I. - Un -

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Había pasado todo el día a su lado, desde que recibió su mensaje de texto a las casi tres de la madrugada de ese mismo día, mensaje en donde le pedía ayuda para la propuesta de matrimonio a su novia, hasta ya casi las ocho de la noche cuando la pequeña reunión que habían planificado para ese menento ya estaba a punto de empezar. Corría de un lado a otro acomodando dejando todo perfectamente ordenado, no quería que nada estuviera fuera de lugar por qué podría arruinar la cadena de sucesos que llevarían al momento de la propuesta de matrimonio y, aunque no era una noticia que lo hiciera feliz, era especial para el otro y eso hacía que todo su esfuerzo valiera la pena, incluso la falta de sueño que era algo que amaba más que a nada en este mundo. 

Las horas habían pasado y todo se desarrollaba según lo esperado, la hora de la pedida de mano ya había llegado. Ruki buscó a su compañero entre todas las personas que se encontraban caminando de un lado a otro mientras conversaban en voz alta por toda la extensión de la sala y el patio de la casa de Aoi y su novia, después de haber revisado al menos tres veces ambos ambientes en donde se encontraban los invitados se dio cuenta de que es lo que estaba sucediendo, el guitarrista de su banda se había encerrado en su habitación debido a los nervios del momento.

Sin que la novia de Aoi se diera cuenta de que entraba a la zona privada de su hogar fue en la búsqueda de su mejor amigo, cuando se encontró en la puerta de la habitación de Yuu entró sin ni siquiera tocar la puerta del lugar, que para su suerte estaba sin pestillo.

— ¿Qué sucede Yuu? 

Ahí se encontraba la persona más especial de  su mundo entero, sentado en una de las esquinas de la gran cama que se encontraba al medio de todo ese lugar.

— No puedo hacerlo, todo este día ha pasado tan rápido y siento que mis sentidos no responden

—Hey, tranquilo. Tu la amas y ella te ama a ti, todo va a salir bien.

— ¿Y si me dice que no? 

— No te va a decir que no, estaría loca si lo hace. Además, yo la mataría por que el que organizo todo esto fui yo, así que si no quieres morir más te vale que estes arrodillado con un anillo ahí afuera en menos de 10 minutos. — lo único que logró escuchar después de eso fue la suave risa que soltó el otro

Takanori no había pasado más allá de dos pasos desde la puerta de la habitación, no quería estar cerca de su amigo, sentiría que toda la fuerza que había estado reuniendo día tras día hasta ese momento se iría en menos de un instante y lo más probable es que hiciera cualquier estupideces y luego sería el primero en arrepentirse.

Cuando estaba  retirándose del dormitorio la voz de Aoi lo obligó a deternese al lado de la puerta. 

— No se qué haría sin ti, Taka. 

— Serías todo un desastre — comentó a modo de burla mientras volvía a caminar en dirección al pequeño jardín perteneciente a la casa en donde se encontraban. 

Al llegar a su destino sintió que podía volver a respirar con normalidad, su cabeza ya le empezaba a doler y estar ahí poco a poco se estaba convirtiendo en algo peor que en un martirio parecía que el hecho de estar ahí parado era como el castigo que debida de pagar por todas las cosas malas que había hecho a lo largo de su vida. Aunque quería volver al círculo de amigos en el que estaba reunido antes de ir a buscar a Yuu, el pequeño intercambio de palabras que había tenido con el guitarrista había acabado con toda la fuerza con la que había resistido a lo largo del día. 

Un día entero en donde se la había pasado escuchando a Aoi como decía maravillas de su novia,  todo el amor que sentía por ella y, para su pesar, una repetición de más de mil veces del discurso que el mayor le iba a realizar a pareja al momento de proponerle matrimonio. 

Todos los sentimientos que había experimentado en menos de 24 horas se habían convertido en esa bebida de nombre e ingredientes desconocidos que sostenía entre sus manos, por más que quisiera emborrachase para al menos lograr apagar sus sentimientos hasta el momento en el que la reunión terminara le había prometido a Yuu que el se iba a encargar de todo para que el otro solo se concentrada en su discurso y, estando en estado de ebriedad iba a ser todo menos útil. 

Pasaron al rededor de cinco minutos hasta que su pudo escuchar la voz del dueño de la casa pidiendo un momento de silencio y que todos se reunieran para que pueda decir algo, Takanori se levantó del asiento en el que se encontraba y se dirigió al equipo de sonido para poder bajar el volumen que tenía. Lo siguiente fue ver cómo Aoi se acercaba a su novia y la llevaba al medio del recinto, escuchó una vez más la mismas palabras que el otro había estado recitando mil veces durante la mañana pero esta vez iban dirigidas a la mujer que se encontraba frente a su amigo que poco a poco empezaba a emocionarse hasta casi llorar. 

Después del discurso lo demás pasó por su cabeza como algo irrelevante, vio a Yuu sacar el anillo que el y Takanori habían estado buscando arduamente, y después escuchó el típico "¿Quieres casarte conmigo?" aunque fue más como un sonido a lo lejos que se repetía como un eco en su cabeza junto con el "Si" que se le había respondido a esa interrogante. 

Cuando todo el mundo empezó a acercase a la nuevos prometidos para felicitarlos por el gran paso que estaban a punto de dar Takanori solo se dirigió a la cocina para beber rápidamente dos vasos de agua porque sentía que estaba a punto de caer desmayado en medio de todos y era lo que menos quería. Durante el resto de la noche se quedó ahí, escuchando las risas y una que otra frase suelta que provenían de la zona central de la reunión ya no tenía mas fuerzas para poder socializar con los demás mientras fingía que nada le estaba ocurriendo.

Después de que el último invitado se retiró el tono sus cosas lo más rápido que pudo e intentó despedirse a lo lejos de los cariñosos novios que se encontraban sentados en uno de los sillones de la sala.

—¡Espera Taka! — escuchó la voz de Yuu que, al igual que antes, lo obligó detenerse a un lado de la puerta — Gracias por la ayuda de hoy

No podía ver el rostro de su amigo pero sabía muy bien que el otro se encontraría sonriendo en ese momento y es por eso que decidió no dar media vuelta y enfrentarlo cara a cara.

— Una cosa más, con Yuu queríamos que nos ayudes a elegir nuestros atuendos para ese día 

Esta vez fue la voz de la prometida de su amigo la que lo dejó hecho pedazos, ya no quería estar más relacionado con ese matrimonio pero fue en contra de sus sentimientos y aceptó con un tono de voz tranquilo y se volvió a despedir de ambas personas para luego salir a paso veloz del recinto y tomar el primer taxi que se le cruzó en la calle.

Ya en su casa solo pudo llegar al sofá más cercano a su puerta y se tiró sobre este sintiendo como todos sus músculos se relajaban por primera vez después de un día entero, el dolor que sentía por lo que les estaba sucediendo se estaba reflejando en dolor que empezaba a parecer en todo su cuerpo.

Quería llorar, quería llorar con todas sus fuerzas y las de todas las personas que en ese momento tenían el corazón destrozado igual que el pero no podía, a pesar de todo el se encontraba tan feliz de que el amor de su vida se fuera a casar con su alma gemela que ese sentimiento, por más que quisiera, nunca lo iba a dejar liberar la carga emocional que tenía encima. 

Era la primera vez que sentía algo como eso. 

Era la primera vez que un sentimiento cercano a la felicidad lo destrozaba a tal punto de querer dejar de sentir desde ese momento en adelante. 

Todo lo que había pasado con el mayor en un pasado se quería en donde pertenecían, en el pasado y en el corazón del menor. 

El cuidaría de esos recuerdos con toda su alma.

Punto Álgido [AoixRuki]Where stories live. Discover now