El ensayo

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Raoul poco más y arrastra a Agoney hacia la habitación. Porque si intenta contener lo que piensa un minuto más, explota. Y nadie quiere verle explotar, no es bonito.

Bueno, él sí es bonito, siempre.

Pero lo que diría no lo sería y además le causaría problemas. Y a dos horas de empezar la gala quizá no sea el mejor momento para causar una revolución en la academia.

Agoney le sigue por el pasillo sin dudar porque, seamos sinceros, no hay lugar al que no seguiría a Raoul.

Cuando llegan a la habitación, Raoul se asegura que no haya nadie dentro, espera que pase Agoney y cierra la puerta tras él, pero no se adentran apenas en el cuarto. Agoney ya lleva rato viendo lo agitado que está Raoul y estaba esperando el momento en el que decidiera contarle que le pasa, así que deja que se desahogue.

Entiende que esté enfadado. Claro que lo entiende. Porque ha sido una semana de trabajo intensa, de ensayos en cada rato libre, de implicarse emocionalmente como nunca lo han hecho... Y con unas firmas de discos que les han quitado tiempo pero les han dado aún más ganas de hacerlo, de atreverse.

Y a última hora les dicen que no. Que no se hace. Que tienen que cambiar lo que llevan una semana trabajando. Mejor dicho, lo que ellos les han hecho trabajar. Porque no es idea suya y no han podido elegir, aunque les hayan dicho que sí. Sabían que decepcionarían a mucha gente si se negaban así que, ¿cómo negarse?

Pero ellos están ahí para cantar, no para convertirse en iconos de ningún movimiento ni ningún colectivo, por importante que sea. Su objetivo número 1 siempre es y siempre ha sido cantar.

Y había costado, porque Raoul no quiso involucrar algo tan personal con su actuación. Pero con el paso de los días, él y Agoney se han acercado mucho y han hablado largo y tendido del tema por las noches en privado y se han unido más en esa semana que en el mes y medio que llevan de concurso. Agoney se ha abierto a él y Raoul ha encontrado a alguien en quien apoyarse. Agoney le da una seguridad que no ha encontrado en nadie más allí dentro. Y gracias a él se siente listo para hacerlo, para dar imagen a algo tan importante.

Y a último momento, toda esa lucha interna, todo ese esfuerzo, toda la dedicación que él y Agoney le han puesto para sacar una actuación excelente de una canción plana... no servirá para nada.

Raoul suelta toda la rabia y la frustración que lleva acumulando desde hace horas y Agoney le deja. Le escucha sin decir palabra, le mira fijamente y se pregunta "¿cómo ha podido cambiar tanto este niño en una semana?" y se da cuenta que sólo necesitaba la motivación adecuada. Y esa motivación... es él. 

No puede evitar sonreír cuando esa idea se cuela en su mente. Aunque tiene que usar toda su fuerza para tragarse esa sonrisa y que Raoul no piense que no le está tomando en serio. No se atrevería. No cuando a Raoul están a punto de estallarles las venas del cuello.

Cuando Raoul termina de hablar y se queda mirando a Agoney esperando una respuesta por su parte, éste le coge del brazo y le lleva suavemente al fondo del cuarto. Raoul automáticamente se sienta en su cama y se lleva las manos a los ojos para intentar frenar las lágrimas que están amenazando con escapar de la misma frustración que siente.

Agoney se sienta a su izquierda, muy cerca. Raoul suspira, se gira y sube la rodilla a la cama para poder mirarle de frente, dejando las manos en su regazo. Su rodilla está apoyada en la pierna de Agoney pero no parece que el contacto moleste a ninguno. Es más, lo buscan. 

- ¿Tú qué quieres hacer? – Le pregunta Agoney con los ojos fijos en los de su compañero.

El ensayoWhere stories live. Discover now