Parte 1

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- Cuénteme, ¿cómo sucedió esto? - preguntó el oficial torciendo la cabeza -

- Siempre me despertaba a la misma hora para ir a ese colegio en donde se encontraban esas personas. Todos los días me pasaba lo mismo, me veían actuar como actúo y me discriminaban por ello. Es espantoso tener que vivir esta tortura todos los días, no poder ser como soy por el simple hecho de ser juzgado; para mí, obviamente no era algo sano, pero era algo que sucedía, y que le sucede a demasiadas personas de mi edad... ay - suspiré - es una lástima que la mentalidad de la sociedad se haya quedado en la antigüedad, que alguien te fastidie, insulte y mortifique solo por el mero hecho de tener gustos distintos.

- Pero, Marcos, eso no justifica lo que hiciste.

- Créeme que si lo hace...

Unas horas antes:

- ¡Hijo! ¡Es hora de levantarse! - exclamó la madre de Marcos. –

- ¡Ya voy! - grité sin mucho anhelo. -

Me levanté, me cepillé los dientes, me vestí, recogí todas mis cosas, saludé a mi madre y me fui. Llegué al colegio justo a tiempo, estaba por tocar la campana, cuando de repente, ellos aparecieron.

- Así que aquí está, el afeminado. - dijeron los bravucones en una especie de coro. -

Los traté de ignorar, como siempre, pero esta vez fue distinta... Me agarraron de los brazos como si de un muñeco me tratase y me llevaron a un callejón, en donde me dieron una golpiza, lograron dejarme un ojo morado y algunos moretones en el pecho. Ellos se fueron, pero yo quedé ahí tirado, desvanecido, desamparado, sin nadie que viniera a buscarme o a ayudarme. Luego de estar en ese lugar por algunos minutos, tomé ánimos y me levanté, decidí no entrar a clases y me fui directamente a mi hogar.

Al llegar, corrí hasta el baño, con la intención de que mi madre no me viera, me lavé las heridas y lo disimulé el dolor lo mejor que pude.

- Hola hijo, ¿por qué llegaste tan temprano?

- Es que... Faltó un profesor y nos dejaron salir antes - respondí tratando de evitar la mirada de mi madre. –

- Ah, ya veo, bueno... ¿Qué es eso que tienes en la cara? ¿Te lastimaron? - preguntó sorprendida. -

- No mamá, no es nada, solo me golpee contra la rama de un árbol mientras venía hacia aquí.

- Eso espero - dijo sin creerme, ni importarle demasiado -

- Me voy a acostar un rato, tengo un poco de sueño.

Como le había dicho a mi madre, me dirigí a mi dormitorio y me acosté sobre mi cama, completamente desecha.

Pasadas unas horas me desperté, observé a mí alrededor, y me sentí extraño, como si algo hubiese cambiado. Lo primero que hice al levantarme fue ir a buscar una pistola que tenía guardado mi padre, no sé bien por qué lo hice, pero fue casi como un instinto. Salí a la calle y estaba todo oscuro, parecía como si ya hubiese caído la noche. Estaba totalmente desierto, no se veía a nadie. Caminé un par de cuadras, y escuché detrás de mí una voz bastante grave, voltee pero no vi nada, seguí como si no hubiese pasado. Luego me pareció como si alguien me tocara la espalda de manera violenta, voltee y, de nuevo, no había nadie.

De tanto caminar y dar vueltas llegué al colegio, no lucía como siempre, se veía un tanto putrefacto, se le caían pedazos de pared y las puertas y ventanas estaban sueltas. Decidí entrar por la puerta principal, todo estaba muy feo y desgastado. Comencé a caminar por el pasillo de la entrada, todo estaba muy silencioso aunque se escuchaba un pitido por todos lados muy abrumador. Pude observar a lo lejos una figura, parecía alta y robusta, no me dio miedo. La figura comenzó a moverse hacia mí, se acercaba cada vez más, se hacía más grande y se le comenzaba a distinguir el color de sus ojos, eran de un color rojizo, tan rojo como el fuego. También se le lograba distinguir una gran cornamenta, con mucho pelo en todo el cuerpo, parecía ser una especie de animal que caminaba en dos patas. Tenía los brazos rajados, como si hubiera cometido un intento de suicidio. El animal se acercó tanto y tan rápidamente que en menos de veinte segundos ya lo tenía encima de mí... Me tomó de los brazos y me arrojó con todas sus fuerzas contra el suelo en donde quedé inconsciente por unos minutos.

Cuando me desperté, me encontraba tirado en aquél callejón, en donde me habían dado la golpiza. Me levanté decidido a entrar al colegio, estaba más derruido que antes, pero todo lo demás había vuelto a la normalidad. Había la misma gente que siempre, y, en su lugar de siempre, estaba el grupo de bravucones. Saqué la pistola que tenía guardada, y...

- Ya sé lo que sucedió luego, por eso estas aquí. - interrumpió el oficial. -

Ya. Lo. Sé. Ya. Lo. Sé. - repitió en tono macabro. –

- Oficial... ¿Se encuentra bien?

- ¡No! - respondió brutamente mientras su cara cambiaba de forma y le salían cuernos por los laterales de la cabeza. –

Salí corriendo en busca de ayuda cuando me tropecé y caí en un pozo.

De repente me desperté...

- ¡Hijo! ¡Es hora de levantarse!

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⏰ Last updated: Mar 25, 2018 ⏰

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Pesadilla en bucleWhere stories live. Discover now