Capítulo Único

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I'm at the payphone trying to call home...

La canción sonaba en un momento ridículamente acertado. Yo estaba en el teléfono de monedas del aeropuerto con cara de muerto y mi sudadera gris de siempre, estaba a unas horas de irme del país por quién sabe cuánto tiempo y el estúpido de mi novio no daba señas de querer aparecer.

¿Qué porque hablaba de un teléfono público en vez de mi celular? Bueno, resulta que la noche anterior había estado intentando llamarle a Shouyo para arreglar las cosas antes de irme pero no conté con que traía muy poca batería en ese momento y gaste mis último quince por ciento de carga para localizar, sin éxito, al enano idiota. Me fui a dormir sin preocuparme más de lo necesario porque siempre habíamos sido así, podíamos dejar de hablarnos pero cuando el otro tenía algún acontecimiento importante en su vida nunca osábamos faltar.

¿Entonces donde estaba Hinata cuando era más necesario?

Para poner las cosas en claro tenemos que regresar tres meses atrás, cuando fui invitado por la liga juvenil alemana de voleyball a un internado de este deporte. Chap y yo habíamos estado buscando que se nos aceptara en algún programa así desde que entramos a la universidad pero por dos largos años no lo habíamos conseguido, hasta ese día de Junio cuando llego la carta.

— ¡Eso es estupendo, Kageyama! —grito Nishinoya muy cerca de la cámara — Tu senpai está orgulloso de ti.
— Si, si, no cualquiera — Le hacia segunda Tanaka, cuando escucho la noticia salto de su cama para dejar ver su recién crecido cabello al que ya le podía dar forma, que igual no lo hacía porque no tardaría en volverlo a rapar —, le vas a dar una gran reputación a la universidad.
— Aún no se sí voy a ir, saben, hay otras cosas que tengo que ver primero, como la escuela, mis padres, el dinero...
— ¿Shouyo? — Trague, realmente quería no pensar que lo que me detenía a salir corriendo a Alemania tenía nombre y apellido — No creo que le moleste, sinceramente, él sabe lo mucho que ser invitado por una organización así significa, el peso que trae para tu nombre en el deporte ¿No es eso lo que quieren? Ser conocidos no sólo en la prefectura y uno que otro rincón del país, sino también a lo largo del mundo ¿No? — Asentí — Entonces hazle caso a tu senpai y sólo dile.

Seguimos hablando un poco más, la llamada era para el grupo "Karasuno" pero sólo Nishinoya y Tanaka estaban disponibles, como era de esperarse, así que termine contándoles a ellos la reciente noticia.

Días después vi a Hinata luego de una semana de no hacerlo, había estado teniendo muchos problemas con sus clases de cálculo que metió un taller de regularización en las pocas horas libres que teníamos para vernos. Había pensado decirle lo del internado pero nunca encontré el momento indicado porque no quería arruinarle el ánimo. Me contó que se estaba llevando muy bien con un superior en su regularización, él le ayudaba a estudiar y, a palabras de Shouyo, era muy amable y paciente a la hora de explicar. Por mi parte sólo tenía de nuevo que en ese semestre no me había ido a recuperación de ningún examen y que estaba empezando a sacar mejores calificaciones por un método de estudio que Sugawara-san me había pasado.

— Kags, mi cumpleaños se acerca.
— Es en dos meses ¿Como eso es cerca, idiota?
— Los días pasan volando, Bakegayama, cuando te des cuenta ni un chocolate o beso me vas a dar — Hizo un puchero típico de él y lo abrace por el cuello para revolverle el cabello.
— Tu regalo será una buena patada en el trasero y date por bien servido.

Cuando se soltó de mi agarre se aventó a rodear mi cuello con sus brazos, a consecuencia caí de espaldas al suelo y él comenzó a hacerme cosquillas. Ah, como odio las cosquillas, y el lo sabe bien. Terminamos en un desorden de besos, abrazos y caricias tímidas ahí en la planicie que encontramos dos años atrás a la cual llegas desviandote un poco del camino que siempre tomaba Hinata para ir a su casa. Poco a poco fuimos adoptando aquel lugar entre árboles como nuestro, un lugar donde nadie nos molestaba y nadie nos decía nada, lejos de la escuela, el estrés y las responsabilidades. Regresamos tarde a nuestras casas, a los dos reprendieron por no haber avisado pero no pasó a mayores.

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