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Se escuchaban los suspiros. El ambiente era pesado, se entendía por la atmósfera que uno de los amantes estaba indispuesto.

Estaban usando su cuerpo. Sentía los besos, las manos recorriendo todo su ser, era simplemente irritante para él. En ese momento no le apetecía nada, sólo que terminara.

—Venga, quiero que te muevas, yo solo es aburrido— le insistió el hombre sobre él.

Adam, aunque indispuesto, decidió hacer caso. Pasó sus manos por la espalda del tonificado hombre, y enrollo las piernas en sus caderas. Escuchaba su respiración y sin planearlo el también comenzó a sentirse más dispuesto.

¿Podría alguien culparlo por eso?
Era evidente que el no era de piedra, y el hombre que lo acompañaba, era todo un espécimen.

Pero muy tarde comenzó a gozar del encuentro, ya que Miguel había terminado apenas él se había puesto a gemir, se diría que eso le había ayudado a terminar.

Más tarde lo veía arreglarse, mientras el le veía recostado en la cama, aquella que los veía de vez en vez.

Miguel se acercó, y para terminar la velada se acercó y besó muy lentamente en los labios. Hasta podría decirse que lo disfruto.

Pero Adam sabía que era su forma de decir. "Gracias por el polvo".

Era una puta. Una que no cobraba.

Al menos así se sentía.

Miguel se giró y salió por la puerta, sin esperar nada más. Adam por su parte se colocó una camisa grande, se quedó ahí, recostado. No le importo que solo fueran las tres de la tarde.

Entrada la madrugada despertó, y se percató de la hora, buscó su celular debajo de la almohada y después debajo de la sabana. Ya que no daba con el aparato se puso de pie y encendió la luz. Ya una vez con más claridad lo encontró, pero no lo encendió hasta llegar a su baño, sin cerrar la puerta entro a la bañera y prendió el agua caliente. El agua se calentó en segundos y él comenzó a revisar su celular. Había solo dos mensajes. Uno no importaba, solo era un amigo de la oficina. Y el otro era de Miguel.

"Quiero verte de nuevo, me enloqueces".

Adam se sonrojó de una forma notable. Sabía que ese último comentario podía o no ser verdad. Quizá Miguel solo quería alagarlo por no haberse suicidado hasta ese punto.

Adam solo escuchaba el agua salir del grifo, y como el agua ya iba por sus muslos. Se quedó un buen rato mirando el teléfono. Releyendo mil veces esa simple nota. No lo quería admitir, pero sin duda solo le había hinchado un poco el ego.

¿Él? ¿Era él lo suficiente bueno para un hombre como él?

Debía serlo ¿no?

Por un momento creyó su mentira, hasta que recordó el verdadero motivo de todo.
Comenzó a llorar, por sentirse tan impotente, por no tener control de su vida, por sentirse tan frágil. Por recordar que fue él el que le buscó.

Y ahora ¿qué haría?

Esperar a que se cansara. Eso haría.

No había otra opción.

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⏰ Poslední aktualizace: Mar 30, 2018 ⏰

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