Capítulo único

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Historia situada durante el inicio de la "Batalla de Francia" a 256 días del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

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Lunes 13 de Mayo de 1940.
Paris, Francia.

La brisa acariciaba con cuidado la hierba, haciéndola danzar a un ritmo pacifico e hipnotizante; los rayos del sol se divisaban por sobre las verdes colinas y un hermoso arrebol pintaba las nubes del cielo.

Era primavera, la estación más bella de todas, donde decenas de flores se arremolinaban al pie del monte y los pájaros relucían su cantar en busca de una pareja en especial, inconscientes de las tragedias que se desataban en el mundo.

Pues, aunque la desgracia azotaba gran parte del planeta, la primavera continúa sin parar, haciendo brotar la belleza de la naturaleza en donde puede, dando esperanza de que todo puede mejorar, iluminando los lugares más sombríos y destrozados.

Sin duda, la primavera era la mejor. Muchos pensaban eso, grandes soñadores con una gran fe, personas que pensaban en las mejores posibilidades, que creían que la guerra pronto llegaría a su fin e iniciaría la paz, así como el frío invierno abría paso a la deslumbrante primavera.

Una de esas personas era Nathaniel Kurtzberg, un judío alemán de incomparables ojos turquesa que ha huido desde hace mucho tiempo, que se ocultó en habitaciones oscuras por días, pero siempre podía ver la luz del sol una vez más. Lo ha perdido todo, a su familia, sus amigos, sus cosas, sus pinturas, más sin embargo se mantiene de pie, con la esperanza en alto.

Y ahora más que nunca se ha decidido por sobrevivir pues tiene un propósito, una promesa que cumplir.

Ha vivido 54 días en la casa del amor de su vida, en Francia, una pequeña cabaña un poco alejada de la capital, con hermosas praderas repletas de margaritas y un sin fin de flores diferentes que adornan todo el lugar.

No se rendirá, él vale la pena, él lo salvo y le dio un techo donde pasar las terribles noches en donde su mente se llenaba de horribles pesadillas, él le proporcionó un soporte, un hombro donde descargar sus pesares, le dio cobijo y alimento, incluso él tuvo la confianza suficiente para presentarle a sus padres y a su hermana.

"Este es un roble muy viejo, ha visto crecer a mi familia y yo solía escalar sus ramas  durante las cálidas tardes de primavera, cuando era sólo un niño."

El pelirrojo recordó las palabras de su amado mientras paseaba sus dedos por la gruesa corteza del colosal árbol. Admiraba con cuidado cada hoja y cada rama, pero al final su vista se posó en una marca que habían hecho juntos antes de su partida.

"Esto simboliza nuestro amor, grabado en un roble grande y fuerte que, al igual que nuestros sentimientos, perdurará por siglos."

Sonrió con nostalgia, eran las iniciales de ambos, escritos con la perfecta caligrafía de ese chico francés.

Se recostó en el tronco del majestuoso árbol y se deslizó hacia abajo hasta terminar sentado sobre las grandes raíces que sobresalían de entre la tierra. Observó el paisaje, estaba a la mitad de la primavera, durante su apogeo, en el momento en que todo relucía mejor, eso le daba paz y tranquilidad.

"Veo que te gusta dibujar, tu libreta esta llena, te daré otra para que continúes con tus obras de arte."

Sacó de su bolsillo un cuadernillo de pasta marrón y un pequeño lápiz a punto de terminarse, ambos obsequios de aquel joven al cual le entregó su corazón.

Notre dernier printemps (Nuestra última primavera) #RoyalAwardsMLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora