Lección Uno

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     Soy abiertamente gay, siempre lo he sido y es algo de lo que me siento orgulloso. Lo supe desde que era pequeño, cuando en lugar de ver niñas solo me fijaba en los chiquillos de mi clase. Mi madre y mi hermana se enteraron por cuenta propia, y me aceptaron de inmediato, las adoro por eso. Ambas tienen esa perspicacia y agudeza que les facilita notar casi todo de inmediato. A mi padre, por otro lado, le costó trabajo entender que las mujeres no eran lo mío. Aunque al final, se dio por vencido y me dijo "haz lo que quieras siempre y cuando estudies y seas alguien en la vida".

     Con esa condición intenté sobresalir siempre en todo lo que hacía, deportes, estudios y trabajo... al final conseguí comprar mi propia casa con tan solo dieciocho años y todo gracias a los ahorros que había hecho y claro, ¿por qué negarlo?, a la ayuda de mi padre. Mi familia no quería que me mudara solo tan pronto, pero como la universidad a la que iba a asistir quedaba muy lejos no les quedó más remedio que aceptar mi decisión.

     Así que desde hace un mes comencé a vivir en mi nueva casa, tengo que admitirlo, se siente muy bien. Aunque me hace falta la comida de mamá (siempre estoy hambriento); eso de ser independiente definitivamente ha sido lo mío. Me gusta tener mi espacio, me encanta tener una mini oficina y una pequeña sala de estudio, me agrada que todo esté limpio y organizado a mi manera. ¡Ahora mi hermana no estará para desordenar nada! La amo, no me malentiendan, pero era un desastre: dejaba todo regado, no lavaba sus platos y por si fuera poco usaba mis toallas y cuando me duchaba no tenía con qué secarme.

— ¡Esto es vida! — Exclamé, mientras me revolcaba un rato más en mi cama.

     Dentro de una hora y media tenía que ir a la universidad ¡Mi primer día de clases! Estaba emocionado, quería conocer gente nueva y hacer muchos amigos.

     Me paré con energía y me duché sin apuro, enjuagué mi cabello con el champú que había comprado ayer en la tienda de mi condominio, uno de manzana y menta que aunque su combinación me resultara extraña olía muy bien. Tras eso, enjaboné mi cuerpo y terminé de enjuagarme con el agua helada. Cerré el grifo y me envolví en las toallas blancas que mi madre había escogido especialmente para mí, argumentando que "el blanco me queda tan bien que debía usarlo en todo".

—Prefiero el negro—Dije mientras me observaba en el espejo del cuarto de aseo.

     Corrí a vestirme, me puse una polera azul marino, mis jeans negros favoritos y unas vans. Por si hacía frío, cogí mi abrigo cruzado y tras eso tomé mi mochila, las llaves de mi casa en mano, y me marché camino a la universidad.

     Al llegar me senté con agilidad en uno de los pupitres de la última fila. Y después de dejar mi mochila en el suelo, mi corazón se detuvo al ver a un chico de facciones finas y cabello rubio cenizo. Entró con timidez al salón y se sentó a mi lado. Era el primer día, mi intención no era buscar a alguien como desesperado, simplemente quería hacer amigos, pero ese chico me tentaba.

— Hola— Lo saludé afable sin poder aguantar, con una sonrisa en mi rostro—, Me llamo Luka, creo que seremos compañeros de salón.

     El chico me regresó el saludo, observándome con sus ojos color ámbar.

— Hola, soy Pau —Su voz era agradable, tanto que parecía una melodía relajante—, y sí. ¡Llevémonos bien de ahora en adelante!

     Por mi mente se cruzó un pensamiento rápido que me asustó, al ver su piel con apariencia suave, sin poder evitarlo deseé tocarlo.

     Agité la cabeza, intentando disipar mis inexplicables pensamientos. ¿Qué carajos me pasaba? Me atraían los hombres, no todos obviamente, pero nadie nunca me había gustado así de rápido. Me sentía acelerado, jamás me había sucedido. ¿Era el shock de ver a alguien tan bello?

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⏰ Last updated: Jan 22, 2018 ⏰

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Enséñame A Amar (Yaoi/Gay)Where stories live. Discover now