⊹ OO1┆Todoroki Shotō recibe un invitado.

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¡Se acabó! Sus ojos se iluminaron con una furia chispeante, su mandíbula estaba apretada y su mejilla se frotaba contra el suelo

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¡Se acabó! Sus ojos se iluminaron con una furia chispeante, su mandíbula estaba apretada y su mejilla se frotaba contra el suelo. El mal sabor de boca aumentó, se apiñaron como gusanos en su garganta, dejándolo casi asqueado al hablar. Ojalá no odiara tanto la situación en la que se encontraba, tirado en el suelo y encadenado a las muñecas. Dondequiera que se viera, la opción correcta era permanecer obediente e ignorar sus fuertes instintos opositores, pero no hizo ningún esfuerzo por silenciarlos. Quizás por su propia naturaleza de rebeldía siempre, o talvez por la fobia insistente de aguantar un lugar tan pequeño desde su llegada.

—¡Abre la jodida puerta! —chilló con su voz adolescente áspera y reprimida—. ¡Maldita sea, cuando salga de aquí voy a buscarte y dejarte comiendo mierda! —dijo, apenas conteniendo las palabras y demasiado ocupado tratando de no aspirar la suciedad.

Para Katsuki aquello había llegado demasiado lejos; de pronto se veía envuelto en un escenario que por vez primera escapaba de su control. El corazón le bombeaba con fuerza y su cuerpo latía gracias a la adrenalina apretando su pecho; los ojos le giraban en las cuencas, fijando un punto en cada esquina antes de parar de golpe y clavar en el techo una mirada sobresaltada; parecía querer gritar algo más, pero volvió a lo suyo haciendo fricción en las cadenas. Un minuto y medio después, se escuchó un aliento fuera de la pieza que decía con una voz fantasmal: "Eres bastante ruidoso".

Dió un respingo, sus iris barrieron apresuradamente el lugar seguido de otro silencio, tan pacífico que resultaba incómodo. Todo su cuerpo se mantenía alerta y buscaba la voz en la penumbra dónde fue sumido, frotando las muñecas con bastante agresividad.

Intentaba levantarse apoyándose en la pierna, porque estar en el suelo era un signo de debilidad y no, él no lo era. Tiró el cuerpo hacia atrás y cayó de rostro por segunda vez en los últimos diecisiete minutos. Maldijo mordiéndose el labio inferior con uno de sus colmillos caninos. El ruido de su caída hizo eco a su alrededor, levantando polvo de los muebles viejos envueltos en sábanas y telarañas. Tuvo el dolor agudo de restos de tierra entrando en su nariz, inhaló parte de eso y su rostro se arrugó; entrecerrando los ojos fastidiado. El aire se llena de húmedad que inundaba su nariz y la volvía roja al estornudar.

Bakugō se arrastra deprisa hasta tocar la puerta maltrecha con la suela de sus botas, reuniendo fuerzas en ambos pies para dar patadas repetitivas contra la única salida de su nueva habitación. Sin embargo, no se podía hacer nada con esas malvadas apresadoras ajustadas en su espalda forzando su movilidad a ser estática. Suficiente para detener a un monstruo, un hombre lobo, un vampiro...

Echa una mirada por encima del hombro; aún intentando liberarse de los grilletes, el metal aplastaba su piel y lo hace sangrar por todo el forcejeo, poniéndolo feroz. Sus únicos logros fueron lastimar su cuerpo de hombre lobo, rugiendo y gimiendo del dolor.

—Has eso otra vez, se romperán —murmuró una voz arrogante desde el otro lado, extrañamente calmada. Tan serena que hizo a Katsuki rabiar si quedaba alguna parte dónde pudiera caverle.

Dark Vampire; ᴛoᴅoʙᴀᴋᴜWhere stories live. Discover now