerfanita abusadita

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Había una vez un signo de puntuación común y corriente. Tenía dieciséis años y no tenía ni una cualidad evidente. Era poco agraciada físicamente, insegura, torpe, tímida, callada y la nerd de la clase a la que asistía, el primer grado de Bachillerato, junto a otros signos del teclado de la computadora.

Asimismo, si todo esto no pudiera ser peor, la pobre chica era huérfana de padres. De este modo, a los pocos meses de existir, luego de que sus progenitores fallecieran cruelmente al ser suprimidos en la última edición lingüística de la Real Academia Española, pasó a vivir con sus terribles tíos, el signo Igual y su esposa. Ellos la marginaban de sus hijos propios, los Igualitos, y la relegaban a los últimos lugares del teclado de la computadora, al lado izquierdo junto a la tecla Shift. Éste se convirtió en testigo del cruel maltrato que sufría la joven a mano de sus parientes y, posteriormente, se convirtió en su mejor amigo, brindándole una compañía fiel que menguaría en algo el cruel tormento que le tocaba vivir.

Rayita, como se llamaba nuestra heroína, aparte de la violencia familiar que le tocaba padecer, también sufría de acoso escolar. En el colegio, los demás signos de puntuación al enterarse de que era huérfana de padres, empezaron a llamarla ‹‹Rayita, la huerfanita›› desde la primaria. Y con este apodo se quedó hasta la actualidad.

No obstante, a pesar de toda esta sufrida existencia, Rayita no se amilanaba. Junto a la amistad de Shift, quien siempre la animaba a estar mejor, ella soñaba con algún día tener una vida distinta. Deseaba salir de su anonimato y ser admirada por los demás signos de puntuación y por sus crueles parientes. Ella ansiaba tener un lugar protagónico, acaparar las primeras planas de cuanto blog literario y revista especializada en lingüística hubiera sobre la faz de la Tierra. Y así, finalmente, cobrarse la revancha de toda la mala vida que había tenido.

Rayita envidiaba a tres de sus compañeros de estudios: el Punto, la Coma y el Acento. Ellos eran los signos de puntuación predilectos por miles de escritores aficionados, quienes llenaban diariamente las páginas de escrituras amateurs con sus historias. En éstas se podía apreciar claramente que dichos signos, de lejos, llevaban clara ventaja sobre el resto de sus compañeros, digamos más o menos en un 50,000%. Sin embargo, todo esto cambió de la noche a la mañana, a mediados del 2012. Y de forma exponencialmente.

¡Nuestra dulce signo de puntuación se dio cuenta de que estaba siendo utilizada de forma asidua en muchos escritos de las páginas de fanfics! Feliz, fue a correr a contarle esa noticia a Shift.

—No bromees, ¿en serio? —preguntó el tipo ante la emocionante noticia que su amiga le había confiado—. ¡Felicitaciones! —Le dio un gran abrazo.

—Gracias, Shift —dijo Rayita correspondiendo el gesto de su compañero.

—¡Te lo mereces! Es algo que siempre has estado buscando. Aunque... —Shift se quedó pensativo—. ¿En qué tipo de historias estás siendo usada?

Cuando Rayita y Shift vieron el tipo de historias en que Rayita era la protagonista, ¡los ojos de ambos se quedaron cuadrados!

La mayoría de los argumentos de esas historias tenían a la cándida signo de puntuación como víctima de abusos sexuales, secuestro, pedofilia e incesto. Rayita pasó de ser una huerfanita a la que nadie conocía, a ser una niña abusadita que era objeto de las perversiones de famosos ídolos musicales y protagonistas de novelas eróticas.

—¡No, no, no! —exclamó Rayita asustada, halándose de los pelos—. ¿Cómo se les ocurre hacerme eso? —indicó exasperada.

—Veo que eres famosa —señaló Shift mientras suspiraba resignadamente al ver 1'439,938 historias de ‹‹Fulanito y Rayita››.

Su amiga había pasado de ser una desconocida total a ser un trending topic en una de las webs de publicaciones del fandom juvenil. ¡Y todo en menos de una semana!

—¿‹‹Rayita, violada por mi perro Justin Bieber››? Pero... ¡¿QUÉ ES ESTO?! —vociferó Rayita mientras profusas lágrimas salían de sus ojos por la frustración.

—¿Eres protagonista de historias de zoofilia? —manifestó Shift con el ceño fruncido.

Él tenías unas enormes ganas de reír a panza suelta. Sin embargo, tuvo que contenerse. El llanto de Rayita no era motivo de broma alguna, aunque la extraña situación en la que se encontraba haría carcajear a cualquiera.

‹‹De "Rayita, la huerfanita" has pasado a ser "Rayita, la abusadita"››, pensó Shift mientras le daba el enésimo pañuelo kleenex a su amiga para que se limpiara las lágrimas.

—¿Será esto lo que llaman el precio de la fama?

—Será —dijo no muy convencido Shift.

—¿Y qué debo hacer para dejar de ser la protagonista de tan pervertidas historias? —preguntó Rayita observando fijamente y con mirada esperanzadora a su amigo.

Shift siempre la había llenado de consuelos y palabras de calma en sus momentos de más aciaga tristeza en el pasado. Y como en aquéllos, Rayita buscó en su amigo alguna luz de esperanza en el cruel y oscuro túnel en el que se había sumergido, al ser la protagonista abusada de miles de fanfics.

Su amigo estuvo pensativo por breves minutos. Shift meditó profundamente mientras se rascaba la cabeza en búsqueda de la respuesta al problema de su amiga. Finalmente, recordó lo que su padre BloqMayús le había dicho tiempo atrás.

‹‹Todo en la vida tiene un tiempo cíclico. Lo que hoy está de moda, mañana será reemplazado por otra cosa››.

Shift parafraseó las sabias palabras de su progenitor. Rayita, al principio, no entendió muy bien lo que éstas significaban. De este modo, su fiel amigo tuvo que explicárselo pacientemente.

—Que es todo una moda —dijo el chico mientras acariciaba la cabeza de la dulce signo de puntuación—. Hoy la gente quiere verte follando con el vampiro Harry Styles, tu hermano, y teniendo tríos sexuales con tu padre Christian Grey en la habitación roja.

—Ay, ni me lo recuerdes —mencionó Rayita con una cara de espanto.

—Eso es hoy. Mañana será otra cosa que esté de moda, ¿me entiendes?

—¿La moda?

—Sí, la moda. La moda va por etapas. Hoy la moda eres tú, tus violaciones, tus secuestros y tus perversiones sexuales con famosos. Mañana será a otra a la que le toque, ¿comprendes?

Rayita se quedó pensativa. Cuando, finalmente, entendió lo que su amigo decía, una ligera sonrisa iluminó su rostro.

—Así que... ¿qué me aconsejas hacer hasta que esta moda pase?

—-Sólo esperar —manifestó Shift dándole un abrazo a Rayita—. Sólo esperar, mi querida amiga.

—¿Esperar? Pero, ¿tú sabes lo que es verme a mí siendo objeto de todas esas calenturientas mentes?

El signo de puntuación suspiró. Sabía que la situación de Rayita era de lo más insoportable en la actualidad. Por más que le dijese palabras de consuelo en ese instante, no había método alguno que le quitase a su amiga la incómoda sensación de verse secuestrada, vejada y torturada en miles de fanfics.

—Vamos, te voy a invitar un par de cervezas en el Bar ‹‹Las Teclas de mi Ordenador›› —manifestó el joven.

Tiempo después, tal y como lo había dicho Shift, la moda de usar a la dulce signo de puntuación como protagonista de fanfics con famosos en historias de violaciones, secuestros, pedofilia, incesto y zoofilia había sido reemplazada por otra. Nuestra simpática protagonista había dejado de ser, por fin, ‹‹Rayita la huerfanita abusadita››.

Rayita, la Huerfanita AbusaditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora