Mi árbol de poesía

Eterna condena

Eterna condena

Cada mañana al observar tu llegada

En secreto admiro tu perfección

Siempre llego a la misma conclusión

Y aunque me desagrade admitirlo

Sé que es inútil seguir negándolo

Estoy enamorada completamente de ti

Enamorada de esa bella perpetúa sonrisa

Del par de espejos que reflejan tus pensamientos

Esas hebras nocturnas que oscilan con el viento

Admito que cotidianamente pienso en ti

Cotidianamente deseo tu atención atraer

Cotidianamente necesito tu tacto sobre mí

Cotidianamente añoro a tu lado permanecer

Anhelo atravesar tu ardiente y gélida coraza

Hundirme en los profundos abismos de tu alma

Instalarme en lo más profundo de tu memoria

Poder colmarte de mí perfecto imperfecto amor

Y en mis más profundos desvaríos a ti pertenecer

Me deleito en mi soledad imaginando que fuese así

Mi condena eterna será jamás ser correspondida

Vivir sintiéndome morir en lenta agonía

Mientras tu gélida ausencia me apuñala

Recuerdos que me torturan con alevosía

La constante de saber que fui todo para ti

Y ahora no soy nada más que una vieja memoria

Que se olvida con el impío paso del tiempo.