Única parte.

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Estaba sufriendo depresión en ese momento, apenas recordaba quien era yo, como podía seguir manteniéndome, estaba solo, anteriormente ya había pensado quitarme la vida, las cicatrices de mis cortadas con cuchilla, en mi muñecas eran presentes, las ocultaba con mi suéter por la vergüenza que me cargaba.

 me preguntaba:  ¿Qué hago en este mundo? ¿Soy bueno en algo?. 

Despertar no era algo acogedor, el frio de mi cuarto y el sonar de los carros me eran una molestia, la fatiga consumía mi cuerpo como una sombra oscura abrazándome, los susurros de la muerte me invocaban. Tener la mente en blanco, en un rincón de la oscuridad presente, me hacían saber que ya estaba vacío en todos los sentidos, mi alma estaba apagada, siendo agobiada por la fina bruma, así como el bosque se llena lentamente de niebla, mi mente se mantenía igual. No fue hasta esa noche que logré conseguir la gasolina. 

Muchas veces sonreía como si nada pasara, nadie se daba cuenta, nadie pensaría lo que vagaba en mi mente, que el suicidarme permanecía golpeándome y arañando las paredes de mi cabeza.Podía fingir a la perfección, siempre he sido el maestro de la actuación; pero tenía depresión, las medicinas ya no no funcionaban en mí, el placebo de que mejoraba, parecía solo una idea de mierda más. 

Nadie estaba allí para ayudarme, tampoco quería la ayuda. Ya nada de este mundo parecía conectarse a mí. 

Como decía: "Fué hasta esa noche que conseguí la gasolina".

 aquella voz ronca me susurró: "Hazlo" y yo solo era el juguete de la muerte. La habitación empezó a consumirse mientras en el suelo, en la esquina se mantenía el fósforo de mi creación suicida, si fuera una persona, juraría que mantenía una sonrisa en su rostro al verme gritar de la desesperación.

Al despertar permanecía frente a mí un piano viejo, todavía funcionaba, lo probé y toque la melodía más triste que pude haber creado. Aquello me trajo un recuerdo de mi infancia, en un salón solo, del instituto, cuando apenas me mantenía en todos mis sentidos y la música era la única alternativa de mi escape emocional. Un silbido me hizo reaccionar, mientras unos pasos se hacían cada vez más fuerte a mis oídos, salí de aquel cuarto confundido, pregúntandome donde estaba, el lugar en el que me mantenía era oscuro, miraba a mis lados, y los pasos más el silbido que heló mis vellos aumentaban su velocidad y fuerza, allí lo ví. Unos ojos negros profundos, piel clara que seguía silbado y fijando su mirada en mí.

"¿Quién eres?" le pregunté tratando de mantenerme firme sin miedo, fallé.

" Soy la muerte, vengo por tú alma"

Cuando lo ví al rostro por segunda vez, entonces supe que yo había muerto. Había acabado definitivamente con mi vida; la muerte...es preciosa, fría y también escalofriante; pero lo que divisaba era mi hermoso final. Me había enamorado anteriormente de la muerte, encontrarme con él, fue el alivio de mi alma.

Yoonkook || SILBIDOOù les histoires vivent. Découvrez maintenant