Desconocidos

22 0 0
                                    



Ella

Se despierta cada mañana esperando que no llueva. Levantandose rápido de la cama para no demorarse en llegar al trabajo.

Toma una ducha rápida con el agua tan caliente que el vapor se escabulle por la pequeña ventanilla del baño. Su vestimenta, uniforme falda azul y su camisa de botones con el color asignada del día, el cual era un rosa empolvado. Tomó unas tostadas mientras peinaba su cabello al mismo tiempo que usaba un poco de maquillaje, tapando esas ojeras que tanto le incomodaban.

Buscó sus stilettos negros, recordando que los había dejado cerca de la cama y en la noche anterior los había arrojado muy dentro por debajo de esta. Miró el reloj, con un gran esfuerzo los sacó rápido porque ya se le hacía tarde, para pasar por su café.

Toma el autobús a las siete de la mañana, se baja dos cuadras antes de la oficina, muy cerca del ciclo vía y a un costado de un pequeño Starbucks. Frente a la estación y la cafetería, se encuentra un pequeño parque citadino y un parking bajo techo donde los colaboradores de las oficinas aledañas guardan sus bicicletas.

La chica vuelve a mirar la hora en su teléfono marca las 7:20 a.m. mira hacía el parking y en seguida entra a la cafetería pide como todos los días un simple cappuccino mediano, una chica mucho más joven que ella le da su bebida, saludándole con los buenos días.

Sale del establecimiento y llega a su banca habitual frente al pequeño parking. El bullicio de la ciudad se hace cada vez mayor, mientras observa como los ciclistas llegan apresurados dejando sus bicicletas.

Ya es tiempo de que inicie su jornada se levanta dando un suspiro, sacude su falda, voltea para botar su vaso de café en un basurero. Escucha un buenos días muy efusivo y un tanto apresurado, ella voltea levantando la mirada y le responde el saludo con una bella sonrisa.

Sigue su camino sin poder esconder su rostro de satisfacción.

Él

Su despertador se escuchó como siempre, él ya estaba en pie dirigiéndose a la cocina para tomar una taza de café, tres huevos revueltos y dos tiras de tocino que casi se le queman. Ese nuevo apartamento le gustaba mucho. Las mañanas las consideraba emocionantes.

Hacía poco tiempo que se había mudado para la ciudad, había recibido su ansiado acenso en el trabajo, comprado un auto nuevo, pero por preferencia siempre y cuando el meteorológico no pronosticara lluvias se iba en su bicicleta hasta el trabajo.

Se alistó como siempre y salió de su departamento, ya fuera observó como un automóvil casi atropellaba a una anciana. Decidió apresurarse hasta donde estaba y ayudar a cruzar la enorme carretera de seis carriles porque el semáforo era muy rápido y la anciana caminaba muy despacio.

Se bajó de su bicicleta dejándola sujeta a un árbol se acercó a la anciana, caminó despacio junto con ella la anciana le sonreía mientras ambos llegaban al otro extremo del paso peatonal.

Se devolvió rápido ya se había atrasado unos cuantos minutos en ese día, su auto marca puntual no la iba a cumplir hoy.

Todos los días llegaba a la misma hora 7:15 a.m. al parque donde guardaba su bicicleta cerca de su oficina. Pero hoy eran los 7:30 a.m. y no había llegado se apresuró lo más que pudo sin perder las esperanzas.

Ya cerca del parque faltando una cuadra bajó su velocidad, sacando su pañuelo de su bolsillo secó unas pequeñas gotas de sudor en su frente, acomodo su corbata y entró al parking.

De espaldas divisó a la joven sin embargo ella se retiraba, él quería ver sus enormes ojos negros fue entonces donde no pudo evitar un sonoro buenos días, para llamar su atención. Ella volteó respondiendo con la sonrisa más bella que él jamás había observado.

Él se sintió satisfecho aumentando sus expectativas. 

Mientras pensaba: -mañana le invitaré al café-



FIN.





*****************************

Espero les guste <3

Es muy sencilla, ojala la puedan entender. Si les gustó espero sus comentarios y estrellitas xD. 


Atentamente, Yoko-san 

Desconocidos (One shot)Where stories live. Discover now