Capítulo único.

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Él solo quería huir, empezar una nueva vida de cero, cambiar su nombre, tal vez su apariencia, a su familia...

En realidad su vida no era tan mala, pero hacía poco ésta le había arrebatado a la única persona que le daba un poco de felicidad dentro de todo el aburrimiento y toda la rutina: su madre.

Suga estaba muy unido a su madre, aunque no lo pareciera. Era la única que le apoyaba en todos sus sueños, pero siendo realista a la vez.

Yoongi no tenía muchos amigos, de hecho, no tenía ninguno. Y eso no le importaba, al menos antes. Ahora que se había ido la única persona que le hacía sentir bien...necesitaba a alguien, necesitaba un amigo. Bueno, le daba igual si fuese un amigo, un familiar o alguien que apenas conocía, él simplemente necesitaba un hombro sobre el que llorar dejando a un lado su coraza de tipo duro.

Pero estaba solo. Y perdido.

Por eso no dudó ni un segundo cuando finalizó el funeral y una idea loca le pasó por su cabeza.

Miró alrededor, nadie le prestaba atención por lo que no pasaba nada si se iba de allí. Ya se había despedido de su madre, ahora solo quedaba despedirse de su ciudad.

Salió del velatorio y fue directo a su moto. Montó, arrancó y empezó a conducir hasta su casa. La idea de irse ya se le había pasado por la cabeza el día que recibió la noticia de la muerte de su madre y como sabía que lo iba a acabar haciendo, ya había hecho las maletas.

Cuando llegó, abrió la puerta y fue rápidamente a su cuarto. Sacó la maleta llena de todo lo que creía que iba a necesitar de debajo de su cama. Luego fue hasta el salón y movió lo suficiente la televisión como para poder meter su mano. Al hacerlo, palpó algo frío y cuando sacó su mano pudo ver en ella el bote lleno de dinero del que una vez le habló su madre.

Sacó todo el dinero que contenía y volvió a colocar el bote donde estaba, al igual que la televisión. Guardó los billetes en su cartera y, maleta en mano, salió de la casa.

No se molestó en dejar una nota, pues sabía que a nadie le importaría su partida, de hecho estaba seguro que les quitaba un peso de encima. Tampoco dio una última vuelta por la que había sido su casa durante toda su vida, pues sabía que se iba a poner a recordar muchos momentos bonitos con su madre y ya había agotado el cupo de todo lo que iba a llorar en los próximos tres años.

Como solo tenía su moto, no podía llevar la maleta hasta el aeropuerto, por lo que llamó a un taxi para que le llevara. Se sentó en uno de los escalones que había en la puerta de su casa mientras esperaba al taxi.

Realmente estaba loco, pensó. Iba a huir e irse a otra ciudad en la que no conocía a nadie. Pero, por otro lado, ¿qué iba a hacer si no? ¿Quedarse y amargarse la vida? No. Por lo menos de esta forma tendría una posibilidad de ser feliz, ya que estaba seguro de que si se quedaba si que no tendría ninguna. Aunque, ¿realmente estaba huyendo? No. Lo que él estaba haciendo era salvarse, buscar otro camino. Pero Suga no estaba huyendo.

El taxi tuvo que pitar unas cuantas veces para que Yoongi se diera cuenta de que estaba allí y saliera de su ensimismamiento. Lo miró sorprendido cuando lo vio frente a sus ojos, ya que no lo había visto venir. Cogió su maleta y la puso en el maletero del coche para después montarse en la parte de atrás.

-Al aeropuerto, por favor- indicó al conductor. Éste solo asintió y se puso en marcha.

El trayecto fue algo largo. Ninguno de los dos habló, el conductor no era de esos que te contaban su vida o querían saber la tuya, cosa que Suga agradeció. Cuando llegaron, el chico pagó, se bajo del coche y cogió su maleta del maletero.

Aviones de papel • YoonminWhere stories live. Discover now