Historias con diferentes estilos

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Sorpresa:

Si es de no creer, ¡helado podrido! ¡Mi pobre padre! Me llevó, como nunca lo había hecho, a tomar helado, lo que para él era una delicia de los dioses, pero más que dioses... ¡del demonio se trataba! Arcadas infinitas me produjo ese "manjar frío", totalmente repugnante. No lo podía creer, y menos que yo, mi padre no creía que el helado era horrible. Imaginan su sorpresa cuando pasó una cucharada sobre su boca, ¡estaba podrido! Y si su sorpresa fue grande... la del heladero fue aún mayor cuando termino encontrando el fin de su vida al fondo del tarro de frutilla.

Titubeos:

Ya casi ni recuerdo... fui con mi padre (¿o mi madre?) a tomar helado o por ahí una bebida... y creo, pero no estoy segura de que estaba ESPANTOSO. Un helado de frutilla (¿o era de pistacho o de crema americana?) que me provocó unas arcadas terribles, o tal vez hasta vomité ¿sobre mi padre? ¿sobre mí? No, creo que no vomité en lo absoluto, pero que el helado era horrible seguro ¿o no? Mi padre después, o tal vez el día siguiente, hundió al heladero en el tarro de frutilla, o pistacho o crema americana, hasta dejarlo sin vida, o tal vez solo comieron helado juntos... ya no se....

Injurioso:

No sé qué le ven todos al helado ese de porquería, para mí tiene un sabor inmundo, es asqueroso, desagradable. Encima, el estúpido de mi padre me insistió en que terminara esta repugnante –si se puede llamar- comida. Me da náuseas de solo verlo a él disfrutar el suyo, me parece muy vomitiva su maldita textura, por su espantoso ser, se lo doy a mi ignorante padre para que lo pruebe. Su inútil cara lo dice todo, su cara de repulsión total me confirma que todos son una manga de idiotas por gustarles el helado. Dice que está en mal estado, que esta porquería de "alimento" no suele tener este asqueroso sabor y se va a quejar con el pelotudo del heladero que nos vendió esa cosa horrorosa. El imbécil de mi padre le da su merecido al bastardo que ya no respira.

Preciso:

A las 17 horas con 30 minutos y 5 segundos de la tarde del 27 de enero de 1973, en una plaza frente a la heladería de la calle Jorge Newberry donde estábamos a 30º, con un viento del Este a 0 km/h con na humedad del 85%, mi padre, un hombre de 42 años, 2 meses y 3 días, me había llevado a mí, un infante de 6 años, 10 meses y 20 días a tomar un helado de frutilla de 50 centavos en un vasito de 6 cm de largo. Al probarlo sentía unas fuertes náuseas provenientes d mi estómago, por lo que mi padre cinco minutos con 20 segundos después y muy enojado, lo probó y notó que estaba en pésimo estado, por lo que fue a quejarse con el heladero, un hombre castaño de unos 52 años, 5 meses y 22 días quién murió, gracias a los 32 golpes de mi padre, el día 27 de enero de 1973 a las 17 horas con 45 minutos y 59 segundos.

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⏰ Last updated: Oct 27, 2017 ⏰

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