Día 1: Piénsalo otra vez

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Tema(s): (Tienda de café AU / Tímido /) Lágrimas

PIÉNSALO OTRA VEZ

¡Imposible! ¡Imposible! ¡Imposible! Se repetía Kirishima una y otra vez sacudiendo la cabeza, era ilógico, antinatural e irracional que lo que había visto fuese real, no había forma de que Bakugo estuviera llorando. Su cabeza simplemente no podía dar crédito a la imagen de hace tan solo unos minutos cuando atravesó la sala común de camino a las duchas y observó como Katsuki se escabullía con rapidez restregándose los ojos, se sorprendió tanto y no lo creyó del todo hasta que lo sintió sorber por la nariz. Lo siguió, lo más sigiloso que un torpe como él podía ser, hasta el baño de hombres, donde lo descubrió lavándose la cara para después apoyarse en el borde del lavamanos.

— ¡Joder, pequeña mierda asquerosa!—exclamó Bakugo.

Entre preocupado y asustado Kirishima salió rápido, quería preguntarle qué le sucedía aunque no se atrevía, por su tono era claro que estaba enojado, mucho, y si el tentaba a la suerte—o más bien al irascible Bakugo— sabía que tenía las de perder. Sintió nuevamente los pasos de Katsuki por lo que se apresuró en correr al living y lanzarse en el sillón en un intento de ocultarse del rubio. Pero los nervios lo hicieron torpe, no midió su fuerza y acabó rodando por el sillón hasta caer de cara al suelo. El estruendo fue tan fuerte que era imposible que Bakugo no lo notara, lo sintió acercarse a la vez que trataba de disimular apoyándose en los brazos como quién hace flexiones.

— ¿Qué mierda haces, pelos de mierda?—cuestionó el rubio. Kirishima moría por volverse a verlo, pero estaba un poco intimidado de lo que pudiera encontrar.

—Ehm... ¿buscando algo?—respondió, acomodándose sobre sus rodillas pero todavía dándole la espalda a Bakugo.

— ¿Me lo preguntas a mí?—dijo, Kirishima rió nervioso en respuesta, haciendo a Bakugo rodar los ojos—. ¿Por qué siempre eres tan malditamente raro?

El rubio se acercó al otro, dándole una pequeña patada en la espalda para que lo observara, Eijiro suspiró antes de hacer la cabeza hacia atrás, apoyando sin querer la misma en las rodillas de Bakugo. Ambos pares de rojo se encontraron igualmente sorprendidos, el carmín de Kirishima reparó enseguida en los todavía enrojecidos e hinchados ojos de Katsuki, su corazón se encogió mientras apretaba los labios. Dolía, que Bakugo llorara y él no supiera por qué dolía. Era como si le fallara a Katsuki, sufrir en soledad no era algo agradable, él lo sabía más que nadie, por eso quería ayudarle. Tenía que hablar, preguntarle qué sucedía y como salvarlo. Se reprendió a si mismo por ser tan estúpido al temer a Bakugo, debió haber entrado al baño y preguntarle directamente como estaba, insistir si fuera necesario.

—Ba-

­—Idiota—se le adelantó el otro, abandonando su posición de pie para rodearlo y arrollarse frente a él de brazos cruzados— ¿Qué carajos te pasa?

— ¿A mí?

—No, al imbécil de Deku ¡¿estás jodiendo?!

La respuesta cargada de sarcasmo logró que Kirishima lo mirara más sorprendido, no era así como se suponía que debía ser; parpadeó un poco mientras la feroz mirada de Katsuki seguía sobre él. La presión de los rubís contrarios lo obligó a responder lo primero que le vino a la mente.

—Yo... estoy bien, digo, no me pasa nada.

— ¿Entonces solo eres un idiota que se lastima por diversión?

Lo siguiente nadie pudo predecirlo, ni siquiera al mismo Kirishima se le hubiera cruzado que Bakugo fuese a hacer algo ni remotamente parecido, porque el rubio extendió el puño de su perfecto pullover* color crema hasta el rostro de Eijiro y con un cuidado impropio de él lo acarició justo debajo de la nariz. Katsuki alejó la mano poco después, solo entonces Kirishima reparó en la pequeña mancha roja que descansaba en la manga del otro, instintivamente llevo su mano a la zona de la caricia y logró extraer un ápice del líquido rojo.

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