Prólogo: Obscuridad

4 0 0
                                    

Flash-Back

Desesperado, se acercó a ella. El joven apoyó bruscamente sus manos heridas en los hombros de la muchacha. Ella tenía el cabello largo y negro como el carbón, los ojos azules como el cielo más despejado, la piel pálida aparentemente de porcelana, y una voz dulcemente calmante. Una voz que tranquilizaba a cualquiera. Ella se llamaba Lhaire. El chico era un total desconocido, pero la joven accedió a socorrerlo.

-Hetán.-Murmuró el herido.

En ese instante Lhaire creyó que se refería al nombre de éste. Pero se equivocaba. La muchacha acercó su cabeza a la del joven. Él debía tener cinco años más que ella. Por lo tanto el herido tenía diecisiete años. Un joven crío que desangraba por momentos, su vida pendía de un hilo. Sus labios se acercaban a los del muchacho, y sus manos se sujetaban a las de éste. Sus frentes se rozaban, y Lhaire tocó con la mano el pecho del joven. Justo en el corazón. El clima no les ayudaba, ya que había una tormenta de nieve. Entonces, ¿qué hacía Lhaire ''tonteando'' con un chaval a punto de morir?

-No temas.-Susurró Lhaire al oído del joven.

Acto seguido, el muchacho cayó repentinamente al suelo. Su corazón había parado de latir. Lhaire no se alarmó, al contrario, se tranquilizó. El alma del desconocido se separó del cuerpo de éste. Lhaire sonrío. Le cogió de la mano, y el alma le habló. Le contaba cómo acabó en ese estado. Tras esto, Lhaire hizo fuerza, para traer de vuelta al alma con su cuerpo. No fue fácil, pero siguió intentando. Justo cuando estaba a punto, un balazo recorrió el pecho de la muchacha. Pero, Lhaire estaba intacta. En su cuerpo había un halo de llamas. Ese halo se extendió, alcanzando al disparador. Éste murió incendiado. Cuando Lhaire recuperó sus fuerzas, el alma del malherido se había ido. Sólo quedaba el cuerpo del muchacho. Ella no pudo contener el llanto. El hechizo no había salido como esperaba. Un hechizo que experimentó ella misma, a la corta edad de tres años. Lo había realizado su padre, el cual siete días después falleció. Lhaire no tenía claro si era por culpa de tal magia negra, y que si ella misma la practicaba moriría igual que su progenitor. De ahí, tal magia como el halo de fuego, sólo eran propios de Lhaire. No era ningún hechizo, y ella no era capaz de explicarlo. Esa magia le acompañaba desde que nació, haciéndole posible lanzar llamas con sus propias manos, mantener su temperatura corporal extremadamente alta sin sufrir daños, entre otros.

Ella se arrodilló ante el cuerpo del difunto. Una lágrima cayó en el pecho de éste. Los ojos de Lhaire se entrecerraron, hasta finalmente ella caer encima del desconocido. Comenzó a llorar. De repente, el cuerpo del muchacho fallecido desapareció. En esto, se había convertido en una flor. Una espléndida rosa. Lhaire se levantó, y alcanzó la flor. Acercó sus manos con la rosa hasta su rostro. Una espina había arañado su delicada mano. La sangre se había esparcido más de lo normal. A esto, la sangre se convirtió en una intensa llama.

 A esto, la sangre se convirtió en una intensa llama

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La pequeña se apoyó en un muro, agotada. La llama que ella retenía en la palma de su mano, consumió a la flor. En el rostro de la joven se podía observar una sonrisa honesta. Lhaire era capaz de enviar a los difuntos al Reino de los Cielos. Como había hecho con el malherido. De inmediato, su alegría se convirtió en preocupación. Debía hallar el Ente Ócalo, el Ente de la Libertad. Tal criatura podía liberar al espíritu del desconocido ya fallecido. Y así, también podría investigar más sobre el poder que le fue concedido a Lhaire desde que era una tierna bebé. Ella quería saberlo. ¿Qué le permitía controlar el fuego de tal forma?

Acto seguido, se levantó del suelo nevado. Alzó su mano al cielo, despejando así las nubes. Decidida caminó hacia su refugio, una obscura cueva. Al llegar, desesperada, corrió a buscar a Dominox. Era una criatura extraña, cuál ella desconocía su origen. Rápidamente, Dominox apareció delante de la joven. Ella sonrió. Dominox lucía unas alas de agua, unas antenas y un cuerpo diminuto de color beige un tanto amarillo. La misteriosa criatura leyó el pensamiento de Lhaire.

-¿Sigues con esas tonterías sobre tu pasado?-Preguntó, curioso, Dominox.

-¡Sí!-Exclamó enfadada Lhaire, volteándose.-Y si no quieres ayudarme...-Murmuró girándose hacia la criatura, lentamente.-Lo comprenderé.

Dominox se compadeció, Lhaire le había ayudado tanto. La primera vez que se encontraron, Dominox estaba atrapado en una red de caza. Eso sucedió ya que unos hombres lo habían cazado pensando que era un insecto. Pero, esos adultos tenían otros planes. Al ver que la criatura era capaz de hablar, iban a venderla y así conseguir miles. Lhaire, que tenía tan sólo tres años y ya era una pobre huérfana sin hogar, había conseguido derrotar a los adultos de cuarenta. Gracias a sus extraños poderes. Dominox vio mucho en ella. Y la llevó a su actual refugio. Así fue cómo se hicieron buenos amigos.

-Te acompañaré.-Comentó la amable criatura.

Lhaire sonrió, y una lágrima de felicidad recorrió su mejilla. Acto seguido, un grupo de hombres entró a la cueva. Todos llevaban armas de fuego. Algunos escopeta, otros M9, etc. Entraron a tiros. Los mágicos amigos se escondieron bajo un baúl de madera. Pero tres de los hombres les dispararon. A Lhaire le alcanzaron la cabeza, pero no le afectó. Esto sorprendió al grupo, una niña de doce años sobrevive sin daños a un disparo en el cerebro. Aún así, debilitaron a Dominox. La muchacha se asustó, y así consiguieron atrapar al dúo de amigos.

Actualidad (dos años más tarde)

-¡Hora de cenar!-Gritó el general.

Todos los míticos cautivos acudieron enseguida a la mesa. Entre ellos, se encontraban Lhaire y Dominox.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 25, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

En llamas [Witness of war #1 ©]Where stories live. Discover now