Día 1. Adios Carly.

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Día 1 : 2 de junio • 2018

Jeferson estaba de acá para allá por todo el departamento.

Hoy era el día. Hoy empezaban los 50 días en los que el amor de su vida, Carly, se iría de viaje a China.

Sería doloroso. Lo sabía.

Le estaba preparando su fiesta de despedida junto a sus amigos.

Conocía a Carly desde antes de nacer. Sus padres eran socios en la empresa, sus mamás se hicieron amigas cercanas y se mantuvieron aún más unidas al embarazarse al mismo tiempo. Si, raro.

Fue de los mejores días cuando se enteraron que serían un niño y una niña. Los ahorros de la escuela pasaron a ser de la boda. Desde los 13 años son novios.

Ella era rubia, bronceada, alta, intigente con sonrisa perfecta. Ella era perfecta. Nada podría ser mejor.

Por el otro lado de New York en los suburbios estaba ella. Sue Vintangge. Tenia 17 años recién cumplidos, era de cabello negro y ojos marrones que ocultan el alma. Según lo que tal chico rubio diría tiempo después.

Ella hacía su tarea en su escritorio frente a la ventana con la cortina abierta para ver si aquel chico guapo de cabello castaño aparecía.

Sue no le había dicho a nadie de su amor platónico por el tutor de su hermano. Cada día a las 5:30 ella se ponía a hacer la tarea en la ventana para que el la vea y de la fachada de una chica estudiosa e inteligente.

Esa tarde nunca apareció.

- ¡Hey, Mason! - La peli-negra se asomó por la puerta de su pubertoso hermano de 15 que siempre tenía cara de "odio el mundo". - ¿Donde está Clint?

- Ya no lo nececito, saque 10 y 9 en mis últimos 4 exámenes de matemáticas. Ya no veras más a tu futuro esposo por aquí. - le contesto el levantándose de su silla para enfrentar a su hermana.

Sólo consiguió que ella le pegará un saque y se fuera como una de esas niñas ricas enfurecidas con Papi por no regalarles su Barbie Malibú a los 8 años.

Aunque en realidad Sue nunca se enojaría por eso, ella recibió lo que quería de su padre en su octavo cumpleaños.

Una colección de pósters de Queen.

Según los chicos imbéciles de su escuela era una marimacho ruda a la que todos le tenía miedo. Ni una persona se le enfrentaba, ni una persona seria su amiga.

Y lamentablemente su hermano heredó lo mismo, ambos tenían la mirada opaca que hacía que nadie los mirase. Igual Masón era amigo del raro Cripmann. El vecino de rulos rubios y ojos grises. Se llamaba Jake. Pero en la escuela era conocido como el raro Cripmann al ser un adicto a los cómics y las bandas de metálica.

Almorzaban los tres juntos.

Sue volvió a encerrarse en su cuarto. Su cuarto de paredes violetas, pósters de bandas, una cama de dos plazas con varios peluches y un closet lo suficiente grande como para que quepa la ropa suficiente y polaroids con su familia y de sus celebridades favoritas en la puerta del lado de adentro.

Se sentó de vuelta en su silla viendo por la ventana algo que nunca llegaría. Hasta que llegó. Llegó lo inesperado. Llegó Clint.

Salió corriendo como alma que lleva el diablo hasta abajo y se puso frente a la puerta. Espero a que tocaran timbre y en menos de un segundo abrió.

- ¡Oh, Clint, hola! - saludo casual.

- Hola... Wow eso fue rápido.

- Es que justo estaba por salir. - se apollo contra el marco intentando ser cool.

50 días sin CarlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora