PATERNIDAD

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-Charlie! Están muy cerca de la orilla ¡ En cinco minutos vamos a comer!- El pequeño rubio agito su mano, en un distraído gesto de haber escuchado la voz de su padre. Mientras reía y correteaba con Eddie a lo largo de la playa.

El equipo de 5-O. Estaba reunido en torno a una mesa frente al carro de comida de Kamekona. Era una tarde bellísima, el cielo despejado y una brisa suave refrescaba el ambiente. Había sido una buena semana, lograron resolver dos casos de crímenes mayores e incluso el gobernador había hecho llegar su reconocimiento por su excelente labor.

A manera de celebración y para iniciar su fin de semana, seis de los miembros del equipo estaban relajándose compartiendo comida y anécdotas.

- Charlie! Segundo aviso. Ven a lavarte las manos!-

-Ya voy Danno!- contesto el pequeñito, aun correteando por la playa.

-Camarón al ajo y brochetas de verduras. Camarones al curry y una ración extra de arroz blanco pára mi keiki rubio favorito- Kamekoma describía el ultimo servicio, colocando los platos frente a Steve y Danny.

– Muchas gracias muchachote! Espero que no hayas experimentado con tu curry súper picante otra vez!-comento Danny, mientras colocaba tres camarones sobre el plato con arroz blanco, al mismo tiempo que Steve, con movimientos expertos, sacaba la brocheta de las verduras y colocaba una ración de las mismas, excepto ajo y picante, en el mismo plato en el que Danny había colocado los camarones.

-La comida esta lista Charlie boy! Ven a sentarte!- llamo en voz alta el comandante.

Un par de minutos después, el detective de Jersey se puso de pie y camino con determinación hacia donde se encontraba su hijo. Ante la atenta mirada de Tani, quien no había perdido detalle de la interacción entre sus jefes y el pequeño hijo de Danny. A casi un año de trabajar juntos, Tani sabia algunos detalles sobre las familias de ambos hombres. Básicamente sobre los hijos de Williams, a quienes era obvio que el detective adoraba y vivía devoto a ellos. Esta devoción parecía ser replicada por Mcgarret, quien escuchaba con inmensa paciencia y ternura a la pequeña copia de Danny, que lo sujetaba de la mano o subía a su regazo a la menor oportunidad. Para la isleña esta interacción le resultaba fascinante. Tan diferente a su vida cotidiana. Era increíble ver a estos rudos hombres, comportarse en una forma tan domestica y familiar en torno a un niño pequeño.

-Te llame dos veces y el tío Steve te hablo una mas! Tu comida esta servida. Cuando termines, puedes ir a jugar con Eddie de nuevo!- Tani, escucho a Danny explicar con paciencia a Charlie a quien tenía tomado de la mano.

-Pero no quiero! Estoy jugando y no quiero comer!- contesto con voz entrecortada el pequeñito, haciendo un puchero.

-Oh!Oh!- pensó Tani. -aquí viene el gran berrinche!- la experiencia de la isleña en el trato con niños, no había sido la mas placentera. Y si Charlie, tenia al menos un poco del obstinado carácter de su padre, aquello iba a ser un drama de épicas proporciones.

El detective se detuvo frente a su hijo, poniéndose en cuclillas para mirarlo directamente a los ojos. – Escucha Charlie!- agrego el rubio en voz baja pero con firmeza, tratando de darle a su hijo, la mayor privacidad posible. – Estamos aquí, para pasar un rato con los chicos y comer algo, antes de ir por tu hermana a su práctica-

-No quiero!- interrumpió el niño, haciendo un mohín, cruzando los brazos y agitando la cabeza socarronamente.

-Tienes dos opciones Charles Williams: puedes ir a sentarte por cinco minutos para meditar tu comportamiento o recogemos nuestras cosas y nos marchamos ahora mismo!- el tono de voz de Danny no daba opción a negociaciones. Así que el pequeño termino sentándose en el lugar para reflexionar que indico su padre.

PaternidadWhere stories live. Discover now