Relato de un ángel «L.T» √

Ambos ángeles cansados por la larga caminata de la tarde, se sentaron bajo de uno de los cuantos arboles del lugar.

El chico abrazaba con fuerza a la muchacha, en sus ojos se podía apreciar cierto brillo, un brillo de alegría infinita. Cualquiera pensaría que eran una pareja de enamorados, dos jóvenes pecadores, que su amor era más grande que todo lo celestial. Ellos solo eran mejores amigos, pero la conversación que habian tenido hace unos cuantos segundos había dejado una cálida sensación en él.

—Nunca respondiste mi pregunta— le dijo la chica de cabellera gris teñida.

El viento era tranquilo, de vez en cuando traía consigo ráfagas de aire un poco fuertes alborotando su cabello. Louis la miraba atento, le recordaba tanto a su amada.

—No me has preguntado nada— le respondió con burla. Selene arrugo el ceño ante su contestación hilarante, le había hecho la pregunta a solo segundos antes de sentarse, el chico no le había escuchado por estar concentrado viendo su larga cabellera.

—Te pregunte como terminaste aquí Louis— él levanto sus cejas con una sonrisa boba en los labios, no sabía porque, pero la pregunta le causaba gracia— Como sabrás, tú una vez me dijiste que todos los que han terminado en el "Claro" es porqué eran unos pecadores, habían hecho algo demasiado malo en sus vidas y tenían que pagar por ello.

—Como un especie de limbo— completo él.

"Hace millones de siglos, en el cielo, al momento crearse el ser humano, Lucifer y Dios hicieron un libro, un libro en el que se establecía todos los tipos de castigos, reglas, beneficios y recompensas para cada ser humano, dependiendo de cómo había sido su estadía en la tierra.

Una de las cosas que se crearon por las reglas del libro y se transformó en el gran debate, entre ambos señores, eran los diferentes tipos de mundos para clasificar y torturar a los mortales ya fallecidos.

Los pecadores sin arrepentimiento de sus actos terminarían en el fondo de la tierra, solos, rodeados de sus peores miedos, sufriendo por el resto de la eternidad.

Los pecadores arrepentidos de sus actos en el último momento de vida, terminarían donde estaban en este momento Louis y Selene."

—Muy astuto, ahora responderás y no es una pregunta— le amenazo la chica, él seguía aun con la vista puesta en su cabello, tenía unas ganas enorme de olerlo ¿Tendría el mismo olor que el de su amada? Se preguntaba mentalmente —Puedes dejar de ver mi pelo como un maniático, solo responde.

—Me fusilaron— el deje de su voz era notable.

A Louis e gustaba recordar otras historias, como los cuentos de amor que su madre le contaba antes de dormir, no los que marcaban su piel con rasguños invisibles luego de pronunciar cada palabra.

—¿Tan viejo eres?— pregunto Selene divertida sin percatar el rostro devastado y mirada perdida de su amigo, cuando se dio cuenta era demasiado tarde.

—Nací en el año 1817— miro sus manos tratando de desconcentrarse y borrar el nuevo recuerdo que amenazaba por aparecer.

—Sabes, no es necesario que me cuentes si no quieres, yo me pase...

—Si quiero— le interrumpió cortante— Yo era un asesino— su tono de voz fue cada vez más fuerte, las imágenes iban mostrándose en su cabeza como una recopilación de los momentos más importantes de toda su vida. Los más dolorosos también se encontraban presentes, igual de cortante que la daga que usaba para cortarle la yugular a sus enemigos —Sabes yo... Yo tenía a una mujer, amaba a una mujer tan intensamente que era capaz de morir por ella, lo gracioso es que todo se invirtió y ella termino dando la la vida por mí.