Solía vivir feliz con mi mujer Ilyana, era de Rusia y yo de España aunque éramos de distintos países nos entendíamos muy bien ya que ella también hablaba español. También junto con mis dos hijos pequeños Vladimir y Alberto , eran dos chicos muy juguetones que siempre buscaban meterse en algún lio.todo era feliz y calmado,nada se ponía en nuestro camino.Ni mala suerte,nada de desgracias.Pensé que nada podía ir mal hasta que nos mudamos.Fuimos a vivir en Los Ángeles (E.E.U.U).Era una casita que se encontraba junto a un muelle con preciosas vistas a la ciudad. Teníamos unos vecinos muy amigables que siempre que nos metíamos en algún problema ellos estaban ahí para ayudarnos. Un día decidí explorar la casa a fondo mientras que Ilyana estaba cocinando y Vladimir y Alberto estaban jugando en el segundo piso. Baje hasta el sótano y encontré una pequeña llave que estaba debajo de un trapo que se utilizaba para limpiar la gasolina que se salía de la moto. Ya que el anterior propietario era mecánico y poseía un chopper. Observe la llave y intente buscar una puerta para usar la llave ya que era mas curioso que mis dos hijos. Finalmente de estar buscando la puerta, la encontré. Era una puerta pequeñita que había que agacharse para poder entrar. Al entrar me di cuenta que era un bunquer. Un bunquer?-Pensé-Alomejor sirve para los tsunamis o tornados que se provocaban en aquella zona. Estaba de acuerdo con migo mismo y empecé a inspeccionar el bunquer. Encontré muchas cosas: Comida, camas, agua, una radio en perfectas condiciones, un rifle de francotirador, una escopeta y una pistola. Decidí contárselo a mi esposa y a mis hijos.
-¿Un bunquer?- se pregunto Ilyana.
-Papa quiero verlo-me dijo Vladi.
-Si y yo-respondió ansioso Alberto.
Cuando bajamos los tres al bunquer, se quedaron asomados y Alberto se acerco a la escopeta y la cogió.
-Pium, Pium jajajaja.
-¡Oye deja eso!-dijo Ilyana con un tono serio.
-¿Porqueeee...? si no tiene balas-dijo con voz juguetona.
Ilyana cogió la escopeta de sus manos y la dejo en una de las camas.
-Porfa mama-dijo Alberto
-No-respondió Ilyana-Es muy peligroso.
-Venga chicos vámonos a cenar que ya es hora.-dije.
Después de cenar acompañe a Vladi y a Alberto a sus camas. Nunca se quedaban dormidos a la primera asique estaban un ratito hablando hasta que se durmieron.
Entre en nuestra habitación y ahí me esperaba Ilyana con un vestido negro sexy.
-Oye amor, ¿Cuánto tiempo hace que no nos divertimos eh?
Asintiendo con una voz juguetona me abalance sobre ella y empezamos a besarnos y todo ese rollo. Lo pasábamos bien ese momento.
Hasta que el día siguiente me desperté algo tarde y dije.
-¡Dios mío llego tarde al trabajo!-exclame con terror.
Baje rápidamente las escaleras del segundo piso y vi a Ilyana haciendo el desayuno y le pregunte.
-¿Oye cariño los chicos aun están durmiendo?
-Pues claro es que hoy es sábado.
Entonces una paz recorrió mi cuerpo y le dije a Ilyana.
-Ohh menos mal, que susto.
-Jajaja venga vamos quítate el traje y baja a desayunar.
Fui a quitarme el traje junto con mi camisa blanca de trabajo y me acerque a la puerta de los chicos.
Toque la puerta suavemente dos veces y abrí la puerta. Estaban durmiendo como angelitos y parecían cansados, asique decidí dejarles descansar algo mas.
