~ Prólogo ~

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La herida en mi vientre no ha dejado de sangrar, y estoy seguro de haber empalidecido hasta el punto de parecer un cadáver.

Ya no tengo fuerzas para mover mis extremidades, a penas consigo mantener los ojos abiertos. Ya no se oyen gruñidos, ni la carne siendo rasgada. El sol empieza a asomarse desde el oriente a través de las montañas.

Oigo movimiento a mi alrededor y siento como alguien se posa a mi lado.

- Tienes que aguantar, ¿vale? La ayuda está a punto de llegar.

La persona a mi lado empieza a llorar a pesar de esforzarse por disimularlo. Presiona sus manos contra la herida en un vano intento por evitar que la sangre siga escapando de mi organismo, y teniendo en cuenta que estoy prácticamente bañado en sangre, de poco sirve.

- ¿Se puede saber por qué tardáis tanto? -la persona está hablando por teléfono y empieza a sonar desesperada-. ¡No va a aguantar media hora! ¡Se está muriendo!

Creo escuchar como lanza el teléfono y gruñe.
Me coge la mano y la atrae hacia su pecho.

- No sé si tengo las fuerzas suficientes, ni si servirá de algo... pero lo intentaré. Tu relájate y no te resistas.

Inspira y aprieta más mi mano.
En seguida siento un hormigueo por todo mi cuerpo y el dolor empieza a remitir.

- Para... -intentó levantar la mano pero no tengo fuerzas y los ojos se me van cerrando-.

- No, no,no... no funciona -gimotea y apoya su cabeza en mi vientre; el hormigueo se ha ido y vuelve el dolor con más intensidad aún, me quejo y se aparta corriendo de mi-. Solo me queda una opción -aprieta con más fuerza mi mano-. Pero... me odiarás para siempre.

Empieza a llorar sin intentar disimularlo y sus lagrimas caen sobre mi rostro.

Reúno todas las fuerzas que me quedan y a tientas acaricio su rostro, ahora empapado de lágrimas.

- Nunca... -siento como mis pulmones se han llenado de sangre y me veo en la necesidad de toser para poder hablar- nunca te odiaría -tomo una pausa para poder decir las que posiblemente serán mis últimas palabras-. Siempre te voy a querer, aunque mi corazón deje de bombear sangre y mis pulmones dejen de respirar... Siempre...

Dejo caer la mano y me dejo llevar por la paz que siento al habérselo confesado. Más vale tarde que nunca, dicen. Y ahora que lo he hecho estoy listo para dejar de luchar.

- Sobre mi cadáver te vas a ir después de haber admitido eso, ¿me oyes? -creo que mi boca intenta hacer la sombra de una sonrisa, pero lo único que sucede es que sangre empieza a salir por ella-. Eh, eh, para, no hagas eso, respira.

Me coge con mucho cuidado y me tumba hacia un lado, pero es inevitable: mis pulmones ya están llenos de sangre y me es imposible respirar.
Me vuelvo a colocar de cara al cielo.
Ella se acerca y roza sus labios con los míos.

- Te quiero... -una lágrima recorre su mejilla y sus labios la conducen a los míos-. Por eso te pido perdón.

Y acto seguido todo mi mundo se suma en oscuridad y sé con toda certeza, que este es mi fin.



Hola, hola :).
Ya, sé que ahora mismo estaréis pensando: what has been that?
Okay, lo más seguro es que no lo hayáis pensado en inglés, pero sí que lo habéis hecho, no lo neguéis ?).
Relax people, relax. Lo entenderéis todo más adelante... o igual no *insertar risa malvada*

Bueno, espero que os haya gustado y que le deis una estrella. Y si no os ha gustado, también ;).

Bye, bye <3

La loba de las nievesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora