Capítulo único.

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Yo, Wade Wooster, soy un investigador de asesinatos, un médico forense, más exacto. Tengo 57 años y ya hace 30 que me uní a esta carrera, después de investigar el caso de la Sra. Robles, mi jefe dijo que me otorgaría mi jubilación, bueno, es más por un apego a esta profesión, yo avisé a mis compañeros y jefe que este sería mi último caso.

Voy, junto a mi equipo, camino hacia la casa de la Sra. Robles, mientras hablo con Julia, mi compañera y amiga de la escuela, mi celular sonó, no dudé en contestar.

- ¿Hola? – Pregunté desde mi línea.

- En la casa – Hizo una pausa – Escondida en la casa – Agregó luego de un rato.

- Disculpe, ¿Quién es? – Cuestioné, parece una broma de mal gusto – Este número se ocupa para cosas importantes, no para niños con ganas de jugar – Corté.

- ¿Quién era? – Preguntó mi acompañante, Julia, mientras me miraba con sus grandes orbes verdes.

- Seguro un niño buscando hacer una broma – Respondí, mientras me recostaba más en los asientos del auto. No me habló más, pero hizo lo mismo que yo, ahora ambos estábamos recostados en los ásperos asientos del auto de investigaciones, separados del chofer y de los demás compañeros, yo jamás he tenido una relación amorosa y Julia tampoco, ambos dedicamos nuestro máximo esfuerzo a nuestra carrera, dejando detrás a nuestra familia, amigos y no nos enfocamos en buscar a alguien al que llamar novio o novia, como ambos nos jubilaremos podríamos aprovechar ambos de nuestra soltería.

- Julia – Llamé a mi acompañante, esta giró sus bellos ojos verdes hacia mí, seguido de su cuello y rostro. Aprecié el cómo su cabello rubio y con algunas canas, se movía en son con su rostro, ¿Cómo no aproveché a este bombón en nuestra juventud? Pero cuando una palabra iba a salir de entre sus labios, el auto se detuvo. Nuestro chofer bajó de su lugar y abrió la puerta cercana a Julia. Ella y yo bajamos, no sé por qué no me cuestionó sobre nuestra conversación en el auto, ¿Le seré una molestia? ¡MALDICIÓN! Por estas cosas no es bueno enfocarse en otra cosa que no sea el trabajo.

- Esta es la casa – Anunció nuestro joven chofer, debería estar cerca de los veinte y veinticinco – Tenga cuidado – Se acercó a mí y comenzó a susurrar – Esta casa está embrujada – Bufó. Debe tener siete...

- No creo en fantasmas, llevo varios años en esta profesión, así que no te preocupes por mi cuidado – Respondí molesto y me adentré en la casa, después de mostrar mi identificación.

Observé el cadáver de la Sra. Robles, olía pésimo, tenía sus ojos abiertos y el cabello estaba erizado, ¿Habrá sido de verdad un asesinato? No había rastros de heridas, balas ni cuchillos, pero saqué un poco de la saliva que caía de su boca, para confirmar si falleció por alguna enfermedad, consumir alguna medicina, o alguna otra causa, ahora investigaré su entorno. Las pruebas ya habían sido descubiertas, solo faltaba unirlas.

Observé en los alrededores una cocina, ingresé a esta y un olor diferente inundó mi nariz, olor a repostería, pasteles y dulces para niños y adultos en una escena de crimen, seguramente no hechos por la Sra. Robles, pues, el cuerpo lleva horas en el suelo, muerto. Vi en la mesa un gran pastel, le metí el dedo entre la crema y la corteza de este y lo ingresé en mi boca.

- Aceptable – Solté después de saborearlo un rato, seguí mi búsqueda después de mi "momento relax".

Ya he pasado horas en la casa y ahora me encuentro en el cuarto de la Sra. Robles, no está muy ordenado. Debió de cometerse un robo, saqué varias fotos y, con guantes puestos, revisé entre los muebles. Escuché a alguien subir por la escalera.

- ¿Quién es? – Pregunté mientras la figura se formaba con la luz de la lámpara que estaba al exterior de la habitación en la que me encontraba.

- Ramba, Ramba – Era lo único que soltaba este ser, temí y corrí mi cuerpo hacia atrás. Ocultándome entre los muebles, esperé el no ser encontrado – Ramba, Ramba – Seguía.

Esta entró en la habitación y prendió la luz, era una sombra oscura, que parecía gotear líquidos del mismo color, tenía una boca blanca en forma de "O" y ojos de la misma estructura. Sudor salía de mi ser, mientras admiraba desde mi lugar a aquella figura ¡TRANSFORMARSE EN JULIA!

- ¿Julia? – Llamé tembloroso, ella volteó su rostro hacia mí y me saludó - ¿No deberías estar con el chofer?

No hubo respuesta, un escalofrío llegó a mi cuerpo. De repente su boca agarró mi cabeza y formó en mi mente recuerdos de mi infancia, nuestra infancia.

Estábamos ella y yo sentados en nuestro salón de básica, cuando lloré y salí de la sala, ella fue tras de mí y mi mano sostuvo con la suya. Yo había llegado recién a ese colegio y lloraba todos los días desde que me mudé de mi ciudad y abandoné a todos mis amigos, pero ese día, viernes 25 de agosto, ella se acercó y cuidó psicológicamente de mí. Después ninguno de los dos se separó más del otro, pero este recuerdo iba desapareciendo, pude controlarme a mí mismo, pude correr, pero todo se seguía desarrollando de la misma forma.

- ¡Julia! – La llamaba mientras por aquel objeto parecido a un agujero negro la consumía junto a todo el ambiente, solo pude correr y correr, mientras todo recuerdo de ella era consumido. Ya no recordaba por qué corría, así que me detuve, observé mis alrededores y habían imágenes de mi madre y mi padre junto a mis dos hermanos, las únicas personas que sí me amaron.

Encontré una puerta con palabras que decían "Salida" sobre esta, salí de mis recuerdos y desperté en una habitación. Escuché una voz femenina llamarme.

- Oh, Wade, ¿Por qué aún duermes? Te serví tu postre favorito – Era una señora de edad avanzada, inconscientemente acepté y, junto a ella, bajé por las escaleras y ambos disfrutamos de nuestro festín.

WW's.Where stories live. Discover now