Capítulo 1- La muerte

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"El amor es un crimen que no se puede realizar sin cómplices" Charles Baudelaire

Una lúgubre noche de enero, me encontraba en el mismo lugar de siempre, la luz de la luna llena alumbraba el camposanto, sentada en la lápida de Luna y Sarah Black, dos hermanas fallecidas hace 5 años, mientras miraba el horizonte escuché unos pasos acercándose a la lápida, y con los pasos se acercaban susurros, los cuales se escuchaban cada vez más claros, distinguí dos voces masculinas que parecían hablar de "la vampiresa del cementerio", se acercaron a la lápida mientras yo seguía inmóvil observándoles, haciéndome pasar por una estatua más. Me rodearon de velas, lo cual me desconcertó bastante y con esa tenue luz, pasé por una escultura más, se sentaron en el suelo y hablaban de ella como si fuese un monstruo, un ser diabólico y vengativo, me fijé mejor en ellos, uno debía medir metro ochenta y el otro quizás fuera un metro setenta o, no sé la verdad, para mí eran enormes, pero claro para alguien que mide poco más de metro y medio es un mundo, ellos vestían de negro, con cadenas y camisas de bandas, me vi reflejada en ellos y me quedé mirando con curiosidad, uno de los chicos, el más alto, tenía el pelo corto y de color negro, o eso parecía en mitad de la noche, sus ojos eran de un color miel que se podía apreciar con la tenue luz de las velas, su piel no era ni muy clara ni muy oscura, tenía el típico bronceado de chico de playa. Por el contrario el otro chico lleva el pelo largo y por casualidad, también se apreciaba el color negro, sus ojos eran de un azul tan claro, que parecía grises, su piel era pálida, en sus rostros lucía una especie de base color blanco y los labios pintados de rojo, un elemento común en ambos chicos, además de poseer una rosa, traté de abstraerme de esas conversaciones sobre la "vampiresa". La escena acompañaban a que me dejara dormir, la luna llena, las tumbas y las velas a mi alrededor hicieron que bostezara.

-¡¿Qué?!¿Quién es? ¿Por qué interrumpe nuestra velada?- Comentó el más alto de ellos aterrado.

-Sois ustedes los que habéis interrumpido la mía pensando que era una estatua, las estatuas no respiramos y no solemos llevar ropa- Respondí con un toco seco y bastante borde.

-Bueno, parad, señorita, no nos gusta que alguien esté en esta tumba, estas chicas eran mis mejores amigas, y no me agrada que una desconocida esté encima, y disculpe nuestros modales, mi estúpido amigo es Seth, mi nombre es Jack

-No se preocupe, yo conocí a Luna, y como le prometí he vuelto después de 5 años, mi nombre es Abrahel Dunkelheit.

-¿Y qué eres? ¿La típica chiquilla pija que se viene al cementerio a follar o qué eres?- Dijo el tal Seth en un tono despectivo.

-Me gusta el lugar, es un lugar tranquilo donde la gente "normal" no frecuenta a estas horas, siento verdadero asco por los humanos.

Jack cogió mi mano y me ayudó a bajarme de la tumba, y me explicaron lo que eran, son una orden de en este caso dos chicos que se dedican a "cuidar" a los muertos ya que la compañía de los vivos no les agrada, pero para entrar en el grupo debía pasar una noche en el cementerio con uno de esos chicos, como mi relación con Seth no era muy buena, Jack se ofreció a quedarse, también era porque al día siguiente debía asistir a su trabajo. Jack me puso su abrigo por encima y me acomodó en él para poder dormir en aquella tumba, Seth extrañado de aquella escena se marchó a su casa, sentía el calor de ese abrigo con perfume de chico que lentamente impregnaba mi ropa, Jack se acercó más a mí y me fue contando su paso en el tiempo.

-Yo conocí a Sarah, su cabello era de ese color carbón y encima parecía un estropajo con tanto rizo, aunque su hermana se lo alisaba algunas veces, ella y Luna se llevaban 3 años, ella era la mayor de las dos, y yo soy 4 años mayor que Luna, hacía 6 años que no la veía ni a ella ni a su hermana, dicen que se suicidaron, pero yo lo dudo, eran felices cuidándose la una a la otra, me encantaba la pequeña Luna Black, recuerdo su brillante pelo rubio, así como tú, sus ojos eran los más oscuros que he visto nunca, tenía una piel súper blanca, apenas decía nada cuando me veía, pero me volvía loco, tanto que aún la quiero, soy hijo único, y no tengo ni idea de donde estará mi padre, en cambio, mi madre murió al darme a luz, tengo 22 años, ¿Y tú?

-Yo sólo quiero dejar atrás el pasado, y hay muchísimas cosas que no recuerdo de mi vida, tengo 18 años y creo que eso es todo.

Jack besó mi frente acurrucándose conmigo en aquella noche. Las horas pasaban mientras dormíamos, al salir el alba abrí los ojos y para mi sorpresa, él estaba jugando con mi largo pelo rubio, a las 7:00 am saltamos el muro del cementerio, para agradecerle la noche le devolví el abrigo, mientras él se quitaba el maquillaje le invité al bar en el que trabajaba, no había nadie, debido a que era de mi familia, tras 20 minutos caminando a paso ligero llegamos al bar, entré y fui directa a la cocina para preparar el desayuno, al cabo de un rato aparecí con unas tostadas, zumo natural y mantequilla. Jack se metió en el baño y ahí fue cuando me di cuenta de que tenía las medias rotas, entrando de nuevo a la cocina quitándome los pantalones y las medias, quedándome así con una camisa que me llegaba por debajo de la cadera, era de uno de mis grupos favoritos, Medianoche, me puse los pantalones y tiré las medias, mientras salía de nuevo de la cocina llegó un hombre con vestimenta de mendigo, un chándal y un gorro sucio, su rostro emanaba una gran sonrisa, ese hombre era mi padre.

-¡Hija! tengo una gran sorpresa, mañana haré un viaje, conocí a una chica y me quedaré en su casa, sólo que vive en Madrid- me abrazó y me metió un fajo de billetes en mi bolsillo.

Al rato de irse mi fugaz visita, mi invitado salió bastante relajado, pasó el tiempo y me acompañó a casa, al entrar me cogió en brazos y me llevó a mi habitación donde con delicadeza me posó en la cama sin encender la luz, ya que el cuarto estaba muy oscuro, se fijó en una guitarra y comenzó a tocar los acordes de una canción sobre la muerta que yo misma había compuesto y cantado en la noche, mientras él tocaba yo no pude evitar cantarla.

-¿E-Eres la vampiresa del cementerio?- Preguntó aterrado.

-Ya sé que soy blanca pero no creo que sea para tanto, ¿no?- Tras decir eso me empecé a reír.

Se dedicó a cepillarme el pelo con algo de miedo hasta que me quedé total y profundamente dormida, desperté unos minutos después, o eso creía yo, al mirar el reloj me di cuenta de que ya era de noche, me acerqué a mi tocador y pude ver una nota de color negro con letras en blanco escrita a mano, la letra era torpe, pero era legible, en esa nota ponía:

Querida vampiresa: Esta noche en el lugar donde nos conocimos, ven elegante, esta noche es la primera, descuida, yo te enseñaré a volver a nacer.

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⏰ Last updated: Dec 26, 2017 ⏰

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Abrahel DunkelheitWhere stories live. Discover now