Capitulo 8

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-En serio no puedo creer que hayas estado a punto de... - le tapé la boca a la gritona de mi amiga.

-Por Dios, Mía, estamos rodeadas de gente, ¿cómo se te ocurre decir eso? - ya habíamos terminado las clases y nos encontrábamos caminando hacia la salida - no debí contarte nada.

-Ay, ya, en serio no es para tanto - dijo empujándome molesta - ahí está tu hermano, yo me iré a quedar en casa de Esteban, bye - me dio un beso en la mejilla y corrió hacia donde estaba Esteban.

Caminé hacia el auto de Miguel, pero antes de abrir la puerta, alguien me tomó de la mano.

-Hola, Roberta, ¿verdad? - un chico de tez morena y ojos miel, no creo haberlo visto antes.

-Eh... sí, soy Roberta, ¿tú?

-Soy Joaquín, mira, soy del salón de al lado - hizo una pausa y miró al cielo, luego me miró de nuevo a mí - llevo preguntándome mucho tiempo si quieres salir algún día por unas malteadas.

Wow, es el primer chico del instituto que me invita a salir. En este caso, seguiré los consejos de Mía, ¿por qué no? Solo iremos por unas malteadas.

-Claro, ¿por qué no? - le sonreí y él me devolvió la sonrisa.

-Perfecto, ¿qué te parece el domingo?

-Por mí está bien - me giré para abrir la puerta del auto - bueno, nos vemos.

-Vale, adiós.

Subo al auto y veo a Miguel frunciendo el ceño, está celoso, luego mira mi vestimenta.

-¿Por qué llevas ropa de hombre, Rob? - su rostro mostraba un poco de enojo - ¿con quién estuviste anoche?

-Por Dios, Miguel - coloqué el pequeño bolso del profesor atrás - hoy me tocaba piscina, me caí al agua y toda mi ropa se mojó - una pequeña mentira piadosa no hace mal - entonces el profesor tuvo que prestarme su ropa.

Achica los ojos - espero que le devuelvas esa ropa a tu profesor el lunes.

-Por supuesto que sí - rodé los ojos - ¿qué hay de almuerzo en casa?

-Mamá hizo pasta con albóndigas - qué rico, tengo demasiada hambre - colocó un mechón de mi pelo detrás de mi oreja - Rob, mírame - lo hago, pero al ver dónde está su mirada volteo - no me puedes decir que eso te lo hiciste al caer al agua.

Miro mis manos.

- Anoche en la fiesta salí un rato a tomar aire - hago una pausa - sentí que me tomaron del brazo y cuando volteé... era Javier - su nombre salió de mis labios en forma de sollozos.

-Y... - no sigo.- Roberta, dime que pasó. - habló alto.

-Intentó llevarme a la fuerza. Le dije que no quería ir con él y cuando me soltó, sentí su puño en mi rostro y caí al suelo.-seco las lágrimas que habían escapado.

-¡Maldito hijo de puta!-le pegó al volante con sus manos.-Lo veo y lo mato, Roberta, lo mato. -dijo señalandome.

-Por favor, no se lo digas a mamá ni a papá. Por favor, Miguel, te lo imploro.

-Tranquila, lo harás tú.

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𝐌𝐢 𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐨𝐫 | Completa | EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora