Capítulo Único

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Miró una vez más al reloj en su muñeca antes de soltar un bufido de frustración, acomodó la chaqueta de su traje y observó la entrada del lujoso restaurante. Había llegado hacía tan solo un par de minutos, pero la espera empezaba a irritarle. Odiaba la impuntualidad.

Subió la mano hasta su cabello, pasando los dedos entre estos, desordenándolo, algo muy poco elegante. Su negro flequillo, marcado por unas cuantas canas, ahora caía sobre su rostro haciéndolo lucir aún más apuesto. Era totalmente consciente de su atractivo; a pesar de su edad, cuidaba muy bien de su apariencia.

Su mesa se encontraba apartada del centro, al lado de un gran ventanal, donde se podía apreciar el hermoso lago iluminado con cientos de luces que había un par de metros del restaurante.

Estaba distraído mirando hacia afuera cuando sintió un leve toque en su hombro, alzó la mirada deparándose con una hermosa chica de pelo de negro quien le sonreía a modo de disculpa.

—Feliz cumpleaños, papá —se acercó al hombre y le dio un pequeño beso en la mejilla—. Lo siento por el retraso. Estaba terminando un trabajo para la universidad —ocupó la silla frente a la suya y alzó la mano para coger la carta con el menú, abriéndola.

—Está todo bien, cariño —cogió su copa de vino dándole un pequeño sorbo antes de proseguir—. ¿Ya empezaste con tus exámenes?

—Todavía no, aunque ya empecé a estudiar.

—Bien. Te estresas mucho en época de exámenes —si bien ya sabía lo que iba a pedir, lo había decidido mientras esperaba, miraba la carta del restaurante por simple educación—. Luego te cuesta estudiar.

—¿Cuándo salía tu vuelo a Hawái? —preguntó como si nada.

—Mañana al medio día —dejó la carta de nuevo sobre la mesa.

—Mereces estas vacaciones. Trabajas demasiado.

—Bueno, no tengo otra cosa que hacer. Ahora vas a la universidad y no me gusta estar solo en casa —la chica alzó la vista hacia su padre. Se veía cansado, las arrugas alrededor de sus ojos se habían acentuado más; sin embargo, no perdía su atractivo.

Se preguntaba si había hecho lo correcto al irse de casa. Aunque esta estuviera a una hora de distancia de su universidad, se sentía mal al dejar solo a su padre. Desde el fallecimiento de su madre hace dos años, SeHun había perdido el brillo en su mirada que tanto le caracterizaba. Pero ella sabía exactamente como devolverle un poco de felicidad a su padre, o eso esperaba. Rezaba para que todo saliera como lo planeado, o todo el tiempo y esfuerzo perdido hubiera sido en vano.

La cena transcurrió en un agradable silencio, apenas siendo interrumpido en algunas ocasiones con preguntas cotidianas por parte de ambos.

Era costumbre entre los dos desde que la chica empezó la universidad, cenar juntos todos los viernes. Con el trabajo de SeHun y los estudios de ella, padre e hija se habían distanciado un poco. Los viernes era el único día de la semana en el que se juntaban para cenar y pasar juntos un rato agradable como en los viejos tiempos. Era la segunda vez en esta semana que se reunían, en esta ocasión para conmemorar el cumpleaños del mayor.

Se habían visto la noche anterior y disfrutado de una amena cena donde ambos platicaron sobre lo que les sucedieron durante la semana.

Transcurrido unos minutos, los platos con los restos de la cena fueron retirados y sustituidos por los postres. La chica daba pequeños bocados, jugando con la cuchara en su plato antes de decidir a hablar.

—Papá... ¿No has pensado en volver a salir con alguien? —el hombre la observó con el ceño fruncido— Tengo una amiga, se llama Kim JiMin y...

Volver a ti - KaiHunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora