Sintió el impacto de la locomotora contra su débil cuerpo, a cámara lenta. No le dolía pero durante un segundo sintió calor y , después , quedó cegada por una fuerte luz. Al final solo había oscuridad. Y silencio.
Al fin abrió los ojos: seguía andando bajo las nubes negras, sobre la antigua vía del tren. Lo único relacionado con su ensoñación era la soledad, pues era su eterna acompañante.
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Mañanas de té y manta
Teen FictionYo no escribo para que me lean, lo hago porque me llena. Cada pequeña historia guarda un secreto, un trasfondo que cada persona puede captar de una manera diferente. Pero no siempre tiene que tener sentido. Tan solo ignora tu realidad por un momento...