Infierno en el paraiso, el encuentro de ambos mundos.

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Desperté con la respiración agitada, puse mi mano sobre mi pecho sintiendo el corazón acelerado, había una sombra, me buscaba... me quería... era extraño, sentía miedo...pero al mismo tiempo no, realmente confuso...no recordaba la hora, solo sabía que había asistido a un bar con mis amigos, había tomado celebrando el final de exámenes en la universidad y prontos a graduarse, recordaba vagamente que mi amigo Poe me había acompañado a casa...sin embargo todo lo demas se volvio confuso... si después de eso creo que me desmaye. Pues al abrir los ojos me encontraba en una especie de biblioteca o estudio...no estaba segura. Tome asiento revisando mi estando... al parecer todo estaba en orden. Mire la hora en mi móvil y este estaba descargado, mordí mi labio levantándome de mi lugar caminando por la habitación hasta encontrar un reloj, pasaban de las 3 de la mañana, solté un suspiro jurando que no volvería a tomar como lo había hecho.

Se encontraba sentado en una de las bancas de la Iglesia, miraba fijamente el crucifijo de gran tamaño en el centro del gran palco, lo miraba fijamente confundido... Había tomado el camino de Dios por la muerte de su padre y la pérdida de su Tío en la guerra, eran veteranos pero aún así ellos decidieron ir una vez a combate como un favor personal...Su madre estaba devastada y ella había acudido a la iglesia en busca de apoyo...el solo la había acompañado para no dejarla sola, sin embargo la idea de volverse un sacerdote sucumbio sus pensamientos tan solo hace ocho años...ahora estaba en una prueba divina... una prueba como diácono, tan solo 6 meses más y podría cumplir su sueño...pero con lo que había visto fuera de la Iglesia había removido algo en él...había pensado de forma incoherente...él un hombre serio, frío en su mentalidad...un hombre que no hablaba mucho más que lo necesario, aun recordaba a la chica soltando gemidos contra la pared de piedra de la Iglesia mientras le decía a su acompañante que parara... había salido a tomar aire fresco cuando los vio y no supo más que reaccionar golpeando al chico ahuyentando con molestia... al ver a la chica frente a él con el torso a la vista desnuda, sonrojada y con la respiración acelerada sin contar que la falda de mezclilla estaba ligeramente alzada, no pudo más que acomodar sus ropajes y cargarla para llevarla a un lugar seguro...la chica estaba ebria... la recostó sobre el sofá de su estudio la contempló sin darse cuenta...cuando despertó de sus pensamientos la observó y se retiró confundido y molesto...debía poner sus pensamientos en orden... debía rezar para calmar su corazón. Pero la imagen de la chica, el sonido de su voz soltando gemidos lo confunden... y eso le molestaba en sobre masia.

Tenía la sospecha que debía ir a casa, a pesar de que vivía sola no me gustaba no estar en casa, caminó hacia la salida del estudio, cerrando la puerta tras de mí y caminó por el pasillo alumbrado por velas... me abrazo a mi misma me sentía como en una mansión embrujada, sin embargo todo cambió cuando mire el interior del edificio era una iglesia... ¿Que hacía en una iglesia? me cuestionaba caminando sin dejar de contemplar el lugar... o era devota o muy religiosa, eran pocas las veces que había entrado a una iglesia, soltó un suspiro admirando las pinturas alzadas donde las manos no podían alcanzarlas, al bajar la vista contemplar una figura frente a ella sobre el palco, era alto, y espalda ancha, se encontraba frente a un centenar de velas encendidas, le mire con curiosidad quedándome en mi lugar...no sabía si hablarle o no, pero como si hubiera llamándole con la mente este se giro lentamente, lo admire...era una persona intrigante, alta, su cabello largo y ondulado, su mirada oscura me observaba fijamente desde su lugar, me sentí incómoda sin embargo no pude más que inclinar mi cabeza a modo de saludo, este dejo lo que parecía un encendedor sobre la mesa y caminó hacia mí.

–Al fin has despertado– dijo con seriedad, mi mirada caramelo se posó en su persona sintiéndose intimidada en vez de sentirse calmada frente al Sacerdote– cuando te encontré estabas en...apuros–termino de decir no muy convencido para desviar la mirada de mi persona.

–¿En apuros?– cuestionaba confundida sin entender para ver al sacerdote que me daba una sonrisa significativa que no supe descifrar– no...no recuerdo nada...– admití avergonzada...definitivamente no volvería a tomar.

–Es mejor así...–terminó la plática posando una mano en mi hombro, él me observó fijamente, una mirada penetrante que me hizo temblar, yo solo termine por asentir y sonreírle levemente.–deberías volver a casa– continuó soltando su agarre– pero es muy tarde...–dijo pensativo.

–Yo...– hice una pausa mirando desconcertada el lugar– no se donde estoy– termine de decir viendo como este se giraba hacia mí observando sin decir nada.

Se quería librar de ella, su sola presencia hacía rememorar la imagen que vio horas atrás, se tensó en su lugar observándola, estaba ebria...estaba apunto de cometer lujuria frente a la casa del señor, era un hecho que no recordaría nada... a veces agradeció por haber tomado este camino...frunció su ceño al pensar lo que había pensado...si...a veces se odiaba a sí mismo por tomar este camino... soltó un suspiro asintiendo.

–Si me dices donde esta tu residencia..yo te llevare sin problema...–termino de decir sujetando con fuerza su rosario para guardarlo en el bolsillo de su pantalón– a menos que quieras pasar la noche en la casa del señor– terminó de decir dando media vuelta.

El camino había sido largo y silencioso, mis dedos estaban entrelazados en mi regazo, miraba por la ventana fijamente pensando en cómo había llegado a ese lugar, el simplemente me dijo que estaba en apuros..mas nunca específico el cómo... mordí mi labio ligeramente para girar mi rostro y contemplar su semblante, era un perfil recto... rígido si podría decirlo, su mirada era igual de fría fija en el camino sin apartarla de él, mis ojos caramelo bajaron a sus labios...esos permanecían cerrados...como si algo le molestara, moje mis labios viendo sus manos cerradas fuertemente sobre el volante, mire las manos por un tiempo que no medie para soltar un suspiro... negué con la cabeza viendo al frente, el área ya me era conocida asi que practicamente estaba en casa.

El camino a su hogar fue sumamente estresante e incómodo para su persona, permanencia erguido, estaba increíblemente alterado con la presencia de la chica, la observó viendo por la ventana y no pudo sino recordar aquella imagen en su mente, por un instante deseó ser el joven que la besaba cuando los había encontrado, maldiciendo internamente apretó sus manos fuertemente en el volante, sentía la mirada de ella sobre su persona, trato de mantener toda concentración posible en el camino alejando aquellas impuras imágenes y lujuriosos deseos... había estado tanto tiempo alejado de la civilización y ahora que estaba a prueba para el señor... sabía que la carne era débil... sabía que la mujer aquí presente será su penitencia... sus cavilaciones fueron interrumpidas por la voz de la chica, se detuvo aparcando frente a un gran edificio, lo observó detenidamente para después verla a ella que le sonreía levemente.

–Quisiera agradecerle...no cualquiera hubiera ayudado a alguien como yo–termino de decir haciendo una ligera mueca–Pero no se como...– admitió tomando su bolso mientras abría la puerta.

–Quizás...si asistieras a misa un día de estos– termino de decir con una ligera sonrisa...si era un sinvergüenza... pero muy dentro de él admitía que deseaba verla una vez más, la chica lo observó y sonrió asintiendo con la cabeza para salir del auto.

–Gracias de nuevo y buenas noches– dije viendo como este afirma para dar inicio a un camino de retorno, mire el auto avanzando en la espesura de la madrugada, solté un suspiro para sonreír divertida... posiblemente le preguntaría después lo que pensaba preguntarle, sin más se encaminó a su hogar sin pensar que ellos dos ahora pasarían pruebas difíciles...

The priest and sinner |Reylo Fic<AU>|Onde as histórias ganham vida. Descobre agora