Vomitando Mariposas

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día 3: vómito

Vomitando mariposas.

¿Alguna vez ha intentado usted viajar al cuerpo de otra persona? Le recomiendo no hacerlo, por su propio bien y el de su estómago.
Justo en la cúspide de nuestra investigación, en un laboratorio de prestigio, mientras aprendemos sobre el transporte de las ondas cerebrales, eso coloquialmente conocido como espíritu, tuve la osadía de probar en carne propia un viaje, lo hice treinta veces, siempre al mismo cuerpo: mi secretaria.
Ansiaba conocer su día a día, su familia, sus temores, su pareja, la cual por fortuna, descubrí que no existe. Hace un año ella provoca algo en mí, esperaba que el experimento de algún modo me permitiera escudriñar sus pensamientos, saber si hay algún lugar para mí en ellos, pero el resultado siempre es desastrozo.
Apenas vuelvo a mi cuerpo los recuerdos son confusos, como si despertara de un sueño cualquiera, una imagen del baño, otra de la sala, su gato, un saludo en el trabajo de otro empleado, mi rostro mientras estoy tendido en el laboratorio, a veces el suyo frente al espejo y una sensación de nerviosismo, enajenamiento extraño, las imagenes siempre cambian, a mi me toca el duro trabajo de acomodar esos recuerdos, en forma cronológica, pero hay una constante: el dolor de estómago, las náuseas, el vómito, sí, siempre vómito grisáceo, soy el único sufriendo eso en todo el laboratorio.
Los primeros días pensé que quizá ella estaría embarazada, la cuestioné al respecto y aseguró lo contrario.
-Mariana, como tu jefe necesito saberlo, trabajas en un laboratorio, no estás muy lejos del peligro.
-No, señor, nisiquiera tengo pareja, no podría... - me dijo sonrojada.

Eso me tranquilizó, pero conforme continúo el experimento, las cosas empeoran, a veces la descubro mirándome desde la puerta y cuando volteo mi mente se perturba, dejo de verla y comienzo a verme a mi mismo, desde la puerta, parece mi mente en su cuerpo, entonces regreso y conmigo las náuseas, el vómito y mientras te escribo ésto las tengo.
Una noche me soñé siendo ella, estaba tendido (o tendida) sobre su cama, mirando fijo un teléfono, el suyo supongo, en la pantalla veía mi propio rostro en una foto y las tuve, otra vez las náuseas, más leves, tal vez por ser un sueño; luego volvía a mi cuerpo, aún con náuseas, en sueños corrí al sanitario y en lugar de ése vómito grisáceo brotaron de mi boca mariposas, cientos de ellas, ahora cada noche sueño algo parecido, pero es ella quien vomita las mariposas, medio dormida en su cama, yo las veo, como si en ella vivieran.
Suena risorio, pero con el viaje a su cuerpo, regreso sintiendo esas mariposas en el estómago, por suerte eso sólo ocurre en los días de trabajo para ella, en fines de semana cuando yo trabajo horas extra en el laboratorio, no las siento, no vomito, nisiquiera las sueño, en esos días los recuerdos son sus amigas, visitas a su familia, un par de películas, excepto en contadad ocasiones cuando veo otra fotografía mía en su teléfono, cuando a mi regreso recuerdo otra foto, sé de sobra que en sueños vomitaré mariposas.
Resulta espantoso. En el laboratorio, mi informe les parece gracioso, ahora me llaman "el doctor de las mariposas en el estómago".

Vomitando MariposasWhere stories live. Discover now