Te quiero.

Te quiero. Puede que te lo hayan dicho otras. Seguramente serían más guapas que yo. Mejores que yo. Rubias, morenas, pelirrojas... Todas preciosas, seguro.

Cada día pasas por mi lado, sin dedicarme siquiera una mirada.

Y me duele. Me duele muchísimo que yo no haya sido la razón de ninguna de tus sonrisas. Me duele que ni me mires, que solo sea para tí "esa". Me duele que mires a otras, que rías con otras, que sonrías a otras.

Pero no puedo hacer nada. Soy demasiado cobarde para decirte lo que siento. Aunque, tal vez cobarde no sea la palabra. Lo que siento es miedo. Miedo al rechazo. Miedo a decirte mis sentimientos y que te rías, que tus amigos me miren y susurren algo que no llegue a entender para luego reirse.

Sé que apenas sabes que existo.

Sé que mientras tú lo eres todo para mí yo no soy nada para tí.

También sé que no eres el príncipe de cuentos que todas esperamos tener, pero, incluso tus defectos hacen que te quiera incluso más, cosa que muchas veces, llega a ser imposible.

¿Sabes una cosa? Allí, en mis sueños, todo es perfecto.

He soñado tantas veces con ese mismo sueño.

Ese sueño en el que yo estaba detrás tuya, te tapaba los ojos y tú sonreías, sabiendo que era yo la que te tapaba la vista. Te dabas la vuelta y me cogías de la cintura. Te acercabas a mí y me susurrabas "Te quiero".

No podría contar las veces que soñé ese mismo momento.

Todo era mágico. Hasta que el despertador me hacía volver a la realidad. Esa en la que tú ni siquiera me miras.

Me he preguntado alguna vez en si vale la pena sufrir tanto por alguien. Muchas veces lo he pensado. ¿Tú sufrirías lo que estoy sufriendo yo por tí?

Mi corazón repite mil y una veces que sí. Él está empeñado en que me quieres, pero lo escondes. Y yo, le creo. Como siempre, me guío por mi corazón. Aunque a veces este me falle.

Seguiré sintiendo en mi interior esta gran impotencia que me produce el no poder decirte que te amo. Te amo más de lo que nadie te podría amar nunca.

Sé que no lo sabes. Me encantaría decírtelo. Pero no puedo.

Entonces, llegará ese día en el que yo siga esperando. En el que pregunte:

'Hey, ¿cuándo me toca a mi ser feliz?'

Ha llegado ese día.

Llevo esperando tanto tiempo a ser feliz, que ya me he olvidado de como se sentía.

Tanto tiempo esperando algo. Cualquier cosa. Una palabra, una sonrisa, una mirada, un respiro, cualquier cosa proveniente de ti.

Pero aún sigo aquí esperando. Viéndote tras un cristal. Viendo como eres feliz. Como reías con aquella chica. Como te besabas con la otra. Como le sonreías a esa. Como acaricias a esta.

Y yo, mientras, esperando a que te dieras cuenta de que la chica que buscabas la tenías detrás de aquel libro, en la esquina de enfrente, en la ventana de arriba, en la cafetería de al lado. Mirándote tras ese cristal, que me hace invisible a tus ojos.

Ha pasado tanto tiempo desde que te conocí. Tantos años, que parece que nos conocemos de toda la vida. Tantos sentimientos han pasado por mí. Los cuáles a tí, ni siquiera te han rozado.

Tú vives tu vida, pronto te casarás.

Pero yo sigo esperando esa oportunidad que siempre quise. Sigo aquí, ¿sabes? Nunca me fui.

Y ahora vas a tener un hijo con aquella chica.

Pero yo sigo aquí, esperándote.

Estoy aquí, en esta cafetería, con el mismo café, con el mismo sentimiento del primer día.

Te veo pasar a diario con ese bebé, que poco a poco se va haciendo mayor. Lo veo crecer, como también me veo envejecer.

Pero, ¿sabes? Aun te sigo esperando. ¿Y sabes otra cosa? Ahora estoy en el hospital. A punto de morir. Lo único que pasa por mi mente eres tú. ¿Dónde estarás ahora? Porque, por si no te habías dado cuenta, yo nunca dejé de esperarte.

Aquel día fue el último que te vi. Te seguí esperando, en el mismo lugar, pero ya nunca he vuelto a verte.

Y, me pregunto otra cosa:

¿Estarás pensando en mí ahora mismo?

Puede que sean mis últimas palabras, mi último aliento antes de sumergirme en un sueño del que jamás podré despertar, pero solo quiero decirte que:

'Te quiero. Jamás dejé de hacerlo'

-Autora: Estheer14-