Capitulo unico

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Su sexto sentido lo alerto sacándolo rápidamente de lo que estaba haciendo y devolviéndolo a la realidad justo a tiempo para esquivar el filo del cuchillo que se enterraba certero en el bote de leche, el líquido blanquecino se esparcio por el suelo de la pequeña cocina.


Rápidamente giro y tomo a forma de escudo lo más cercano que tenía a la mano la sartén con la cual minutos antes había preparado parte del desayuno.  
Al parecer esta sería una mañana algo agitada.


-Lin chan? Lo llamo con cautela - Si hay algo de lo que quieras hablar hablemos solo baja el cuchillo por favor. Pidió amablemente aunque un poco nervioso, él aludido no respondió ni una palabra tomo impulso una vez más y trato de acertarle un nuevo golpe con su arma, esta vez la punta del cuchillo fue desviada al chocar contra la sartén haciendo que el cuchillo rebote y salga disparado a un lado. 
Una vez desarmado su atacante Banba bajo su escudo improvisado y levantado ambas manos a la altura del pecho en son de paz tratando una vez más dialogar con su joven inquilino.


-Acaso te sientes mal? Quizás te duele... Pregunto dubitativo sin terminar lo que iba a decir.


-Tu... Por fin el más bajo hablo su voz era tétrica, su ceño estaba fruncido y sus manos estaban cerradas en un puño tan fuerte que sus nudillos comenzaban a ponerse blancos, todo indicaba que estaba enojado, más bien furioso tenia un  ligero temblor en su cuerpo producto de la ira.


-Tienes las agallas de preguntar si me duele algo después de lo que me hiciste gran imbécil! Grito aún más enojado que antes apretando los dientes.


En un intento de calmarlo avanzo hacia él acción que no fue bien tomada por el mas joven al verlo levanto su puño dispuesto a golpearlo en la cara. Rápidamente lo detuvo tomándolo de la muñeca, lo jalo hacia él envolviéndolo en un abrazo hundió el rostro en el hombro del muchacho mientras abrazaba su pequeño cuerpo con fuerza.


-Lin chan no te enojes lo lamento mucho... la próxima vez seré más gentil lo juro, no fue mi intención que duela... veras, no puede contenerme además no soy el único culpable.  Estoy seguro que por los adorables y sonoros ruidos que hacías lo has disfrutado tanto como yo, dijo sin soltar su agarre, pronunciando esas últimas palabras muy cerca de su oído con voz seductora.


-Estas buscado que en verdad te mate no es así Banbaka?!

 Suéltame de inmediato o juro que hoy morirá el samurái  Niwaka en mis manos.



El detective entendía el enojo del más joven, visto que él era el único culpable de ello accedió muy a su pesar y se separó de él.


Al hacerlo se quedo viéndolo detenidamente, no importaba lo enojado que estuviese su rostro se veía realmente preciso ni hablar de lo bonito y angelical que se veía con la luz del sol de la mañana contorneando su delicada y esvelta figura. Vestía nada más que su suéter blanco el cual le quedaba holgado, bajando aun mas la mirada no pudo evitar repara en sus hermosas y bien torneadas piernas y en las pequeñas rojizas marcas  que él mismo había dejado la noche anterior reclamándolas como de su propiedad hermoso,  simplemente hermoso pensó.

¡Baja el cuchillo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora