Fragmentos parte 1

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Era un viernes muy triste, yo estaba bebiendo chocolate, muy rico, caliente con un rico bolillo, que de hecho esa ocasión comí dos. Nunca me imagine que pasaría algo como esto. Solo llore muy internamente creo que las lágrimas tienen una alarma de sentimientos benignos, como cuando a una mujer le encuentran un quiste en sus glándulas mamarias; pierdes una parte de ti, pero gracias a Dios sigues vivo pero incompleto. Claro estoy hablando de amo. Siempre dicen que hay más mujeres.

Claro me pregunto si así piensa esa mujer que se pone una prótesis para aparentar la existencia de algo que carece de ello. No voy a mentir, cumple su función. Pero la vida no está hecha para vivirla en realidad. Solo el chocolate lo dirá.

Mis pupilas se inundaron de una tinta oscura como el lunar de aquella persona que te topas en la calle, que parece verruga y sin dudar ese día plasme su nombre en un pizarrón esperando se oculte entre más leyendas fallidas en aquella madera. Oh triste melancolía.

Perdido en sus falsas, huérfanas y justificadas promesas, parecían complicadas calles de GTO, llena de huecos convertidos en minas sacado el oro, la plata y también aquellos muerto recuerdos de momias abandonadas.

Ahogado en mis penas, fui a un hotel de GTO apoyándome en pilares musicales como José José, Emmanuel y Pedro Fernández escale aquel edificio azul como aquel vestido azul que portaba ella.

De pie me encontraba viendo hacia el suelo, solo viendo que lo único que queda soy yo y solo yo.

La gente le importa poco como estés y viceversa. Lo mejor que puedes hacer en situaciones así es absorber el pequeño sentimiento de soledad, superar las personas que no se encuentran contigo y no desear ningún mal.

Ahogándome en la bebida, me gustaba beber el vodka en una botella topperware y divagar en penas, recuerdos, recuerdos y juramentos.

Cuidado, mucho cuidado me susurraba el libro que ella me había prestado, usándolo como pretexto me encontré con ella aun esperando un resultado en una ecuación donde la variable con mí nombre estaba despejada. Sólo me dijo: ya no somos nada, nada en particular y se fue con aquel libro con historias que nos hacía reír a carcajadas.

Repasas cada parte de su vida contigo y encontrar aquella risa hueca. Esa sonrisa que delatara su culpa, el amor que se acabó.

Como una caricia fingida, mi rostro mostraba felicidad por GTO, porque lo tengo todo, solo hace falta que el tiempo lo diga.

¿A caso las manos me muestran lo que sufre el alma?

Las lágrimas convertidas en lluvia roja me deja claro que el tiempo nunca te abandona, te acompaña, no te deja; como la sangre a tu cuerpo.

Los abrazos son algo en lo que valoro mucho y dejando atrás penas, abandono toda tristeza en mí corazón.

Teniendo en cuenta que el amor te hace madurar y el tiempo te hace aburrir de lo mismo es cuando buscas nuevas experiencias y sobre todo, tú libertad en la vida.

Pasaba ya un día pero no un día cualquiera, si no más bien una semana exacta de la tristeza que agobiaba a este terco corazón.

Ver en mí mente la simple mirada que cautiva a este humilde escritor.

Buscando nervioso en mis bolsillos encontré el maquillaje que ella uso aquel día que ahora importa menos que basura. Con lágrimas goteando en mis letras, regalando mí última carta de cariño atrás de una de sus cartas con nuestros apodos de animales...

Esperando que este triste día pase sin darme cuenta.

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⏰ Last updated: Feb 22, 2018 ⏰

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Fragmentos DoradosWhere stories live. Discover now