Mazapanes

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Catorce de Febrero, día Internacional del Forever Alone. Y de San Valentín.

Miguel Rivera había decidido que, ya que estaban, también podía ser el día de San Valentón y jugando a ser Don Vergas es como había terminado con una cajita de mazapanes de cacahuate caseros entre sus manos.

Mamá Elena le había ayudado a hacerlos y le había dado la receta, y él mismo había hecho, tallado y pintado a mano la cajita de madera y cuero donde venían resguardados (improvisada de los muchos materiales que había disponibles en la zapatería). Y por supuesto, no podía faltar una rosa roja. Porque era ir con todo o con nada.

Ella sospechaba que eran para alguna niña, pero era sólo porque Miguel aún no confesaba que el responsable de sus incontables suspiros era Hiro Hamada...

Pero tampoco era TAN grave. Si escondió sus lecciones de guitarra en un ático por doce años, podía esconder su amor por alguien de su mismo sexo sin problema, meh, pan comido.

El valiente.

Además, le gustaba un poco la idea de tener un amor secreto. Para empezar, lo había conocido por internet hacía tres años atrás. De un modo bastante absurdo además: una pelea en comentarios de facebook.

Un mexicano estaba tratando de un modo muy racista a Hiro y Miguel no pudo mantenerse a raya de tal injusticia, como él la veía, por lo que se metió a defenderlo y poner el alto el nombre de su país. Se conocieron. Se hablaron. Muchas noches pasaron hablando de madrugada y durmiéndose en el colegio después. Terminó enamorándose. Sintió pánico, googleó mucho sobre la homosexualidad... Y finalmente, Hiro se había decidido a viajar para conocer a su gran amigo, ya que la familia de Miguel sentía mucho pánico de dejarlo viajar solo tan joven.

Miguel había estado en éxtasis el día entero.

El día que lo vió lo había grabado su mamá en su celular. Había corrido a él con un estruendoso "HIRO", el otro había soltado su maleta con un "MIGUEL" de acento fuerte, y lo embistió con un abrazo con tal fuerza que cayeron al piso los dos con una amplia sonrisa. Luego lo había levantado, pero de todos modos lo volvió a abrazar y empezó a darle de giros mientras Hiro gritaba quién sabe qué cosas entre risas y gritos sobre que lo bajara.

Y ahora que lo tenía cerca... no hacía si no enamorarse más y más.

Le gustaba mucho tener por quién arreglarse en las mañanas, con quién hablar por las noches, a quién abrazar inesperadamente, que su corazón latiera con intensidad cuando pasaba cerca suyo, ese sentimiento de mariposas revoloteando en su estómago, la alegría que le sacaba el robarle una mirada a su amor cuando pasaba a lo lejos, y la añoranza que le despertaba el olor de su ropa, su colonia, o él mismo. Podría componerle 200 canciones diferentes. De niño quizá le daba igual, pero ahora que estaba enamorado, se sentía muy feliz. Y que Hiro hubiera viajado de tan lejos a verlo, le ponía aún más feliz.

Saliendo de su servicio militar (maldita bola blanca) lo buscó por las calles de Santa Cecilia.

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Corazón de melón
conectado.

Hiro!!!

Ya salí, dónde estás??? :)

Tengo q darte algo superimportantisisisimo!!!!!
13:12

Plaza del mariachi

Vi el museo de tu tatarabuelo

|| "Tengo que darte algo!!!!!"

¿Qué?
13:14

De acuerdo al planWhere stories live. Discover now