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Actualidad

ー¡Hey, marica!ーdijo Derek, uno de los chicos más popular del instituto mientras caminaba en dirección contraria junto con su grupo de amigos.

Como siempre el menor tenía que soportar los comentarios ofensivos de sus compañeros, por el simple hecho de ser gay. Tom, 18, un adolescente de altura promedio, rubio, mejillas pecosas y ojos azulados (cubierto por unas gafas negras).

ー¡Tom!ーdijo una voz masculina.

El rubio dio la vuelta encontrandose con su mejor amigo, Leonardo, también muy conocido en el pueblo por su popularidad y por ser hijo del señor y la señora West.

El rubio sonrió mientras observaba como su mejor amigo se acercaba.

Perfecto.

Así le describía, Leonardo era la clase de chico que toda persona quería tener como pareja, que toda madre quería tener como hijo, alto (1.90), cabello castaño, piel morena, notas altas y perfectas, bueno en los deportes, amable y cariñoso con los niños.

ーHolaーTom saludó cuando Leonardo se detuvo frente él.

ーHola Tarzán de jardín, ¿vienes a comer conmigo y los chicos?

Tom odiaba cuándo Leonardo lo llamaba de aquel modo, aunque preferia ese apodo que Rascatierras, sin duda pasó un horrible año después de que Leonardo lo llamara así en público.

ーNo, gracias ーse cruzó de brazos mientras abría la taquilla y fingía rebuscar en ella.

ーEstas muy delgado deberías comer, no quiero que cuando vayamos de vacaciones a Francia te confundan con una baguette, una baguette enana.

Tom rodó sus ojos y pateó la taquilla de abajo molesto.

ーEsta bien, esta bien, perdona pero en serio deberías comer algo podrías enfermarte y quedarte en casa...junto a ese enfermo...ーLeonardo apretó los puños mientras miraba a Tom.

Tom alejó aquellas imágenes de su padre y su abuso constante miró a su amigo con una forzada sonrisa.

ーMm...tengo el estómago cerrado Leon.

ーQue coincidencia, la cafetería tiene la llave, anda vamos.

ーOkey, pero necesito ir al servicioーmintió Tom.

ーOkey NicolásーLeo se despidió de su amigo y se dirigió a la cafetería dejando a Tom confundido.

El rubio cerró la puerta de la taquilla encontrandose el nombre del dueño de esta.

Taquilla 17
Nicolás Samaniego

Rió en su interior y se dirigió al aula de Química para preguntarle al profesor sobre los deberes que tenían.

Mala idea.

Al entrar se encontró con Derek y sus amigos saliendo del aula.

ーOh miren, el marica de uñas azuladasーdijo Derek

ー¿Es lo único que sabes decir? Marica esto, marica lo otro, empiezo a creer que te gusto o algo y solo escondes tu amor por mi de esa maneraーTom le guiñó el ojo a este, sabría que lo molestaría y que seguramente le golpearía, pero merecía la pena ver su rostro sonrojado y aquel tartamudeoーtranquilo Derek no se lo diré a nadie.

Sopló sus uñas color azul electrico y entró al aula dejando sin palabras a Derek y a sus amigos.

***

Respiró hondo antes de meter aquella llave plateada dentro de la cerradura, con sumo cuidado lo introdujo y bajó lentamente la manija. Colocó un pie sobre el suelo de madera haciendo que esta crujiera, sintió su corazón latir rápido al oir la puerta cerrarse fuertemente debido a un fuerte viento.

ー¡Tom, la comida, inútil!ーgritó su padre mientras salía del desordenado y maloliente sala de estar.

Tom maldijo en sus interiores y cerró la puerta con la llave. Caminó por el pasillo recogiendo cada prenda sucia que encontraba, entró al salón encontrándose con la misma escena de cada día, la televisión encendida con el canal de fútbol, botellas de cerveza sobre el suelo y la mesa, platos de comida sucios y marcos de fotos rotos sobre el suelo.

ーNo me estaría muriendo de hambre si te quedaras en casa en vez de ir a un instituto.

ーMas bien no te estarías muriendo de hambre si-

Su padre lo miró fijamente mientras caminaba lentamente hacia él.

ーSi estuviera en casaーrepitió el rubio mientras corría a la cocina a preparar algo de comer.

Todos los días era lo mismo, volver de clases, cocinar, limpiar, estudiar y dormir. A veces sentía que no podia más.

El rubio comenzó a picar la cebolla roja mientras hervía un poco de arroz blanco.

ーVerte cocinar me trae muchos recuerdos de tu madreーdijo el padre del rubio mientras se acercaba a este.

Tom tragó saliva y agarró fuertemente el cuchillo.

ーNo te me acerques...ーdijo Tom con la voz temblorosa y mostrándole el cuchillo.

Ojalá mamá no se hubiera ido, ojalá mamá me hubiera llevado a casa de aquel hombre junto a ella.

En la mañana siguiente Tom despertó y bajó las escaleras encontrandose a su padre en el sofá mirando fijamente la pantalla del televisor mientras bebía de una lata de cerveza.

El timbre sonaba y ninguno de los dos se movía, la persona no parecía querer irse.

ーVe y abrir la puerta, imbecil.

Y así hizo, caminó hasta la puerta principal y la abrió encontrandose con Leo y su dulce sonrisa. Lloró y cayó de rodillas. Entonces lo oyó, para él eran coros de ángeles avisandole de que todo había terminado.

La policía bajó de su coche y entró dentro de la casa del rubio mientras otro policía y Leo intentaban calmar al rubio. Vio a su padre, oyó como este gritaba al ser esposado y metido en el coche.

Era libre.

ーTranquillo Tom, estás a salvoーsusurró Leonardoーtodo acabó.

Leonardo lo había librado de aquel infierno, sintió todas las fuerzas abandonar su cuerpo y todo tornarse oscuro.

Sangre de la Realeza⚣© Where stories live. Discover now