Parte Única:

12 1 0
                                    


Antiguamente, era de esos pokémon que no sacrificaban nada por los demás... Creía que solo esos pokémon eran estúpidos por hacer tal acto, ¿llamada amor? Jamás lo entendí... Ven, te invito a conocer mi historia.

Hace mucho tiempo, cuando yo era un pequeño Noibat, habitaba con mi familia felizmente en las cuevas, protegido del mundo exterior. En mi familia me sentía feliz, cálido, y tranquilo. Un día, de curiosidad me asome fuera de la cueva. El sol estaba en todo lo alto, mientras que mi familia descansaba. Mi familia siempre nos advertía a mí y a mis hermanos que no saliéramos de la cueva hasta que no fuese lo suficientemente fuertes como para defendernos. Yo, era un simple pokémon curioso. Salí, y al ver el hermoso paisaje pokémon, salí volando felizmente. Todo era colorido, no como mi cueva que era obscura. Allí, había muchos pokémon que volaban y estaban por allí felizmente. Me aleje de lo que sería mi seguridad, y fui a explorar tan maravilloso mundo. Al estar viendo nuevas cosas para mí, conocí a muchos pokémon. Reía y disfrutaba sin parar junto a ellos. Mientras lo pasaba muy bien, una pequeña luz rojiza, a lo lejos, capturo mi atención. Fui donde ella. Era extraño. Me quede embobado viéndolo. Al estar en ese estado no me percate que tres seres, con ropa obscura y una letra R roja en su pecho, me atraparían. Quería escapar de allí. Ahora entendía porque no debía salir de esta cueva. Mientras gritaba con todas mis fuerzas esperando ayuda, escuche a estos seres diciendo: este es un pokémon raro de ver, será un buen botín.

Pedía ayuda a todo aquel que pudiese escucharme... pero nadie, nadie, ni siquiera los pokémons que había conocido antes, vinieron en mi ayuda. Nadie.

Me echaron en una jaula, bastante resistente pues no podía destrozarla. Me arrojaron dentro de una camioneta y me llevaron lejos de mi hogar.

Pensaba dentro de mí fuertemente que alguien me ayudaría. Pasaban días así, meses... hasta que perdí la esperanza. En aquel lugar donde me tenían en cautiverio, aquellos seres, llamados humanos, hacían experimentos conmigo. Me hacían batallar hasta más no poder. Me inyectaban cosas extrañas, y no me alimentaban. Con mucha suerte tenia agua para poder beber.

Odiaba a esas personas. Me trataban peor que un objeto, y a su líder... aquel líder con mirada fría que odiaba más que a nadie. Que querían de mí. No tenía nada, absolutamente nada.

En aquella jaula obscura que siempre estaba, comencé a perder toda esperanza de que alguien me ayudara. Cuando trataba de pedir ayuda a otros pokémon en mí mismo estado, se les notaba aquella resignación... aquellos solo esperaban la muerte como alivio de todo ese calvario. No quería todo eso para mí. Quería irme de allí y cobrar venganza por todo lo que me habían hecho.

Mientras pensaba en cómo salir de allí, una nueva humana llego hasta mi jaula. Todos se habían ganado mi desconfianza, pero ella era nueva. Ella se acercó hacia a mí, con aquella mirada llena de calidez en sus ojos. Allí pensé que la esperanza perdida en todo esos años, volvería. Me acerque a ella, pensando que me sacaría de ese calvario... pero no, fui un estúpido.

Me hizo creer que me sacaría, pero solo me llevo a otra habitación, donde me pondrían a batallar hasta el cansancio. Al darme cuenta trate de zafarme, pero era inútil. En mi descuido, me inyectó algo que debilitó mi cuerpo, solo mi mente estaría despierta, para admirar todo. Me dejo en medio del campo de batalla. Yo sin poder moverme deseaba con toda mi mente salir de allí. Salieron varios Pokémon de diferentes compuertas y todos iban a donde mí. ¿Qué querían con esto?

A todos los que se iban acercando los miraba con odio, pero cuando ya estaban cerca de mí, se escuchó una gran explosión desde la parte más alta, echando humo, distrayendo a todos los del lugar. Aproveche ese momento para intentar escapar.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 06, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

ConfianzaWhere stories live. Discover now