O1.

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A Nerea le ardía el pecho tras la carrera que se había pegado por las calles de Terrassa. Pese a estar sentada en un banco, aún seguía visiblemente afectada por el esfuerzo físico: boqueaba desesperada por aire y sentía la leve humedad del sudor en la parte baja de su espalda. Genial, pensó, ahora voy a oler mal.

Qué vergüenza ... Ahora las chicas pensarían mal de ella. Eran buenas, la querían, y trataban con naturalidad esas cosas (¡Como tiene que ser! Decía Amaia, ya fuera porque se le había olvidado ponerse desodorante, no se hubiera afeitado o se tirara un pedo) pero aún así, le daba vergüenza. Sobre todo lo que cierta morena pudiera pensar ...

La persecución le había conseguido revolver el ravioli que había robado de un restaurante italiano. Eso, o iba a tener gastrointeritis. Estás nerviosa, dijo una vocecilla en la cabeza, que le recordó a la voz de su amigo Ricky, porque vas a verla.

- Ella, - Gritó una voz alargando las ''a''. Directa al banco iba su mejor amiga, Miriam. Su pelo rizado y a medias entre rubio y castaño claro la envolvían como si fuera una especie de halo. Estaba preciosa, como siempre. Nerea pudo ver que llevaba una camisa estampada que pertenecía a Aitana. - cómoda, obstruyendo el uso del mobiliario urbano.

Tenía razón. La rubia estaba prácticamente despatarrada sobre el banco de madera. Se acomodó rápidamente, dejando espacio para que se sentara la gallega.

- Perdona. Es que vengo de una maratón.

La otra se echó a reír. - Sí. Tienes pelos de loca. Vente, anda, que trato de peinarte. - Y le empezó a pasar las manos por el pelo. Se dejó hacer una coleta. Le gustaba sentir sus manos en el pelo, tan rubio y liso. Cerró los ojos. - A ver cuándo llegan las demás. No esperamos a Marina.

Abrió los ojos lentamente, justo cuando la de Pontedeume se apartaba. La catalana le mandó una mirada inquisitiva.

- Ya sabes, lo de siempre: que este barrio es una mierda. - Continuó, poniéndose las manos a la cintura y mirando sobre sus hombros. Se acercaban Aitana y Amaia. Al ver a esta última, Miriam no pudo evitar una sonrisa deslumbrante.

Nerea empezó a sentir mariposas. Aitana les sonreía. Pero no era una sonrisa de verdad; era fingida. Qué mierda. Mierda de barrio, de vida, de tíos, de ciudad. Qué mierda todo.

Sabía por qué esa cara de compungida. Ese tío. El tío por el que la morena lo había apostado todo. Dejó a su novio por él (y en un barrio como ese, significaba ser una ''puta'') y todo para nada. Si las hubiera escuchado no estaría así.

Si me hubiera escuchado ...

- ... pues nada, aquí. Nos faltan las pipas. - Oyó decir a su amiga a las recién llegadas. Amaia se sentó al lado de Nerea, y se acurrucó al lado de la catalana. Aitana se quedó de pie, con las manos en los bolsillos de una chaqueta roja que se le hizo muy familiar.

- Nerea ... - Saludó la navarra, con la cabeza apoyada en su hombro. - Qué guapa estás, jo. Me encanta como te quedan las coletas, bua.

Sonrió.

Un carraspeo. - Bueno, ¿y las otras? - Interrumpió la otra catalana. No era capaz de mirarle a esos ojos verdes tan bonitos que tenía. No era capaz de mirarle la cara tan de cerca. Era demasiado.

- A eso iba. - Miriam estaba seria. Mal asunto. Bajó la voz y continuó: - No esperamos a Marina, ni a Mireya, ni a Ana, ni a Mimi, ni Thalía. Marina ha tenido un problema por lo de Bast. Unos tíos del barrio, unos gilipollas, la han cogido con ellos. Ana, Mimi y Mireya se metieron de por medio. Están bien, con el susto en el cuerpo, pero bien.

- ¿Y eso? ¿Y Thalía?

A Miriam se le avinagró la expresión al mencionar a la restante. - El susto fue grande. No quieren salir por hoy y menos a estas horas, y lo entiendo. Sobre todo Ana: a veces tiene pájaros en la cabeza. Mimi y Agoney se lo venían diciendo ... Claro que hay problema con esas cosas, Ana. Y Thalía ... - Dijo con dificultad. Entendía a la gallega. Desde hacía días notaba cierta tensión entre ellas. No sabía por qué. - Thalía no estaba interesada en venir.

- ¿Qué ha pasado? - Preguntó Amaia, enderezándose.

Quedaron un rato en silencio. La preocupación de las otras tres iba in crescendo.

La morena estalló: - Bueno, tía, ¿pero qué ha pasado? - Chilló, moviendo los brazos. A continuación rió nerviosamente. - ¡Es que nos tienes aquí todas tensas!

- Pues que es una rajada, ¿qué va a ser? - Espetó, finalmente, la castaño claro. Todas se echaron hacia atrás instintivamente. Nerea sabía que la gallega era así de brusca, pero que no lo hacía a malas. Aún así, imponía respeto. - Que le ha dicho a sus padres que quiere ser bailarina y cantante, y como no la pueden apoyar se ha rajado de todo. A tomar por culo Madrid. Por eso os he reunido; vámonos.

- ¿A dónde? - Preguntó Nerea, desconcertada, como las otras dos.

La de A Coruña les lanzó una sonrisa confiada. - Vámonos de aquí. Donde sea, ya sea Madrid o Barcelona. Da igual. ¡Vámonos!

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⏰ Last updated: Feb 12, 2018 ⏰

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