Todas las historias de amor comienzan con una mirada, un add en alguna red social o con el famoso "te presento a mi amig@". Tal vez la mía fue distinta o por lo menos no comencé por ahí. Cursaba décimo grado en un colegio de curas, aunque suene raro, a veces es peor que cualquier otro colegio privado, cabe resaltar que llegue en sexto grado y que no me hicieron cara de muy buenos amigos. - Continuemos para lo que en realidad empecé a escribir este texto.
Estaba en décimo escuchaba bandas de rock como Ekymosis, Enanitos Verdes, Fito Páez, Caifanes y otros genios dueños del Rock en español de esa época y creo que del rock de siempre. Compraba mis cds en una tienda pirata en el centro de la ciudad y los guardaba en la popular "Biblia". Esta parte es importante contarla, ya que, así fue como me enamoré y enamoré, o eso creo que hice. Ella una mona hermosa de ojos azules, inteligente, ortografía perfecta, algo loca y eso sí, amaba a Fito Páez; solo con eso ya éramos el uno para el otro. - Eso decía aquel adolescente de 15 años.
Los días pasaron y ahora sí, las miradas y los adds en redes sociales no se hicieron esperar, aún tenía la costumbre de llamarla a su casa y arriesgarme a que contestará su padre, al que anhelaba que fuera mi suegro. Horas enteras frente a un computador, palabras lindas, palabras románticas, palabras uff. - Este texto es para todo el público así que me saltaré esa parte.
La verdad es que todo fluyo, nos vimos, nos besamos, nos enamoramos, cantamos juntos, reíamos juntos, hasta que sí, aparece el pretty boy que es mil veces más guapo y churro que tú. Lo bueno es que él no la hizo reír tanto como lo hice yo. - Eso te lo aseguro Camila.
PDTA: Desde ese día juré no ponerle Camila a ni siquiera a una perra de la calle. (Perra del que viene del canino claro está)
Escrito mientras sonaba: The Vaccines - I Always Knew y Stand By Me - John Lennon
