Penumbra en la carretera

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Ahí estaba Peter, en la camioneta de su padre, con él, su madre y su hermano menor. Alejándose de la ciudad, en una nueva "aventura", no estaba muy emocionado que digamos pero sin embargo disfrutaba de la nada misma en el sombrío paisaje, escuchando música.

En un instante subió el volumen de su celular cuando percibió que habían puesto música en el vehículo e incluso su madre cantaba. Él era un adolescente de 17 años un poco serio, pero le gustaba ser optimista.

-Pararemos en algún lugar. -dijo su madre- Y en un tramo de media hora pararon en una estación de servicio, una buena ocasión para estirar las piernas. Fueron todos al baño, eran las 10:30 p.m. Así que decidieron cenar. Se quedaron un momento después de comer, tomando aire fresco en una mesa al aire libre de la estación de servicio. Después de descansar un rato emprendieron el viaje nuevamente, y así continuaron las siguientes dos horas y un poco más, tranquilamente como las anteriores, hasta ese momento.

Se les había cruzado muy velozmente algún animal, seguramente un coyote, e impactaron con él. El problema era que entre la brusquedad del impacto algo había pinchado la rueda y en menos de cinco minutos ya estaban totalmente frenados en la perturbadora oscuridad con la única luz de los faroles del coche. Se bajan todos, Gerald, el padre, lo primero que intenta es probar la señal en el celular pero como era de esperar, era nula.

Era un hombre aficionado a la caza, por lo que llevaba una linterna de largo alcance junto a su escopeta en la parte trasera de la camioneta, así que la agarra y se fija qué rueda había sido la afectada, era la izquierda de adelante y efectivamente estaba dañada. Se llevó la sorpresa de que la trasera del mismo lado estaba también pinchada.

Le había dicho a su familia que entrase en el vehículo que no había mucho que hacer por el momento. Estaba nervioso, pero si alguien tenía que demostrar seguridad era él.
Solo por instinto, mientras los otros tres subían a la camioneta, alumbró hacia donde habían impactado. Estaba bastante lejos, pero vio el bulto del animal desplomado en el suelo. Le pareció ver un pequeño destello junto al cadáver, pero que importaba, estaba bastante preocupado ya con la situación en si.

-Bien, tranquilos, nos quedaremos un tiempo aquí y vemos que podemos hacer, solo tuvimos mala suerte.
En realidad para él, "nos quedaremos un tiempo" era esperar hasta el amanecer, pero faltaban varias horas, y no quería preocupar más a sus hijos.
Era una zona super solitaria y rara vez pasaban vehículos por esa carretera.

pasaron más de media hora y estaban todos un poco asustados, sobre todo James, el menor, que tenía 12 años. Era plena madrugada así que él y su hermano Peter habían decidido recostarse contra las puertas hace unos minutos, tratando de calmarse

-Bien -le dijo a Gerald su esposa-, que piensas hacer? Estoy empezando a preocuparme

-¿Qué quieres que haga? -Dijo él-.

-Fíjate si tienes señal. Así que ambos sacaron el celular y comenzaron a tratar de encontrar alguna señal, nuevamente.
Entre tanto, mientras ambos tenían la vista hacia abajo, el trayecto de los faroles del automóvil fueron interrumpidos casi al mismo tiempo. Algo había pasado a gran velocidad.
Ambos levantaron bruscamente la cabeza y se miraron aterrorizados, casi sin pensarlo Gerald trabó todas las puertas. los chicos parecían estar dormidos, es que en realidad estaban exhaustos. Ella empezó a llorar, sollozando, desesperándose.

Solo había sido una sombra, era zona de coyotes, pero por alguna razón ambos sabían de que no era ningún animal, era la silueta de una persona evidentemente. Pero claro, en el medio de la nada, a oscuras, no es precisamente agradable percibir la silueta de alguien corriendo , todo lo contrario.

Después de un instante, Gerald se baja de la camioneta. A esa altura, los hijos se habían despertado, anonadados.
Gerald se dirige a la parte trasera de la camioneta y agarra la escopeta, la carga y apunta hacia adelante. La linterna la había dejado dentro del auto, justo al lado del asiento, pero que todo era una improvisación.

Furioso, aunque con la voz un poco temblorosa, grita:
-TENGO UN ARMA, SEA QUIEN SEA, SE ME ACERCA Y LE VUELO LA CABEZA.

Le parecía un poco gracioso hablarle a la nada, como si fuera un maldito loco, pero ahí estaba. Se escuchaban los llantos de desesperación provenientes del vehículo.

No obtuvo respuesta y tenía que actuar rápido, así que disparó. Lo que vio con el fuego de la escopeta había sido lo mas horrible que había visto en su vida, y lo último.

Había mínimo 10 personas, pero no eran personas comunes, mejor dicho, tenían poco de personas. Estaban desnudos, parecían estar desnutridos, como si los huesos estuvieran a punto de salirse de la piel, tenían la piel pálida, como ceniza y con símbolos en todo el cuerpo.
Las caras estaban demacradas y como si tuvieran la piel quemada, con una mirada horripilante... parecían una especie de tribu, pero eso mas que tribu parecía ser una especie de secta.

Y ahí estaba Gerald, acorralado, como cuando una manada de leones acorrala a un ciervo.
Es que al fin y al cabo no era más que eso, una presa. Aunque una presa con una calibre 16 en las manos.

Disparó nuevamente, de hecho le dio a uno en un hombro y salpicó de sangre, pero venían a toda prisa, ya no había mas nada que hacer... en un segundo había sido mordido en el cuello y en el hombro, arrancándole la carne como a un puto cordero, gritando desgarradoramente, tumbado en el suelo cubriéndose de sangre mientras le daban mordiscos como si fuese el menú del día... mientras los demás rompían los vidrios del auto y se llevaban al resto de la familia.

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⏰ Last updated: Feb 04, 2018 ⏰

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