Jimin.

22.6K 3.4K 1K
                                    

-No puedo cuidarte hoy, Jimin -hizo una mueca de pena y acarició el cabello rubio del chico que hacía un tierno puchero a pesar de su edad.

-Definitivamente estaré solo -murmuró jugando con sus deditos-, pero... ¿Puedo quedarme aquí? No me gusta estar en casa -miró inocente a la mujer, ella le sonrió y quitó la mano de la cabeza ajena.

-Mejor te llevo donde Yoongi, quien sabe, podrías quemarme la cocina mientras no estoy -sus (aún esponjosas) mejillas se tiñeron de rosa y asintió.

-No es necesario que lo diga de esa forma -dijo formando un nuevo puchero, la mujer rió y fue por su bolso, lo colgó al hombro, se arregló su cabello castaño con algunas canas presentes y pasó uno de sus brazos por los hombros del menor, que era más o menos de su estatura.

-Cariño, te conozco desde el vientre de tu madre, aún no sabes hacer arroz -ambos rieron por lo recién dicho y salieron de casa, ella cerró con llave y le indicó a Jimin que subiera al vehículo.

-¿Yoongi hyung no va a molestarse? -preguntó jugando con el cinturón de seguridad, la mujer cerró la puerta del piloto y le dio marcha al auto.

-No, y si lo hace me dices para tirarle las orejas -Jimin sonrió y asintió a pesar de que la mujer ya no podía verlo debido a que estaba concentrada en el camino.

Llegaron frente a un complejo de departamentos y ella estacionó su vehículo para que el menor pudiese bajar-. Pensar que abandonó su bonita casa por una de estas cosas -murmuró mientras negaba repetidas veces con la cabeza-, nos vemos, Jimin -se despidió, el menor se despidió con una mano y cerró la puerta para que ella pudiera marcharse al fin.

Suspiró con algo de nerviosismo creciendo en su interior. Avanzó por los pasillos, subió escaleras y se detuvo frente a la puerta pintada de negro, lo cual hacía distintivo el departamento de su hyung, porque las demás puertas eran todas grises. Contó mentalmente hasta tres antes de golpear con sus nudillos la madera de la puerta, pero su mano quedó sólo a centímetros de dar el primer golpe cuando la puerta se abrió y visualizó el rostro pálido de su hyung.

-Pasa, Jimin -murmuró haciéndose a un lado, Jimin asintió avergonzado, bajó su mano hecha puño aún y afianzó el agarre en la correa de su mochila. No sabía como lo hacía, pero Yoongi parecía adivinar cada vez que él estaba ahí, o simplemente su madre lo había llamado minutos antes, avisándole de su llegada.

-¿Cómo ha estado, hyung? -pasó sus ojos curiosos por el departamento ajeno, nunca había estado ahí, además, no veía a Yoongi hace tres meses, la misma cantidad de meses que el mayor llevaba viviendo ahí.

-Bien, supongo -lo vio alzarse de hombros y una pequeña sonrisa apareció en su rostro al verlo-, es algo feo aquí, pero por fin soy independiente -sonrió, esa sonrisa que volvía loco a Jimin desde que tenía memoria.

-Eso suena... genial -dijo comenzando a pasear por el interior del lugar, tocando las paredes con su dedo índice, observando los pocos cuadros y sacando algunos libros de la estantería que había para saber de qué trataban.

-¿Y tú? ¿Cómo van las cosas en tu casa? ¿Por qué sigues yendo donde mamá? -detuvo sus movimientos y volteó a ver a su hyung, tragó saliva y caminó de vuelta, sacó su mochila de los hombros y comenzó a buscar en su interior cualquier cosa para no tener que hablar- ¿Jimin?

Aplanó sus labios y siguió buscando con desespero entre sus pertenencias cualquier cosa, cualquier excusa, pero no había nada interesante con lo que pudiera chantajear al mayor.

-Hey -lo volvió a llamar, Jimin alzó la mirada y sus ojos brillaron por el amenazante llanto.

-No me gusta estar solo -respondió al fin, Yoongi frunció el ceño y se cruzó de brazos, claramente disconforme con su respuesta.

-También te ha tocado estar solo en mi casa, Jimin -alzó una ceja cuando el menor apartó la mirada nuevamente, lo vio sacar una playera y comenzar a jugar con esta como si la prenda de vestir fuese lo más divertido e interesante del mundo.

-No me gusta estar solo en mi casa -aclaró.

-¿Por q- ?

-El recuerdo de papá me persigue cuando estoy en casa -interrumpió, presionando la playera entre sus pequeñas manos, Yoongi entonces comprendió y se dio cachetadas mentales por insistir tanto.

-Lo siento -murmuró, Jimin sonrió levemente y negó con su cabeza, tratando de decir que todo estaba bien. Sí, todo tenía que estar bien, a pesar de que cayeran unas cuantas lágrimas que no tardó en secar con rudeza de su rostro.

-T-tengo hambre, hyung -dijo desviando el tema, evitando que el mayor lo abrazara como estuvo a punto de hacer. Yoongi asintió y caminó en silencio hacia la cocina para preparar algo.

Cuando el mayor hubo preparado algo, ambos comieron en silencio. Al terminar su comida Jimin se sintió avergonzado de pronto, recordando todas las veces que había dormido junto al mayor ¿Podría tener la misma suerte ese día? El tema de su familia había quedado enterrado en cuestión de segundos cuando se quedó embobado observando a Yoongi beber de un vaso con agua, pensando en lo mucho que le gustaba su hyung e ideando alguna forma en la que, aunque hubiesen más camas en ese mullido departamento (cosa que dudaba), terminase durmiendo junto al mayor.

-Deja de mirarme así -pidió el mayor dejando de beber agua, había comenzado a beberla porque la insistente mirada del menor lo comenzaba a sofocar, pero dado que no se detenía, casi se había ahogado.

-¿M-mirarlo cómo, hyung? -sus hormonas le estaban jugando en contra, y es que la adolescencia no era algo que Jimin pudiese controlar, menos estando a solas con su hyung, el hombre que le revolvía el gallinero, o algo así solían decirle sus amigos.

-Como si yo te gustara -bromeó, aunque gran parte de las palabras que decía eran cierto, la mirada que Jimin le proporcionaba era como... como si quisiese comerme, pensó.

Jimin sintió sus mejillas calentarse de golpe, mordió su labio inferior, indeciso entre si debía o no responder aquello, sus manos se pasearon nerviosas por sus muslos bajo la mesa, tratando de secar el sudor de ellas en el pantalón de chandál que llevaba puesto. Yoongi le mantenía la mirada y era como si lo retara a responder sin mearse en los pantalones. Así fue que, dado el gran nivel de competitividad que había desarrollado con el tiempo, Jimin sonrió coqueto, como nunca se había comportado en sus quince años conviviendo con Yoongi.

-Es que me gusta, hyung -habló con seguridad, a pesar de que sus piernas temblaban bajo la mesa y sus manos comenzaban a sudar nuevamente. Siguió con esa sonrisita en su rostro y remojó sus labios con su lengua-. Me gusta demasiado

Mojado💧[3] Yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora