El encuadre perfecto

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          Y ahí estaba yo, presenciando el inicio de su nueva vida. Hola chicos soy Eidem, pero esta no es mi historia.

Siempre me agradó esta chica, amable, risueña y muy linda si se lo proponía, Tori era su nombre. Estaba siempre alegre y lo mostraba con su amplia sonrisa. Ponía su alegría en todo lo que hacía: en conocer gente, en salir con sus amigos, y en la fotografía. Esto consiguió que ella llegase a lo más alto en este arte. Cualquier cosa que fotografiase lanzaba emociones tales como alegría, tristeza, rabia o amor.

Empezó fotografiando puestas de sol espectaculares, jugando con las sombras hacía paraísos dorados que aceleraron a los corazones de quien los vio. Luego pasó a fotos más simbólicas, donde tenía más presencia el ser humano.

Tras esta etapa fue contratada por una gran empresa de arte, en la que empezaría a trabajar con modelos. Y a pesar de que su afición se convirtió en su trabajo seguía con esa pasión de retratar las sonrisas y por lo cual la felicidad de otras personas. Se convirtió en una gran amiga para mí, que por suerte hoy conservo.

Todo empezó cuando vino un nuevo modelo a la galería donde aún trabaja, era un chico tímido y serio, nunca sonreía, ni siquiera intentaba sonreír en las sesiones de fotos. Pese a que el tiempo no le haya cambiado, nuestra amiga Tori ha decidido que le sacará una sonrisa como sea, quiere ver cómo es su felicidad.

Todos los días, en cada sesión hablaban y Tori le insistía en que sonriese, él ignoraba sus palabras y se cruzaba de brazos al escuchar esa invitación. Poco a poco iba siendo más accesible y hablaba un poco. Tori le explicó, tal y como me lo explicó a mí, el significado de la fotografía para ella.

"La fotografía para mí es una mirada al alma de las cosas, al sentimiento de las personas, por eso creo que es costumbre sonreír para las fotos, porque todos queremos que vean lo mejor de nosotros y a mí sinceramente me gusta mucho ver la felicidad de las personas a las que veo el alma"

A partir de ahí él se ponía nervioso en las sesiones, y llegó el día en el que se ausentó. Tori se preocupó por él ya que era la primera vez que faltaba en casi un año. Tori pidió el número de ese tímido chico en la agencia y le llamó. Ella estaba muy preocupada por él, ese chico tímido que había sido capaz de abrirse tan solo con ella, se empezó a preguntar en que era ella diferente, a lo mejor era por su forma de ver la vida o a lo mejor su actitud. Pero yo sé y estoy seguro de lo que él tenía es más profundo, pero no es una herida. Es un hueco, donde falta algo, mejor dicho alguien.

Pasaban los eternos segundos en los que el armónico pitido de la conexión se transformó en un molesto ruido que retrasaba su tan esperada charla. Lo cogió por fin, ella suspira aliviada y le dice:

-¿Dónde estás? ¿Sabes que hoy deberías haber venido a la sesión verdad?

-Si pero... Quería pensar un poco hoy, y así de paso tienes un día libre.-Dijo él con notable culpabilidad.

-No deberías haberlo hecho Nathan... ¿Y si te despiden por "pensar"?- Le recordó Tori.

-Ven a la cafetería de detrás de la galería, te esperaré allí.-Tras esto colgó. Tori se sintió frustrada porque no había conseguido sacar nada en claro, pero... ¿Qué quería de ella?

Tori recogió a toda prisa su carpeta con las cosas que solía llevar, era muy ordenada pero ese día tenía la corazonada de que algo cambiaría y no podía retrasarlo más, así que se fue corriendo a la cafetería. Estaba nerviosa, pensar que a lo mejor podría averiguar lo que encierra la felicidad de este chico era una gran motivación.

Llegó a la cafetería y buscó al chico con la mirada. Ahí estaba, detrás de un hombre leyendo el periódico, se sentó con él y justo cuando iba a empezar a hablar él la interrumpió diciendo:

- Hoy me toca hablar a mí, por favor. Llevo un tiempo queriendo decirte esto. Yo no he podido ser feliz porque la persona a la que amaba murió hace 3 años. Murió de un cáncer poco común y murió joven. He intentado siempre hacerme el fuerte, siempre serio e indiferente. Pero todo cambió cuando te conocí, antes tenía miedo de hacer daño a las personas de mi alrededor, pero tú me enseñaste que una sonrisa puede curar muchos males. También me enseñaste que si en las fotos sonreímos mostramos nuestra propia felicidad. Por eso no quiero mostrar una mentira porque todavía no soy feliz...

-¿Por qué no?- Preguntó ella impactada.

-Porque hay algo que me falta, una luz que ilumine mi camino, un apoyo para avanzar. Ahora quiero decirte que tú eres lo que me falta, quiero estar más cerca de ti y poder decir que te amo, quiero sentir la calidez de tus abrazos y la pasión de tus besos y sin más el tesoro de tu compañía. Tori, en fin que estoy enamorado de ti y esa es mi única felicidad hoy en día.

Tras esto no hubo más palabras, ambos se dirigieron al estudio para sacar una única foto, esa foto que tanto esperaba Tori, ese era Nathan sonriendo tras haberle mostrado su felicidad.

Lo que resta decir es que la foto más bonita fue la que nunca se sacó y fue segundos después de la sonrisa de Nathan, es la felicidad en estado puro de dos personas, un beso de amor sin limitaciones.

El encuadre perfectoWhere stories live. Discover now