¡Vamos!

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El sonido de unos tacones retumbaba por ese largo pasillo, una joven de piernas perfectas caminaba en dirección a una puerta de madera de roble, sus pasos eran apresurados. Como si se tratará de llegar tarde a una cita, tenía que llegar tan pronto como le era posible a esa puerta.
Una vez que estuvo frente a la puerta, se acomodó la falda al igual que el cuello del abrigo, con sus manos hizo un movimiento en circulares proporcionándose así misma aire, el camino rápido le produjo una oleada de calor. Trató de calmar el ritmo de su corazón inhalando y exhalando aire, sopló al viento. Estaba decidida, tocó levemente la puerta pero no obtuvo respuesta, la joven frunció el ceño y volvió a tocar, nada aún. Pensaba así misma que quizás no había nadie o probablemente se había ido. ¿Quién era y a quién buscaba? Volvió a tocar una tercera vez pero ahora un poco tosca y del otro lado de la puerta de escuchó uno gruñido. Ella sonrió satisfecha, sin duda alguna llegó temprano.

– Pasa .- habló una voz fuerte y seria. La joven de nuevo tomó aire y giró de la perilla entrando a una hermosa oficina con una asombrosa vista al frente. Quedó boquiabierta ante tal majestuosidad. Pero a los segundos volvió en si, miró hacia enfrente y no había nadie o eso parecía hasta que alguien quien estaba detrás del escritorio giró la silla en dirección de ella. Malditamente guapo. Lo seguía estando, su cabello perfectamente peinado y su porte seguía siendo el mismo, perfecto y al margen, la joven se mordió el labio ante él. Si, era Draco Malfoy.

– ¿Qué quieres Granger?.- la sacó de su mundo haciendo que la mujer se sonrojara a mil, no podía ser que ese tipejo la controlará así de la nada, ella era Hermione Granger y ella lo controlaba no él a ella.
– Vengo hablar contigo de un asunto muy importante.- Hermione ladeo su cabeza y Draco Malfoy entendió lo que le trató de decir, inmediatamente se paró y le arrastró la silla, Hermione Granger se acomodó en la silla y Draco se recargó en el escritorio frente a ella con los brazos cruzados, esperando algún comentario de la castaña quien lucía impecablemente hermosa, sus cabellos lacios y perfectos, su rostro como el de un ángel y sus bellas mejillas rosadas desde...

– Pensé que ya habíamos dado por terminado ese tema Granger.-
– Lo sé, también lo di por terminado pero no puedo, al menos es imposible darlo por terminado.-
– ¿A qué te refieres?.- los ojos mercurios del rubio fijó severamente sus ojos ante la castaña. Hermione le entrelazo sus dedos para pasar desaparecido sus nervios. Lo que iba a decir estaba fuera de contexto. Una vez más inhalo y exhalo y soltó la sopa.
– Estoy embarazada.- la mujer se ruborizó un poco, sentía el coraje consigo misma por no protegerse y es que estando en pleno siglo XXI a la gran bruja Hermione Granger nunca le pasó por la cabeza cuidarse cuando tenía sus encuentro con Draco porque sí, Hermione y Draco tenían encuentros pasionales y todo había comenzado cuando el matrimonio de Hermione con Ronald Weasley se estaba viniendo al caño, ya no había la misma pasión de antes, estaban juntos por costumbre, apenas y se soportaban cuando el otro hablaba o tenían el mínimo roce entre ellos, Ronald estaba fastidiado de que su mujer porque Hermione Granger ante la sociedad y Merlín era su esposa, pero ese matrimonio ya estaba tóxico así que cada uno buscó por sus lados a ver si la vida les daba un poquito de suerte y vaya que acertó con Hermione, en cambio con Ron, estaba más dedicado a generar dinero y empleo, su vida no estaba para complicársela de nuevo con un nuevo matrimonio, nadie la aseguraba que sería mejor que el anterior.

En cuanto a Draco, Draco tenía una bonita vida, después de la Guerra Mágica duro un poco más del año y medio para limpiar su nombre y el de su madre, su padre fue un caso perdido que desgraciadamente obtuvo su muerte en Azkaban, una verdadera tristeza para los Malfoy pero no del todo pues al año de la muerte de su padre contrajo nupcias con una mujer bellísima y de alta sociedad, una verdadera muñeca de porcelana. Perfecta en todos los aspectos y justo lo que quería su padre, una chica sangre pura para Draco. Su nombre, Astoria Greengrass. Draco no podía estar más agradecido de la vida, Astoria era una joya bellísima y él daba todo por ella, desafortunadamente a la vida no le estaba gustando como le iba a Draco con Astoria. Cuando Astoria supo de su embarazo con Malfoy, todos los medios enloquecieron incluso los del mundo Muggle pues cabe mencionar que Draco manejaba acciones tanto en el mundo Mágico como en el Muggle y era reconocido en ambos. Pues siguiendo con la noticia del primer Malfoy, iba todo excelente hasta que Astoria le sucedió lo inesperado, un aborto. Astoria tuvo un aborto de emergencia pues el feto estaba creciendo fuera de la matriz y por ende era una situación de vida o muerte para Astoria por lo que al final Draco optó por salvarle la vida a su mujer y seguir intentando tener de nuevo un hijo y cómo se lo propuso lo hizo, a los 5 meses se volvió a anunciar que el matrimonio Malfoy esperaba a su hijo, Draco estaba tan feliz y a la vez sobre protector que en ningún momento se separó de Astoria incluso pidió llevar su trabajo a la mansión que ambos tenían, durante él embarazo de Astoria se vinieron las complicaciones fuertes como, debilidad, anemias, faltas de apetito, pérdida de peso y un sinfín de malestares malignos tanto para ella como para el bebé y por más que suplicaban a Astoria que se alimentará no sólo por ella por el hijo que estaba entre sus entrañas, le parecía importarle muy poco reacción que hizo enfurecer a Draco sin reclamarle ni nada, simplemente le sonreía y ella lo detestaba. Hacía muchos corajes y en uno de ellos un sangrado feroz se le vino, la mujer pedía auxilios y en cuanto llegaron los elfos la atendieron, comunicándose con una señora Partera que había recibido a la familia Malfoy, pero cuando Astoria dio a luz, su pequeño hijo venía muerto, y murió porque el pequeño se había enredado parte del cordón de su madre alrededor del techo y este al no poder zacarfe, falleció y no solo él, sino que también el amor que Draco le tenía a Astoria.

El secreto de Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora