1939;

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«Las bombas explotaban,las personas corrían por un refugio y los niños gritaban, las llamas inundaron la cuidada llevándose las cosas consigo»

—¿Hija?— una mujer con cabello negro sacudió el hombro de una chica rubia que estaba en el columpio.

—¿huh?—preguntó con confusión para luego fijar su vista en la mujer— ¡mamá!—su hija sonrío a la morena y se paró del columpio de madera para seguir a su madre.

La rubia siguió a su madre con pasos rápidos, en un momento dejo de prestarle atención para fijar su vista a el hombre con extraño bigote que estaba enfrente de las personas que le oían con atención.

—¿me estas escuchando?—preguntó su madre al ver que su hija ya no estaba a su lado, en cambio, ella estaba en medio de la calle mirando con atención a las personas que se  encontraban allí.

—Alemania está cambiando, cariño— la mujer tomó la muñeca de la rubia con brusquedad y la guió donde estaba su casa.

La chica tomó asiento en la pequeña mesa que tenían en su pequeña casa, su familia no era rica y aprendas se podían mantener ellos mismos.

—come, pequeña—su madre puso un tazón de sopa caliente enfrente de ella. Su hija lentamente comió la sopa mientras escuchaba las noticias en el pequeño radio del que su familia estaba apropiado. Se escuchaba lo de siempre «muertes  bombas  personas sintiendo miedo» y ya se estaba convirtiendo una rutina para ella.

Pasaron días así, su familia no podía pasar desapercibida, más bien, cada ves que salían a la calle los paraban para checar si tenían armas consigo .Las revisiones se hacían as constantes para ver si escondían judios en las casas.

Hacia pocos meses que la Segunda Guerra Mundial había comenzado. Su padre había sido reclutado para ir al ejército por lo que ya no se encontraba con ellas. Cada día había una ciudad era destruída por avionetas que aventaban los misiles como basura, como si no importara nada y fuera una simple hoja de papel que no dañaría nada.

Era más difícil pasar por las calles de la cuidad ya que las construcciones y casas se venían abajo cual hoja de otoño.

Los niños se quedaban en refugios mientras que los adultos iban a tratar de afuera a tratar de sobrevivir. Todos sentían miedo, miedo a morir.

Habían pasado meses, años, no lo sabían; muchos de los niños sufrían hambruna porque no tenían los recursos necesarios. La chica rubia tomó el pequeño vaso de vidrio con agua que le ofrecía la chica pelirroja enfrente de ella. Era muy difícil tratar de sobrevivir bajo esos muros.
Las personas se sobresaltaron al oír una explosión cerca del bunker donde se encontraban que los cubría del mundo exterior, las personas sufrían miedo cada día de sus vidas.

Cuando ella vio a su líder, Adolf Hitler, tomar su arma tuvo miedo de lo que podría el hacer con ella, el puso su pistola en su sien y con un suspiro disparo.

La rubia vio el frío cuerpo de su líder con una marca en la sien y sangre derramada y sin moverse las personas empezaron a gritar con furor y miedosas, se les empezaba a perder la voz.

En esa hermosa noche llena de estrellas y bombas explotando en cada esquina de la cuidad la chica empezó a cerrar sus ojos , sintiendo su alma irse de su cuerpo.

La rubia tiro el vaso al piso parando de respirar...

Veneno...







La chica rubia despertó , sintiéndose agitada y devuelta de la muerte , su cuerpo se estremecía y su mente estaba confusa.

—solo fue un sueño...—la chica repitió mientras abrazaba sus piernas con miedo, dejando que las lágrimas salieran de sus ojos como cascadas, viendo con detalle las estrellas .—solo un sueño—la rubia apartó sus lagrimas de sus ojos y se quedó admirando la noche llena de estrellas.

1939;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora