; PARTE ÚNICA

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«JiMin observaba desde la barra como tantas personas de su edad se divertían, a pesar de tener veinte años, de ser un «alma joven», no sentía que ese fuera su lugar, no encajaba según él. Su lugar era con su hijo, acurrucados en la cama, mirando algunas caricaturas. Pero no, SeokJin solamente tenía en mente el hecho de salir de fiesta, pasar juntos una noche y divertirse a lo grande, ¡pero el maldito pelirrubio estaba restregándose —bailar según otros— con otro chico!

JiMin resopló molesto y le dio otro trago a su lata de cerveza —única bebida alcohólica que podía soportar—, sintiendo el sabor amargo serpenteando en su boca, luego desprendió tres botones de su camisa para no sentirse tan asfixiado, exponiendo la lechosa piel de su pecho, remangó los bordes de las muñecas de la camisa y también pasó su rellena mano por su negruzco cabello, despeinándose, y continuó bebiendo de su lata.

No había tenido tanta suerte con los hombres ni tampoco mujeres, cada vez que nombraba a su hijo todos huían de él, poniendo tontas excusas —totalmente tontas, ¿quién le creería a una chica de diecinueve años que olvidó bajar a su gato del árbol? ¡Eso lo piensas antes de ir a una fiesta!

— Hola —oyó una gruesa y fuerte voz frente a él.

JiMin alzó la mirada de su lata y observó un sublime rostro, delicado y bonito, su frente escondiéndose por unos mechones rubios, felinos ojos observándolo con atención y estudiándolo, nariz pequeña y labios delgados de una tonalidad rosa suave. Se veían sedosos.

— Hola —JiMin saludó nervioso, sonriendo.

— Soy YoonGi —el hombre extendió su mano y JiMin la tomó, dándole un apretón leve.

— JiMin —se presentó, miró a la pista y rodó sus ojos al ver a SeokJin besándose con el mismo chico que se restregaba.

— Nunca te vi por aquí —YoonGi arrugó su ceño al ver a su amigo besándose con un alto pelirrubio—. Mi mejor amigo tiene más suerte que yo —señaló con su dedo a los chicos que estaban besándose y ambos rieron.

— El pelirrubio es mi amigo —JiMin informó, riéndose—, y él me obligó a venir para divertirnos... pero creo que me obligó a venir para ver como él tiene una vida loca sin preocupaciones.

YoonGi rió con ligereza y agregó: — venga, no debes pasar los veinte años, ¿qué tantas preocupaciones debe tener un chico de esa edad? ¿Estudios y un apartamento?

JiMin se carcajeó y asintió pero luego decir: — y un hijo de tres años.

YoonGi quedó estupefacto, sus ojos se abrieron y abrió su boca y la cerró sin saber que decir, una parte de él se sentía mal por haber dicho esas cosas. Y JiMin simplemente contaba mentalmente el tiempo que faltaba para que YoonGi pusiera una excusa y se esfumara, quizás YoonGi sería más creativo y no le diría algo como «¡mi mamá me llama para colgar ropa!», o sería tan malo en una excusa que sería peor que «debo alimentar a mi ratón... eh... ¡Chefcito me llama!», todo era incierto.

— Eh... bueno... —YoonGi rascó su nuca con incomodidad—, ¿cómo se llama tu hijo?

Bien, JiMin trataba de ocultar el brillo en sus ojos y la emoción que lo estaba azotando, era la primera vez que alguien no escapaba y le preguntaba sobre su hijo. Eso era otro nivel. Eso era emocionante.

— Se llama TaeHyung, ¡tengo fotos de él! —JiMin sacó con movimientos torpes su celular del bolsillo interior de su chaqueta y lo encendió, mostrándole una foto de un pequeño niño riéndose y tomándose los cachetitos con sus diminutas manos. YoonGi rió.

¡Hola, soy TaeTae! ☾y.m ☽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora