Capítulo 12: Frío reencuentro. Parte I

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Alex

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Alex

¿Cómo estarán los chicos en éste momento?

Esa pregunta me daba muchas vueltas en la cabeza. Quisiera saber si están a salvo, si se han percatado de que huí desde la fiesta. Así que fui dónde se encontraba Etna, ella podría ayudarme.

—Claro que te puedo ayudar, sígueme. —dijo Etna mientras se ponía de pie.

Se encontraba haciendo pequeños ejercicios para facilitar el parto a la hora que vaya a dar a luz y me sentí apenada.

—De verdad lo siento, estabas ocupada.

—Oh, no —respondió mientras tomaba un poco de agua—. Para mí es un placer ayudarte, ahora sígueme.

Llegamos a un gran salón lleno de alfombras y almohadas y, en una pequeña mesita en medio de todo estaba una pequeña esfera.
Pensé que eso de la esfera de cristal era un mito, pero tal parece que no...

Etna me había ofrecido asiento al tanto que ella se acomodaba cuidadosamente en una almohada redonda para su mayor comodidad. Vi su rostro cambiar su expresión de cansancio al sentarse y eso me preocupó.

—¿Estás bien?

—Sí, no te preocupes, estar embarazada es un enorme peso.

—Solo no quiero que te hagas daño por ayudarme.

Ella sonrió.

—No me haré daño. Toma una de mis manos y piensa en cada uno de tus amigos.

Asentí y tomé su mano izquierda mientras que su derecha rosaba suavemente la esfera mágica por encima.

Divisé los rostros de mis mejores amigos en mi mente, cada uno de ellos, desde sus cabellos hasta sus cuellos.

El silencio invadía nuestro entorno por un momento cuando Etna rompió el silencio.

—Es raro, no logro encontrarlos. —abrí mis ojos y mi corazón saltó de preocupación.

—¿Qué significa? Ellos están bien, ¿cierto?

—No te preocupes, la tierra está muy lejos de esta dimensión y, ahora que estoy en etapa de embarazo se me hace un poco difícil. Seguramente es porque estoy muy cansada. Te prometo que después que tome una siesta volveremos a intentarlo.

Etna parecía segura de sus palabras y eso me tranquilizó un poco, pero solo un poco...

Salí del pequeño salón y fui al patio dónde se encontraba un gran árbol. No lo pensé dos veces y subí a él. Me acurruqué en una de sus grandes ramas y cerré mis ojos para recordar a mis amigos.

—¿Dónde están en estos momentos? —sin darme cuenta, lo había dicho en voz alta.

—¿Quiénes? —la voz de Chris me había asustado.

El Cuarto Elemento [✔]Where stories live. Discover now