El principio.

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Esto no puede ser verdad. 

Años y años soñando con ese momento, ahorrando día tras día y ¿ahora?; ahora no queda nada de ese sueño; 

se ha esfumado.

Vale, vale... empezaré por el principio, y ese es presentarme.

Me llamo Valeria, tengo 25 años y soy de Málaga. Hasta ahí todo normal; ¿no?, bien, pues agarraos que vienen curvas.

Hace un año terminé mi carrera de Psicología, la cual tuve que pagármela gracias a lo que ganaba trabajando en una cafetería de mi barrio. Bueno... ganaba y gano, porque por mucho que me haya sacado la carrera, no consigo trabajo como psicóloga. 

Ironías de la vida; mátate a estudiar para esto, en fin, prosigo con la historia de mi triste vida.

Llevaba años ahorrando para poder ir al concierto de Pablo Alborán, sí, yo también soy alboranista, como vosotras, tanto tiempo para nada; y es que hace una semana me vi obligada a sacar ese dinero de mi maravillosa hucha para poder ayudar en casa.

¡¿Veinticinco años y aún con tus padres?!

Sí; bueno, más o menos. Veinticinco años y aún con mi madre y mi hermano, que tiene 16 años. Mi padre nos abandonó el mismo día que se enteró de que iba a haber un nuevo miembro en la familia. Desde ese momento, hemos salido adelante como hemos podido, con mi madre como administradora en una empresa de la cual, la echaron hace poco y yo como camarera, puesto que, gracias a Dios y tocando madera, espero poder mantener hasta que encuentre trabajo en lo que me licencié.

Aún no hemos querido que Martín, mi hermano, comenzase a trabajar; queremos que siga centrado en los estudios, más adelante ya se verá.

Total, para resumir todo este rollo que os acabo de soltar, que me he quedado sin entrada para ver a mi admirado ídolo. Una vez más.

Mi madre se negaba rotundamente a que sacara mis ahorros, pero este mes no nos ha quedado de otra que hacerlo.

Ahora me encuentro en la cafetería, trabajando. Son las 10 de la mañana, por lo que os podéis imaginar cómo de lleno está esto. Menos mal que cuento con la ayuda de María, mi compañera.

Ella tiene 40 y tantos años, (jamás nos ha querido decir la edad exacta que tiene y mucho menos nos hemos atrevido a preguntarle, ya que imaginábamos la respuesta: "es de mala educación preguntar esas cosas"), pese a eso, es una mujer muy maja, y en más de una ocasión le he contado alguno de mis problemas, aunque eso de dar consejos no es lo suyo.

-Valeria, ve a atender aquella mesa, por favor.- Asiento y me dirijo en la dirección que indica la mano de mi compañera. Es una mesa llena de adolescentes. Obviamente, son alumnos del Instituto que hay al lado, y cómo no, están haciendo pellas.

Que empiece la acción pues. ¿Que por qué digo eso?, ahora lo veréis.

-Hola, ¿qué os pongo?.- Intento parecer lo más maja posible, aunque creo que me cuesta bastante.

-Sí, nos pones mucho, guapa.- Y, efectivamente, aquí están los payasos del día. Lo tengo comprobado, siempre que vienen varios muchachos en grupo, suelen tirarle los tejos a todo ser con faldas que se mueva por los alrededores del instituto, incluida a María, la cual en más de una ocasión los ha mandado "amablemente" a la mierda. Algún día le diré que me enseñe cómo lo hace, debe resultar interesante.

Tras un par de bromitas más por parte de esos seres andantes que, al parecer, tienen más hormonas que neuronas, me dirijo a la cocina, dejando allí el pedido de las tostadas y preparando los cafés.

La radio suena por toda la cafetería; está puesta a un volumen que no es ni molesto ni demasiado bajo, como suelo decir yo, está al volumen ideal.

"Oyentes, ¿Cómo va la mañana?"

-Genial.- Pienso para mis adentros.

"¿Aún no tenéis entradas para ver a Pablo Alborán en concierto?

-Las tendría si no hubiera abierto mi maldita hucha.- Digo, poniendo el siguiente vaso bajo la cafetera.

"¿No? ¡Pues estáis de suerte! porque sorteamos una entrada entre todas las personas que le escriban un texto bonito a Pablo; un texto donde se refleje esas ganas de verlo y lo que os transmite su música, porque sus preciosas canciones merecen eso, ¿No creéis?"

-Sí.- Mi mente parece que está conversando con el locutor de radio. Un día de estos me vuelvo loca. 

"Y, como no puede ser de otra manera, el mismo Pablo Alborán será el encargado de seleccionar al ganador. ¡Vamos a lo importante!, ¿Cómo participamos?, es muy fácil. Escribís ese texto que os puede dar la entrada a vuestros sueños y, una vez lo tengáis, lo compartís por Twitter, usando el hastag #DeConciertoConPAlborán. Como esa red social únicamente permite escribir mensajes de 140 caracteres, podréis participar también insertando fotos. ¡Ah, y que no se os olvide mencionar a Pablo! Tenéis hasta el día 24 de agosto para participar, el día siguiente Pablo, dándole 'Me gusta' al texto que él guste decidirá quién es el ganador. ¿A qué esperáis para participar?"

Escucho atónita todas y cada una de las palabras que el señor de la radio, el cual no sé quién es, pero eso ahora no viene a cuento, menciona.

Termino de preparar los cafés de los chicos hormonados y me acerco a la mesa, recibiendo nuevamente por su parte, más que piropos, groserías; pero en este momento no me importa mucho, parece que mi suerte puede cambiar 

y, por suerte o por desgracia, sólo lo puede hacer para bien.

 Más hundida no se puede estar.- Pienso, mirando la pantalla de mi teléfono móvil. Hoy es día 22. La verdad es que han dejado muy poco tiempo para el sorteo. 

Mañana enviaré mi participación.

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¡Hola a todos/as!

Inicio aquí una nueva aventura, esta vez con Pablo Alborán como protagonista.

¿Quién no ha imaginado alguna vez una historia con su ídolo?

Este Fanfic lo escribo con muchas ganas, a la misma vez que con alegría por poder compartirlo con todos vosotros. 

Espero que me vayáis comentando qué os parece y, ¿por qué no?, me recomendéis algunas de vuestras historias, ¡me muero de ganas por leerlas!

Que disfrutéis mucho con esta novela; 

un beso,

lis.

Me gusta(s) [Pablo Alborán]Where stories live. Discover now