Boris Vólkov.

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ESA IMAGEN DE ARRIBA NO ES MÍA, ES UN VECTOR DEL QUE ME INSPIRÉ E HICE ESTA HISTORIA. ¿YA? 1, 2, 3... ¡YAAAAAAAAAAAAUUUUUUUUUUIIIIIUUUUUUHHUUUUU!

Miren, este relato va a tener como personajes a animales antropomorfos. Además ya comencemos:

Pues, damas y caballeros, estos eran oseznos que nacieron en la aldea de Meshcherskiye Dvory en Rusia. Sucedió que, el 15 de julio (en pleno verano), ni bien la osa madre (la señora Vólkova) sintió dolor, porque ya iba a nacer el bebé, los animales de la aldea trajeron las necesarias cosas para que el bebé naciera: agua caliente, tijeras (para el cordón umbilical), etc.

Ni bien nació el bebé, la señora Vólkova lo acostó en las faldas de su vestido:

-Se llamará Boris este bebé – dijo la señora Vólkova señalando al bebé de ojos azules – y este otro, Sergéi – la señora señaló al bebé de ojos verdes - .

Y así fue como sucedió en la habitación de la pareja natural de la misma aldea, en una casita de madera color celeste cerca de un desvío con dirección al sur, frente a una casita de madera sin pintar. Ambos eran gemelos, excepto por sus diferentes ojos y personalidades. Sergéi era un oso muy flaco que amaba construir ciudades con bloques de madera que el señor Vólkov (un señor oso un poco viejo para ser papá que era un carpintero y además de todo trabajaba cortando leña de un bosque al noroeste de la aldea) los hizo de juguete para su hijo.

Mientras que Boris era un osezno gordo, era muy bueno haciendo cosas de madera, pero que no tenía ganas de hacer deporte. Además de todo comía muy rápido, pero cabe mencionar que en 1981, había un importante acontecimiento: Sergéi y Boris ya tenían la edad suficiente para ir a la escuela, solo que la escuela estaba a más de 11 kilómetros de la aldea en dirección al oeste, en un pueblo llamado Besedino, para eso tenía que ir en autobús.

Y así fue había una parada de autobús cerca de la aldea y Boris, Sergéi y la señora Vólkova caminaban hacía allí:

-Mami – decía Boris a su mamá - , ¿Me enseñarán muchas cosas en la escuela?

-Sí, Borya – dijo la madre diciendo el diminutivo de "Boris" - .

Después de 10 minutos de espera, el autobús llega y recoge a los dos y se los lleva a la escuela en Besedino. Ya en la escuela unos linces le indican en qué aula está, y así fue como está en primero de primaria. Ni bien llegó al aula, vió que todos eran oseznos europeos, chiquitos y asombrados como él, y allí había un búho (seguramente el director) y a una comadreja hembra (seguramente la profesora de esa aula), le pusieron una cinta roja alrededor del cuello y el búho dijo sonriendo irónicamente:

-¡Bravo, eres parte del comunismo!

Todos aplaudieron.

La educación soviética era muy estricta, así que Sergéi era ya un niño estudioso, inteligente, hábil, sacaba buenas notas en todas las asignaturas, en cambio, Boris... no era muy bueno, no estudiaba, no sabía de memoria ni una frase, llenaba de disparates todas las redacciones, no sabía sumar o restar. Los profesores le castigan a cada rato, la escuela se convirtió en su enemigo, hasta los profesores les parecía Satán. Repitió el curso, recibió una gran reprimenda de sus padres, a pesar de todos los castigos del mundo, Boris se resistía, en cambio Sergéi ya estaba en segundo de primaria.

En conclusión: ¡No le gusta el comunismo, la forman de como educan a los jóvenes metiéndoles ideas comunistas en la cabeza, ni su forma de ver las cosas, aunque no tenía ideas políticas!

Ya Boris, a mitad del curso repetido, fue expulsado y Sergéi ya seguía en la escuela y terminó el año con brillantes notas. Pero sucedió que la familia empobreció, porque el señor Vólkov ya murió de pena por todas las malacrianzas de Boris, Boris ya era un osezno de 8 años y se sintió culpable y lloró.

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