「Prólogo」

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1998

En el palacio del reino Sanguis se encontraba el rey sentado en su trono y su bella reina a su lado, ambos con la brillante corona que marcaba su realeza. El gran Rey Robert leía un libro sobre otras criaturas mientras pasaba su mano por su cabello platino. La reina Sarah tejía con una gran sonrisa un gorro para su bebé el cuál estaba en camino.

Un guardia rompió el silencio de la sala, caminó hasta el pequeño escalón que lo separaba de los tronos y se arrodilló.

ーMajestad, nos atacán, los cazadores están destruyendo quemando el reino y se dirigen a palacio.

El rey dejó caer el pesado libro sobre el suelo provocando un fuerte sonido que retumbó por toda la sala, Sarah observó a su esposo preocupada y este ordenó:ーmanda a la primera fila que ataque, lleven a las mujeres y a los niños al refugio subterráneo, procuren que haya suficiente alimento.

El guardia asintió y se levantó, pero el rey lo detuvo.

ーTambién lleven a la reina al refugio.

ー¡No!ーel guardia sacó a la reina mientras esta se negaba y gritabaー¡Robert, Robert, tengo que luchar, debo hacerlo!

ーPadre...ーdijo una voz masculina

El gran hombre de cabello platino, dirigió su vista a la puerta por dónde el guardia sacóa su esposa, encontrándose con sus seis hijos: James el mayor de todos con la mirada sería de siempre, el caracter que mostraba que era hijo de Robert, Thiago el segundo, igual que James, pero este siempre intentaba demostrar a todos cuan maduro era; Caleb, el tercero, irresponsable, bromista y muy poco serio; Eric, el cuarto, casi nunca estaba por palacio prefería estar con alguna meretriz que buscaba alguna que otra moneda como lobo a un trozo de carne; Diego el quinto, este siempre estaba en su mundo y se encerraba y el pequeño de todos Damon; callado, obediente y a veces cabezota.

ー...estamos listosーdijo Caleb mientras agarraba una espada de plata que colgaba sobre la pared.

ーNo, no, no, esto es cosa de adultosーJames y Thiago carraspearon al unísonoーmas adultos y los guardias, estamos hablando de cazadores, humanos sin una pizca de compasión en su sangre no durarán en lastimaros, dirigiros al refugio.

ーPero pad-

ーAhora o llamaré a los guardias.

***

Por el otro lado, la líder de los se encontraba junto con su esposo riendo y hablando de como habían logrado destruir parte de Sanguia.

ーJamas me había sentido tan viva cariñoーla lider abrazo a su esposo con fuerza.

ーMónica recuerda que estas embarazada, ve a descansar.

ーA nuestros bebes no les pasara nada bobo.

ー¿Y si un apestoso chupasangre, mata a nuestros dos hijos? No podré vivir con ese recuerdo y culpa, venga descansa.

ーTranquilo...

ー¡No, Mónica!

ーNo decansare sin antes matar a esas criaturas y vengar la muerte de mis padres.

A unos metros de la cabaña se encontraba la reina con una daga en sus palidas manos, consiguió escapar del refugio exitosamente y sin llamar la atención, esta se repetía que si logrababa matar a la lider su esposo la dejaría luchar y la tomaría mas en serio, logrando eso marcaría un nuevo comienzo para todas aquellas mujeres que deseen luchar por su reino.

La reina gateó hasta quedar frente a una ventana de la cabaña, todo ocurrió rápido, Sarah rompió el cristal con un golpe y lanzó la daga hasta el vientre de la mujer, dando justo sobre el ombligo. Mónica cayó al suelo. Sarah aprovechó para salir corriendo y dirigirse a su reino, pero lo que no sabía era que un furioso hombre la perseguía con una pistola en sus manos, cegado por su furia disparo una y otra vez a la reina hasta que el arma se quedó sin balas, luego se retiró dejando el cuerpo moribundo de la reina temblando de dolor.

Pasados minutos Sarah ya estaba sobre los gelidos brazos de la muerte. Cuando llegó el rey junto con sus guardias al lugar ya era demasiado tarde. Furioso ordenó a los guardias a que encontraran a la lider y trajeran su cabeza clavada en una espada.

En la cabaña un hombre de cabellos castaños lloraba mientras abrazaba el cuerpo de su esposa, rogando que no se fuera de sus brazos.

ーPor favor, sacalos...saca a nuestros hijos de mi vientre y escóndelos...hazlo, hazloーrogó la líder.

ーMónica...no...ellos...

ーSi no sobrevivo...no dejare que mis hijos mueran conmigo.

ーno digas eso...sobrevivirás.

ーHazlo.

Con las manos temblorosa el esposo de la lider movió la daga sobre el abultado vientre haciendo una casi-perfecta línea. Miró de nueva a su esposa está intentaba no gritar del dolor al sentir las inexpertas manos de su esposo sacar a sus dos bebés de su vientre. Dejó a sus hijos arropados sobre el suelo y escondió a su esposa dentro de un armario.

Apagó todas las luces de la cabaña y corrió junto con sus dos hijos en brazos. Corrió y corrió hasta un pueblo cercano.

ーVolveremos a por vosotrosーsusurró el hombre antes de dejar al primero de sus hijos frente a la puerta de una casa.

Sangre de la Realeza⚣© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora