Prólogo

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Giotto Di Vongola era un hombre justo, quien amaba a su familia, una variada y completamente loca pero a la que adoraba, a la que protegía de todos y todo, volviéndose más fuerte solo por ellos. Era un hombre joven, de apenas dieciocho años que se encontraba en esos momentos en una de las etapas más felices de toda su vida. ¿Por qué? Bueno, había varios motivos.

Para empezar, había logrado que su familia tuviera un puesto respetado en la mafia, lo que les daba algo más de libertad a la hora de proteger a los demás. Le seguía que poco después se casó con el hombre de su vida, su amado Alaude, la nube distante de la familia, y para finalizar, ambos habían tenido un año atrás a su primogénito: Kyoya.

Kyoya era una réplica de su marido menos en el color del pelo, uno que era extrañamente azabache. ¿Por qué? Era uno de los grandes misterios de la vida. Pero no solo era igual a él en lo físico sino en la personalidad, era distante y frío, algo que había demostrado a su temprana edad. Giotto los amaba a los dos, eran su luz. Y ahora, su loca familia estaba por terminar de ser completada, porque un pequeño se gestaba en su vientre, uno que estaban deseando de que llegará a sus vidas para demostrarle cómo de importante era para ellos, uno al que estaban deseando de acoger para mostrarle la calidez que le estaban por dar...uno, que había llegado de sorpresa a su vida, uno que les tenía ansiosos. ¡Incluso Alaude sonreía al ver su vientre! Era una pequeña, suave, su mirada más cálida mientras lo acariciaba cuando pensaba que estaba dormido.

Y finalmente llegó el tan ansiado y maravilloso día.

Era una fría tarde de Octubre, uno que obligaba que empezaran a usar los abrigos cuando los gritos coronaban la mansión Vongola, todos provenientes de la enfermería donde se encontraba su adorado y amado cielo, gritando como poseso mientras su guardián del sol y una matrona se encontraban entre sus piernas, uno tratando de calmarlo mientras la otra veía cuanto faltaba de dilatación antes de que copmenzara a pujar.

- ¡Alaude, maldito desgraciado! ¡Hijo de puta!

- Giotto, tranquilo.

- ¡Y una mierda estoy yo tranquilo! ¡Tráemelo Knuckle, tráemelo que le voy a cortar las pelotas!

- Vaya vocabulario.- Murmuro el sol, viendo con miedo la cara de psicópata de su cielo.- Alaude está con Kyoya.

- ¡Me da igual! ¡Escúchame Alaude, como te ponga las manos encima te voy a castrar sin anestesia, ¿me oyes?! ¡Dos veces, me estás haciendo pasar por esto DOS PUTAS VECES!

La calma reinaba, de eso no había duda, solo se encontraba el hombre de cabellos rubios y ojos azules cielo, tratando de disipar su dolor, sollozando bajito mientras traía a su segundo hijo a la vida. Queda aclarar ciertos aspectos, como que Giotto maldecía hasta los muertos de su esposo, mismo que finalmente se encontró entrando a darle apoyó a su marido, recibiendo a cambios solo una mano rota y otra en camino.

En fin, esos son las maravillas de los embarazos, más específicamente, la entrega del pequeño.

Un fuerte llanto se dejo escuchar tras varias horas de laborioso trabajo, haciendo que todas las personas que se encontraban a la espera dieran un salto, sus miradas brillantes mientras escuchaban al recién nacido. No fue necesario esperar mucho para que Knuckle revisará a su jefe, dejándoles ver al pequeño recién nacido.

Era u pequeño de piel ligeramente acanelada, sus mejillas estaban rosadas mientras lloraba a pleno pulmón, sus ojitos eran castaños con pequeñas lágrimas en ellos, escurriendo por ellas hasta perderse en su pequeño. Una linda matita de cabello castaño, coronaba su cabeza.

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⏰ Last updated: Sep 12, 2017 ⏰

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