El caballero dragón

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El rey dejó caer la gran olla que se encontraba en sus manos, con los nombres de los pueblerinos de ese lejano pueblo, y el pequeño trozo de papel arrugado que se encontraba en su mano derecha, con el nombre de su única hija, todo esto con una expresión de terror absoluto y de tristeza. Acompañados de rencor hacia los dioses, por ser culpables de esa imprevista e dolorosa estaca clavada repentinamente en su débil y viejo corazón.
Rey sin ninguna duda dejaría morir a su única hija heredera; a manos de un monstruo. Mientras él creaba pensamientos para ocultarle la verdad al pueblo, hija se acercó a su padre con intriga y miedo. Al ver su rostro con expresión de horror y levemente paralizado, —por el increíble miedo que crecía en él—, supo de inmediato que algo estaba pasando. Cogió el trozo de papel arrugado de su mano derecha, y lo leyó.
Poco después de suspirar y aceptar su destino, se acercó al pueblo impaciente y desesperado, para anunciar su destino; que había sido ella la elegida en las elecciones de la muerte. Los pueblerinos, al oír el anuncio de la heredera, ahogaron un grito de sorpresa insonoro. Muchos de ellos se negaron rotundamente a dejarla morir en manos del temible dragón, pero la mayoría aceptaron su azar; mas muchos se presentaron con pésame solamente delante de ella, aunque internamente se sentían felices del hecho de que no iban a morir tan lamentablemente. Otros testificaron que, si la princesa no se presentara delante del dragón, y se volvieran a hacer elecciones, y si ahora le tocase a un pueblerino, sería injusto.
De golpe, todo estalló en silencio al oír la ronca voz del rey, quien anunció que se presentaría él en vez de su hija. Los pueblerinos se negaron rotundamente a dejar reinar a su joven hija, pero después de que el sabio rey anunciara que era una orden, y quienes no la cumplieran serían enviados con él hacia el dragón; todos aceptaron el reinado de su hija por miedo a su vida. La princesa, al principio se mostró con enfado y negación, mas era suficiente para su padre, y la envió a su habitación para luego mandar encerrarla, para evitar una rebelión por parte de su hija. El rey se preparó para ir hacia la cueva del dragón; comió, y fue a despedirse de su llorosa hija sin ser capaz de mirarla a los ojos. Una vez haber dejado su trono; él se sentía por parte feliz, de haber salvado la vida de su hija, de haber contrariado la palabra de los dioses, y de haberlos desafiado.
La princesa, ahora reina, una vez subida al trono, y posteriormente muerte de su rey, juró venganza de muerte hacia el monstruo que le hacían llamar dragón, que seguía comiéndose sin humanidad a los pueblerinos indefensos, de su bello reino. Durante largos meses de reinado, llegó el día 23 de abril, que sería el día en el que la princesa cumpliera años, y el día en el que ella buscaría a un caballero quien la pudiera ayudar a conseguir la cabeza del dragón. Sus súbditos le trajeron al castillo 100 nobles hombres denominados caballeros, para que la pudieran ayudar,— mientras les entrevistaba—, a localizar la cueva del dragón. La reina pensó que todos eran completas cobardes que sólo se presentaron ante ella, para llegar a su corazón, ocupar el trono y quitarle las riquezas. Cuando le tocó al caballero número 99, éste lanzó su armadura al suelo tapizado, y extrajo su espada de su cinturón, dispuesto a luchar por la justicia y por la reina. Ella aceptó al único candidato digno de su puesto, y le anunció que esa misma tarde irían hacia la montaña donde vivía el temible e innombrable dragón.

Esa tarde, la reina se vistió con un bello vestido blanco, y se equipó con una larga lanza, —quien reposaba en su mano—, y se despidió de su pueblo por si de caso no volvía. Juntos, la reina y el caballero, y encima del blanco caballo del noble, se encaminaron hacia la cueva del dragón. Una vez llegaron, se encontraron con miles de esqueletos, la mayoría eran de animales. Eso les notificó que estaban en el lugar correcto. Unos segundos después de que bajaran del caballo, un gruñido se hizo presente desde el cielo; el dragón volaba por encima de los nobles para luego aterrizar en la tierra de huesos descompuestos. Los nobles se refugiaron rápidamente tras el primer árbol que encontraron, mientras ella le explicaba fugazmente a él, cómo arrebatarían la vida del dragón. Una vez acorado el plan, el caballero salió del escondite para dirigirse con osadía, hacia el temible. Con un movimiento rápido, ató el cuerpo del dragón con su cinturón, mientras la bestia gruñía más. La reina emergió del árbol i con mucha fuerza, clavó la lanza con sus dos manos; en el corazón del dragón. Aunque no fue lo suficientemente rápida, ya que en un solo segundo, el dragón mordió el brazo del caballero, ocasionando su pérdida. Ella ahogó un grito de terror tras el repentino ataque, y corrió hacia el caballero, para encontrárselo ya fallecido. Del cuerpo también fallecido del dragón, emergió una luz verde cegadora, que se fue expandiendo y desapareciendo poco a poco. Una vez desaparecida la luz, en el lugar donde tendría que yacer el dragón, no estaba, pero sí que había otra cosa; el cuerpo de un hombre desconocido. La luz volvió, aún más cegadora que antes, y ahora de color vívido. En ese instante, salió del corazón del hombre desconocido para colarse en el cuerpo sin vida del caballero noble. Unos segundos que le parecieron años a la reina, la luz volvió a desaparecer, pero ahora acompañada de la tos del noble caballero.
Estaba vivo, o eso creía la reina.
Él abrió sus ojos y, levantándose con pesadez de la tierra, se quedó mirando sus piernas con asombro, olvidando completamente el hecho de que no tenía el brazo izquierdo. En su brazo derecho descansaba una rosa roja brillante, que se la ofreció dubitativamente a la reina, quien la aceptó desconcertada y sin poder articular ninguna palabra. El cuerpo del desconocido hombre que se encontraba en el lugar donde desapareció el dragón; tampoco estaba.

La reina se preguntaba qué era lo que pasaba, y qué era la misteriosa luz que apareció y desapareció del dragón, el hombre desconocido, y el caballero noble que supuestamente resucitó. Los dos primeros, desaparecidos. Lo que la reina no sabía, era que el caballero noble se había convertido en el hombre desconocido, que fue maldecido anteriormente y fue convertido en dragón. Y ahora su alma se encontraba en el caballero noble.

El Caballero Dragón Where stories live. Discover now