Tom

Sombra

Lentamente y sin esfuerzo se puso de pie, y como si no ocurriese nada caminó hacia la puerta, que se entreabría mientras se acercaba a ella, atravesó el umbral de la puerta con una extraña sonrisa en el rostro, miró a un lado del pasillo, allí una extraña sombra le hacía señas, incitándole a acercarse; no dudó ni un segundo y avanzó por el pasillo, en cuanto estuvo frente a la sombra un ruido proveniente de la planta baja lo exaltó. La sombra se fundió en la pared de enfrente y se deslizo escaleras abajo rumbo a la cocina, el niño lo siguió bajando torpemente por las escaleras. Cuando finalmente bajo el último escalón la sombra se deslizo por el suelo hasta estar al lado del infante, en ese momento el ruido se repitió con aun más potencia que antes. La sombra volvió a hacerle señas y pegada a la pared se marchó a la cocina, el niño dudo si debía seguirla por primera vez en la noche, tras segundos de incertidumbre se decidió por seguirle y con pasos temblorosos caminó hacia el lugar. Una vez allí todo parecía normal, sin rastro alguno de la sombra que lo había llamado a allí, todo continuó silencioso por segundos, hasta que de la nada el picaporte de la puerta comenzó a girarse lentamente, finalmente la puerta se abrió y un fuerte viento enfrió el lugar. Para ese momento cualquier sentimiento de valentía se borró del niño, e incluso, para su inocente edad, tuvo la horrible sensación de que no debía estar ahí. Sin embargo, para cuando se dio la vuelta algo lo tiró hacia afuera de la casa, cayendo directamente en el medio del patio trasero; con lágrimas en los ojos buscó incorporarse pero el mismo algo lo arrastró por el patio hasta pasar debajo de una de los tablones rotos que cercaban el lugar, el niño termino en mitad de la calle con las manos y las rodillas ensangrentadas por las heridas que le había causado ser arrastrado por el pavimento. Por momentos dejo de sentir la fuerza que lo había llevado hasta allí y trato de gatear hasta la acera de la cuadra de su orfanato. Justo en ese momento un auto doblo la esquina a toda velocidad; la misma fuerza, esta vez sujetó al niño a la calle dejándolo en el camino del auto, que no redujo la velocidad a pesar de estar a punto de atropellar un infante. Todo apuntaba a que sería una terrible noche, pero justo cuando el auto se situaba a centímetros del niño, unos brazos lo tomaron y lo llevaron a la acera de enfrente. Una de las cuidadoras del orfanato había llegado justo a tiempo para salvarlo del horrible destino que le esperaba.

-Tuviste suerte Danny- le susurró con alivio la mujer luego de que el auto continuara su camino sin mínima inmutación por lo ocurrido, mientras meciendo al muchacho en sus brazos tratando de tranquilizarlo- No son horas para salir afuera ¿sabes?

Tal vez Danny nunca recordó lo sucedido es noche, pero no sería la última vez que le ocurriría algo así, después de todo aun no sabía que había ocurrido con la sombra que lo había guiado a la cocina.